CAPÍTULO 23.- primer fragmento

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Estefan aparece a las afuera de su casa en el Reino, las protecciones que había puesto evitaban que apareciera dentro de la casa. Entró en ella siendo recibido por varios maullidos.


—Ahora no —sonrió Estefan acariciando algunos de sus gatos—, ¿Dónde está su otro papá?


Estefan llamó a su esposo, lo olía y sentía dentro de la casa.


—¡Joon!


Camino hacia la habitación de ambos. Encontró la puerta cerrada.


—¿Joon?


No escucho respuesta.


Rompió la manija de la puerta y empujo esta con brusquedad. Vio a Joon echado en la cama con su laptop sobre una mesita. Parecía trabajar cómodamente.


—¿Joon?


Este no le hacía caso.


—Estoy a punto de romper esa máquina en dos, así que contéstame —gruño Estefan.


Este había aprendido por las malas, lo malo que podía ser romper las cosas de Joon, pero a veces Joon lo hacía enojar demasiado y necesitaba descargarse con algo cercano en vez del mismo Joon.


—Te estoy escuchando —habló con voz calmada sin apartar la vista de la pantalla—, estoy ocupado.


Estefan entrecerró los ojos y se acercó peligrosamente a Joon.


—Acabo de llegar de un lugar peligroso, donde arriesgue mi vida —siseo Estefan—. ¿Este es el recibimiento que merezco?


—¿Querías una fiesta de bienvenida? —se burló Joon—, seguramente en el palacio debieron hacer una, ya que casi te mueres por cumplir tu misión.


Estefan frunció el ceño.


—¿Estás molesto porque casi muero?


—¿Por qué lo estaría? —Joon se encogió de hombros—, casi me arrastras contigo en tu muerte, no es nada por lo que tenga que preocuparme. Ahora sé que debo estar listo para dejar este mundo cada vez que te largues de misión.


Joon siguió trabajando y Estefan boto aire frustrado, mirando al cielo por alguna iluminación. Como no recibió ninguna, volvió a mirar a Joon y con un movimiento de la mano, hizo que la laptop de Joon impactara contra la pared y se destrozó en pedazos.


El alfa coreano no tuvo tiempo de reaccionar, porque su esposo lo aprisionó contra la cama.


—¡Eres un maldito imbécil! —exclamó Joon.


—Un imbécil —sonrió Estefan—, pero TÚ imbécil que te extraño mucho.

THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUNWhere stories live. Discover now