CAPÍTULO 8.- tercer fragmento

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Pasó más de una semana antes de que llegaran a la manada Black Moon, una semana en la que Gunnar estaba demasiado nervioso. Después de darle la sorpresa a Jess y a Dantalian de que está consciente y fuera hablar con los alfas sobre toda la situación. La carroza donde había estado siendo transportado mientras estaba durmiendo más de una semana se prendió en fuego sin motivo alguno.


Cuando pudieron apagar el fuego y Gunnar revisará todo lo entendió. Fue el juguete carbonizado de Dantalian lo que estalló. Gunnar se aterró, él lanzó un hechizo de protección al muñeco para que sirva como escudo de Dantalian. Para que el muñeco se prendiera fuego de ese modo y estallara carbonizando todo a su alrededor significaba que un ente poderoso y maligno intentó rastrear a Dantalian.


Gunnar tenía demasiadas preguntas en la cabeza sin poder responder, no había forma de que supieran quién era Dantalian, lo que significaba que la cosa que lo perseguía seguramente percibía su poder. Eso le hacía cuestionar la naturaleza de Dantalian. Su abuelo y su padre eran semidemonios. Por lo que seguramente Dantalian también lo era.


Sin embargo, Gunnar sabía de buena fuente que los semidemonios no mostraban sus poderes hasta llegar a la adolescencia , ¿Por qué Dantalian ya podía manejar sus poderes? ¿Los semidemonios podían rastrearse o sentirse entre sí? ¿Por qué hasta ahora recién sienten a Dantalian?


Podría ser porque Dantalian recién muestra uso de sus poderes, tenía la hipótesis de que algún semidemonio podía sentirlo, tal vez su propio padre podía sentir la parte de él creciendo en otro lado sin entender lo que era.


Gunnar estaba muy confundido y Dantalian estaba totalmente desconsolado.


El muñeco de madera era su mejor amigo y el pequeño lloró por tres días seguidos. No sirvió de nada que Kenai le prometiera hacerle toda una familia de muñecos de madera en forma de osos para que no extrañara al señor Toto.


—Tenemos que hablar —Gunnar sostuvo del brazo a Jess—, a solas.


—Falta un poco para llegar a la manada —dijo Jess confundida—. ¿Por qué no hablamos cuando lleguemos ahí y estemos solos?


—Ven Jess , deja que Kenai cuide Dan un rato —habló Gunnar.


Kenai asintió mirándolos extraño.


Se separaron del grupo que organizaba todo para seguir la marcha hacia la manada. Gunnar hizo un hechizo para que no los escucharan con su audición de lobos, sabía que Kenai o alguno de los alfas estarían intentando escucharlos. Desde el incendio a la carroza, estaban más atentos a ellos.


—Creí que aún te recuperabas para usar tu magia —dijo Jess.


—Ya estoy mucho mejor, he estado una semana sin usarla —se explicó Gunnar—, Jess, ese incendio no fue accidental ni una chispa que solté de casualidad como les dije a los demás.


—Lo supuse —Jess asintió—. ¿Qué pasó?


THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUNWhere stories live. Discover now