36. La regla ya no está derecha

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Narra Lheyra:

Al llegar a la mansión Skillek, solo estaba Matthyw, quién permanecía cruzado de brazos con una posición de enfado.

Creo que ya le contaron lo que hice.

-¿Está muerto?-La pregunta dirigida a sus hermanos, surge en un tono firme, tanto que me recuerda a un militar.

Y ahora mismo me siento como un cadete siendo apunto de ser regañado por su superior.

-No, no fue tan grave el choque-Informa Lukaw.

-Pero pudo serlo-Habla el rubio.

-Y hubiera muerto-El tono feliz del castaño no me pasa desapercibido, ni si quiera parece enfadado o preocupado a diferencia de sus hermanos que se mantienen rígidos.

-Y nos hubieran inculpado-Interviene Nizaw-Fueron varios quienes presenciaron nuestra pelea, sin contar que los cables están cortados.

Su mirada cae en mi con recriminación, y sin saber muy bien porqué agachó la cabeza avergonzada.

-Los cables no están cortados-Refunfuño-O al menos no es predecible el daño.

Sé hacer que un intento de dañar a alguien, parezca un simple accidente de mecánica.

Matthyw suelta una carcajada amarga sin nada de gracia, antes de hablar.

-¿Y cómo podemos saberlo? Podrías habernos querido inculpar.

Me quedo callada sin nada que decir, hasta que siento a Lukaw a mis espaldas.

-Tampoco vamos a estar suponiendo, el imbécil no está muerto, que más da lo que haya pasado.

-Aún así, aunque los cables estén perfectamente cortados ¿cómo van a justificar que se haya chocado? No estaba ebrio-Remarca el rubio con enfado.

-Todos pueden tener accidentes-Defiende el castaño.

-Intento de suicidio-Suelto.

-¿Eh?

-Tiene un corte en la muñeca, echo por su propia navaja...-Explico.

-Lo tienes todo pensado-Admite Lukaw con felicidad.

Pero parece ser el único feliz, Nizaw me observa con más desconfianza que antes, y su mirada parece analizarme tanto, que siento que puede leer a través de mi.

Y Matthyw, solo me mira con enfado, como si fuese yo la culpable de todo. Vamos, no he hecho nada muy malo.

La puerta de la entrada, hace que todos volteamos a ver a Leticia, que entra como siempre con elegancia. Su atuendo, destila delicadeza y gracia, como diría mi madre, clásica de una dama. No hace falta verla mucho, para saber que es hermosa.

De algún lado, tenían que heredar tanta belleza sus hijos.

-¡Lheyra! Cariño, cuánto tiempo-Saluda, y fuerzo una sonrisa, porque realmente con este ambiente tan incómodo me es difícil sonreír.

-Tanto tiempo-Repito.

Realmente se supone que debería haber venido a desayunar todos los días con los Skillek, pero siempre y cuando su madre no estaba para esa hora. Yo simplemente no venía.

Hace seis días que supuestamente debería de estar a cargo de los señores Skillek, sin embargo, ni si quiera conozco al Sr. Skillek. Y Leticia a pesar de ser sumamente amable, no pasa mucho tiempo en su casa.

Por eso, de los seis días creo que solo he venido dos, y la única razón es la simpatía de la señora Skillek, hace realmente agradable el rato con ella. A diferencia de sus hijos, que parecen esforzarse por no ser simpáticos.

Leticia me envuelve en sus brazos y yo correspondo su abrazo, antes de que saludé también a sus hijos.

(...)

Luego de merendar con la familia Skillek, volví a casa, y ahora me encuentro en mi cama, sentada esperando. Ni si quiera sé que estoy esperando, pero al mirar la antigua portada del libro de recetas—ese que robe a mis vecinos, con los cuales hace unos minutos estaba charlando en la merienda, por cierto una charla demasiado normal—solo es una portada tradicional, sin nada que resalte.

Pero sé que si lo hace. Mis dedos pican por abrir el libro, pero no sé si deba hacerlo.

Al diablo. La curiosidad me va a matar.

Mi respiración se corta cuando abro el libro, pero...no, no sucede nada. No sé realmente si esperaba que saliera un dragón o algo, porque lo único que leo es “¿Como preparar una tarta de frambuesas?”.

Suspiro, pasando las páginas sin encontrar nada extraño, hasta que levanto el libro, y un pequeño papel cae de él.

El papel arrugado por el paso del tiempo, queda sobre las sábanas de mi cama, contrastando con el color amarillento que tiene.

La letra pulcra, y con un suave trazo, parece haber Sido escrito por una pluma. Hace años que no se usan de esas.

"Hoy sueño; una razón buscarás en garras armadas será".

¿Qué significa eso? Ni si quiera tiene sentido.

Volteo el papel pero no hay nada. No hay nada más que me pueda ayudar a entender lo que dice. Y bufó al ver una frase que tampoco tiene lógica “La regla ya no está derecha".

Suelto el papel, dejandome caer sobre la almohada, pero no me da tiempo a cerrar los ojos cuando un mensaje llega.

La fiesta. Es esta noche.

(....)

¡Heyy! ¿Cómo están? ¿Qué creen que significa el mensaje? Dejen sus comentarios!

"Hoy sueño; una razón buscarás en garras armadas será".
No olviden, que la regla ya no está derecha 😉

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Where stories live. Discover now