CAPÍTULO 22.- primer fragmento

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—Esto no está bien —Estefan miraba a Gunnar como si este fuera a transformarse en algún tipo de criatura que los atacaría sin motivo—, sigo pensando que estamos incursionándonos en un territorio que no nos compete.


—Es el poder que la diosa luna le brindó a Liam por alguna razón —le defendió Theo—, no creo que sea un lobo dorado y que la diosa luna le haya bendecido por nada.


—Que tengas un arma de fuego, no significa que puedas ir por ahí disparándole a todo el mundo —gruño Estefan aun mirando mal a Gunnar—, yo soy un demonio, no por eso voy a ir por ahí causando desgracias, no creo que le concedieran ese poder a Liam para usarlo cuando le complazca.


—Créeme, no creo que pueda hacerlo cuando me complazca —Liam se masajeaba el pecho con el rostro contraído por algún dolor—, me siento exprimido, mi poder está casi vacío dentro de mí.


Gunnar seguía en una especie de trance y Bael estaba al lado de Estefan tomando su debida distancia sin decir palabra alguna.


Theo fue el único valiente en acercarse al revivido.


—¿Te encuentras bien? —pregunto el futuro beta del Reino—, ¿Cómo te sientes?


—Como... —se expresó el hechicero en susurros—, siento dolor en el pecho, como si hubiera sido atravesado con algún arma.


Estefan contuvo una risa que terminó con una tos seca.


—¿Será porque Bael literalmente te atravesó con su lanza? —Estefan sonrió con malicia siendo aún cauteloso con el hechicero—, supongo que ese tipo de daños mortales no se olvidan con facilidad.


Gunnar levantó la mirada, conectando con la de Bael.


—Me mataste.


Bael frunció el ceño.


—Si —asintió el semidemonio—, lo hice.


—Me atravesaste con tu lanza demoníaca —Gunnar se tocó el lugar donde Bael dio el golpe mortal sin desconectar la mirada con Bael.


—Efectivamente —respondió impasible.


—Yo morí.


Estefan fue el que le respondió esta vez perdiendo la paciencia.


—Si, imbécil —gruñó Estefan—, moriste, Bael te atravesó con su mondadientes gigante y caíste al suelo como un costal roto.


—Estefan —le advirtió Bael sin mostrar expresión alguna—, cálmate.


—¿Entonces qué hago aquí? —Gunnar empezó a volverse a sí mismo—, se supone que me matarías para acabar con Orión, ¿Logró escapar y sanarme de algún modo?

THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora