THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUN

CAPÍTULO 32.- primer fragmento

—¿Qué?

Joon se levantó de su asiento para acercarse a su esposo.

—Joon... —Estefan lo abrazó inmediatamente—, se que esto suena raro, aún no sabemos qué está pasando realmente.

Joon lo abrazó con fuerza.

—Lo siento Estefan —se disculpó el alfa—, me he estado comportando como un imbécil contigo.

—Estabas de duelo, no pasa nada —Estefan agitó su cabello—, además que has estado atareado con esta manada de mierda. Siendo todo un gran alfa.

—He estado pagándome contigo toda mi frustración y tratándote como si fueras un subordinado más —Joon recostó su cabeza en su hombro—, de verdad lo siento amor.

—En tu defensa, te ves bien sexi cuando te pones mandón —dijo el semidemonio en un tono burlón—, además que todo el sexo despues de las peleas ha sido muy beneficioso para mí.

Joon gimió de frustración.

—Enserio eres un cabezota —lo reprendió con cariño—, ¿Qué voy a hacer contigo?

—Amarme mucho —replicó Estefan besándole la mejilla—, no te queda de otra.

Joon suspiró y se sentó sobre su propio escritorio.

—Entonces hay todo una cadena de corrupción dentro de la manada, probablemente Shin y mis padres estuvieron involucrados —Joon se pasó la mano por su cabello—, por la diosa, ¿Por qué mi familia es tan complicada?

—No hablemos de familias complicadas que te gano.

—¿Exactamente qué has averiguado?

Estefan procedió a explicarle todo lo que junto a Gerard encontraron con respecto a la empresa de sus padres y como esta estaba siendo una tapadera de algo más grande.

—Mi sospecha es que tus padres también eran parte de la red, pero al igual que Shin, pasó algo que los hizo poner en una lista negra —Estefan tamborileo sus dedos sobre el escritorio de Joon—, lo que no sé, es que hizo la diferencia. Tus padres cayeron en desgracia, pero en cambio Shin —Estefan guardó silencio un segundo—, lo que le hicieron a Shin es extremo.

—¿Hay una posibilidad de que mis padres sean inocentes? —preguntó Joon con el tono de voz muy bajo.

Estefan lo miró con aprensión.

—Es un poco posible —Estefan tomó la mano de su esposo—, pero lo más probable de que fueran castigados por ser parte de todo esto. No quiero...

—No soy tonto, Estefan —replico Joon—, por amor a la diosa, nadie tiene que explicarme que mi propia madre intento matarme. Estuve ahí, lo recuerdo muy bien. Ella sujetó mi cabeza con fuerza e intentó ahogarme en mi propia bañera. Mi hermano tuvo que morderla para que me soltara, golpeo a mi hermano y mi padre intervino por el alboroto. Estuve internado, si solo me hubiera dejado unos segundos más en el agua y mi padre no me hubiera dado respiración boca a boca. No estaría aquí, fue cuestión de suerte supongo.