CAPÍTULO 40.- segundo fragmento

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—¿No es este un día fenomenal? —preguntó Liam sin evitar poder moverse de un lado a otro—, ¿No lo crees Seraniel?


El ángel que estaba degustando de unos deliciosos postres servidos en una bandeja antigua y exquisita para él, simplemente no respondió.


—¿Todo saldrá bien, verdad?


—Antes me quejaba porque no podía hablar con mis personas —Seraniel dejó un delicioso bombón relleno de mango renuevo en su plato—, ahora quisiera volver a hacer invisible.


—Tienes razón, debo dejar de ser tan negativo —Liam se acomodó el cuello de su uniforme—, debo ser firme con respecto a mi decisión, soy el próximo Rey de los hombres lobos, debo dar ejemplo de autoridad.


Seraniel suspiro derrotado.


—Eres el protegido de la diosa luna, no tienes que atemorizarse —Seraniel dejó su plato sobre la mesita que tenía al lado—, y tienes a los seres más aterradores de este planeta cuidándote como si fueras un bebé. No eres quien, para temer, príncipe Liam.


Liam se desparramó sobre su nuevo despacho, había sugerido que él también necesitaba un espacio especial dentro del palacio donde estar con su propio escuadrón. Al día siguiente Sulen, el asistente de su padre, le tenía uno completamente equipado. Mucho más moderno que él de su padre.


En un área donde casi nadie iba del palacio, como no le dijo a nadie que tenía uno a parte de su padre. Era como su propio escondite dentro del palacio.


Solo Seraniel conocía el lugar y también era el nuevo espacio favorito del ángel. Estaban por encima de la cocina y tenía un pequeño ascensor de alimentos propio conectado para que le subieran la comida que quisiera.


—Se que no podrían hacer nada —siguió Liam —, solo no quiero que la amistad se quiebre, somos un equipo sólido y unido de amigos, más que alfas. Mi deseo es que eso no se pierda y que tampoco pierdan la fe en mí.


Seraniel sonrió.


—Ahora entiendo porque la diosa luna te eligió para brindarte su poder —Seraniel sonrió —, tienes un gran corazón, pareciera que fueses...


Entonces Seraniel frunció el ceño y guardo silencio en medio de su oración, Liam iba a preguntarle qué le pasaba, pero un mensaje de Gabriela preguntándole donde estaba hizo que saliera inmediatamente de su despacho.


—¡Ya es la hora! —Liam tomó sus documentos —, deséame suerte.


El príncipe palmeo su hombro y salió rápidamente. Seraniel miro hacia el cielo con un gesto de interrogación.


—¿No lo es verdad? —Seraniel no escucho respuesta —, no..., no puede ser.


Se volvió a sentar y disfrutar de los manjares de la cocina. Alguien como él no podía ser eso, alguien con tanto poder tendría que caer en las tentaciones y malos actos de vez en cuando. Por mínimo que fuera.

THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora