CAPÍTULO 39.- segundo fragmento

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—¿Ya terminaste de llorarle a Gaby? —preguntó Estefan en un tono burlón.


—Jodete —Bael tenía una bolsa de hielo en los ojos mientras estaba recostado en el pasto.


—Oye, pero mira el lado bueno —Estefan se acostó a su lado—, lo intentaste, ¿Te dijo que no importa que es lo que quieres, ella jamás la perdonaría?


—No dijo nada, solo desapareció cuando terminó de rogarle —explicó Bael con la voz ronca.


—Puede que lo esté pensando.


—El tiempo no está de mi lado —Bael gruño un poco—, supongo que tendré que irme antes de la reunión de manadas.


Estefan frunció el ceño.


—Tienes que entender a tu hermana, Bael —Estefan estiró su brazo para golpearle el pecho—, si yo mismo no hubiera visto como Jessy nos desconoció y en las condiciones en que la encontramos. Probablemente estaría del lado de Gabriela y la intentaría matar yo mismo.


Bael soltó un largo suspiro.


—El problema es que Gabriela no puede creerlo y la entiendo —siguió Estefan a falta de respuesta—, puede que la Jessy de ahora sea inofensiva, pero la Jessy de antes... Gabriela no puede distinguir a las dos. Ella solo ve a la perra traicionera.


—No la llames así —gruño Bael enojado.


—Perdón, a la distinguida mujer que confabuló para asesinarnos a todos —replicó Estefan burlón—, te guste o no, lo justo sería que la enjuicien. Tiene que ser enjuiciada, pero Gaby luchando por que la cuelguen nos mete en un dilema.


—Me iré esta misma noche.


—No seas tan dramático —se quejó Estefan—, es tu maldita gemela, tú la conoces mejor que nadie. Tu deberías saber cómo convencerla.


—Ya hice lo que podía.


—No, le rogaste como un idiota —Estefan chasqueo con la boca—, Gaby no es la que se dejan convencer por cosas tan triviales.


—¿Y qué quieres que haga entonces? —Bael se quitó la bolsa de hielo para mirarlo lleno de rabia—, tiene el corazón más frío que esta bolsa y no pienso hacerle daño a mi hermana. Lo mejor es tomar a mi familia y largarme.


—Me gustaría dejarte ir —Estefan miro al cielo azul—, porque así arruinarías los planes de imbécil de Jaime Dickens, pero no quiero a mi sobrino lejos de todo lo que merece.


—¿De qué carajos estás hablando ahora? —Bael le lanzó la bolsa de hielo a Estefan—, ¿Por qué estás echándole la culpa ahora a mi tío Jaime?


—Ya sé por qué no se opuso a todo tu rollo y te ofreció ayuda —Estefan aplasto la bolsa de hielo con sus manos—, porque sabía que tu hermana haría el trabajo por él.

THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora