CAPÍTULO 37.- segundo fragmento

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—Esto está abarrotado —Aiko intentaba adentrarse a la cabaña, gritando por que la música estaba a todo volumen—, ¿Dónde están los demás?


—No tengo idea —Taylor se ponía de puntillas para intentar localizar a Theo y su familia—, mira, tu revisa por el lado izquierdo de este lugar y yo por el derecho. Si una se encuentra a los chicos, lanzará un cuchillo al techo como señal.


Aiko asintió sintiéndose más tranquila al saber que no era la única que se guardó algunas dagas y cuchillas por precaución.


Cada una tomó su camino. Aiko intentaba bailar como podía para avanzar, se dio cuenta que era más fácil caminar si pretendías bailar que empujarlos. Estuvo varios minutos balanceándose entre los presentes, algunos podían olfatearla y darse cuenta de que era humana. Algunos le sonreían e intentaban bailar más cercanamente. Ella solo sonreía e indicaba con la cabeza que estaba avanzando.


Llegó a un extremo de la cabaña donde vio unos muebles y gente sentada ahí. Entonces lo vio.


Natsuki se reía a carcajadas, con un vaso rojo de plástico en una mano y sujetando la cintura de una chica sentada en sus piernas en la otra. Ella se reía igual que él y después le decía algo al oído.


Aiko se sintió mareada, sintió un golpe fuerte en el pecho.


Empezó a caminar solo para alejarse de esa imagen, no quería verlo más. Necesitaba algo para refrescar su boca que se quedó totalmente seca. No supo en qué momento llegó al bar de ahí, no recuerda si realmente pidió el trago que el barman le entregó y tampoco pudo identificar qué tipo de bebida era. Solo supo que le sabía a gloria.


¿Por qué se sentía traicionada?


Ella y Natsuki eran amigos, ella se lo había dicho de muchas formas distintas. A él , a todas las personas que preguntaban y sobre todo a ella misma.


Porque estas enamorada de él


Se respondió a sí misma, era la dura realidad, estaba enamorada de Natsuki y ahora él estaba con otra mujer y ella hervía en celos. Él no le debía ninguna explicación y, sin embargo, ella quería sacar a la chica de sus piernas y traspasarla con su katana.


A pesar de su aturdimiento, escucho el sonido de la hoja de una daga traspasar el aire. Miro el techo, ahí estaba clavado una pequeña daga en el techo de madera. Aiko sacó una shuriken de una cavidad secreta de su sostén y la lanzó al techo en respuesta para que Taylor supiera que también encontró a Natsuki.


—Oh, tú eres la cazadora de Natsuki ¿verdad? —sonrió el barman—, lo sospechaba porque eres humana, pero esa excelente puntería me lo ha afirmado.


—Yo no soy nada de él —siseó Aiko terminándose su trago.


El barman le sonrió más y después volvió a servirle otro trago.


—Soy Dorniar, amigo de Natsuki desde la escuela —dijo alegre—, no sabes lo contento que me puse al saber que al fin encontró a su mate.

THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora