CAPÍTULO 3.- primer fragmento

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—¡Lo dije todo! —el sujeto se retorció en el suelo—. ¡Lo juro!


—Si —Bael lo miró sin expresión alguna—, lo se.


Con un movimiento rápido de la mano hizo aparecer su lanza y atravesó su cuerpo.


—No era necesario —Concetta llegó a su lado—, mis informantes dijeron que hace años no practicaba magia negra.


—Pero sabía hacerla —replicó Bael haciendo desaparecer su lanza—, lleva la magia negra en su ser y podía practicarla otra vez.


—Los hechiceros no se divide en solo magia blanca o negra y usar una u otra no te define quién eres —Concetta miró preocupada a Bael—, como un semidemonio deberías saberlo más que nadie, tu esencia es magia maligna y eso no significa que seas una mala persona.


—Depende a quien se lo preguntes —dijo Bael yéndose y dando por terminada la conversación.


Concetta chasqueo con la boca, el bendito de Jaime había hecho un buen trabajo con el hijo de Alan. El muchacho era un témpano de hielo asesino. Aprendió a controlar sus emociones a la perfección, pero resultó ser mucho más escalofriante que el mismo Jaime.


Ella se dio cuenta que había perdido totalmente el respeto por la vida de otras personas que no fueran de su raza.


Lo peor era cuando visitaba el Reino para ver a su hijo adoptivo Belial. Ver al hijo mayor de Alan actuar como si nada pasara con su familia. Con una sonrisa que parecía real, pero Concetta también fue aprendiz de Jaime alguna vez, podía ver la máscara, aunque sea tan bien realizada.


Bael revisó las habitaciones, estaban en un monasterio abandonado, donde encontraron a uno de los hechiceros que habían luchado en la batalla del Reino hace años. El medallón que Gerard había encontrado les dio más rastros de lo que imaginaron. Bael sintió algo de emoción al encontrar alguna pista después de tantos años de alguno de los hechiceros que escaparon aquella vez. Sin embargo, fue cauteloso con sus expectativas, no era bueno para él mantener la esperanza de tener algún rastro de ella.


Después de tantos años de buscarla, simplemente se resignó a que nunca la encontraría.


Aunque él sabía que jamás tendría la fuerza para evitar seguir buscándola.


Se paralizó en medio de un pasillo cuando detectó un rastro leve y antiguo de esencia demoníaca. No era como la suya, era más como la de su hermano Belial.


Camino con premura de donde la sentía, entró a la habitación abandonada como las demás del lugar. Entonces quedó mirando lo que parecían dos cunas, se acercó con lentitud a ellas y tomó las colchas polvorientas que tenían encima.


El olor lejano pero que confirmaba la existencia de dos bebés demonios le golpeó la nariz, era el mismo olor que alguna vez detectó en Belial cuando aún era un pequeño niño que le pidió que lo cargaran.

THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora