Capitulo VIII - Gavrel

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Me encuentro en mi despacho revisando algunos documentos que
tengo que firmar y esperando a Mateo con la información que le
pedí a Sara. Ya Mateo me había acompañado a comprar el anillo de compromiso. Jamás imaginé que Valeria sería mi esposa en tres años, y juro que esa mujer está destinada para mí. Es como si el
destino nos hubiera planeado esto.

Me llegaron los 4 guardaespaldas hace una semana, tal como ella
misma dijo que enviaría para que me cuidaran. Fueron escogidos
por ella misma, así que no tengo que preocuparme por si no son de confianza. Además, cuento con Mateo y Gregory para que cuiden
mi espalda también.

Mi celular suena y veo que es Mateo quien me está llamando.
Contesto de una vez y sin dejarme hablar, me dice:
—Tu prometida está siendo atacada en la ruta de Queens. Ella va en su coche y con dos guardaespaldas, tengo entendido que son sus primos.

—¿Cómo que está siendo atacada, y por quién, Mateo? Explícame cómo carajo yo no sabía. Si se supone que tengo que tener ojos por todo Nueva York, ¿cómo es posible que no me enterara?

—Ella acaba de llamar a Sara para pedir una información de una
placa y están hablando, y joder, Gavrel, se escuchan disparos.

—Dile que cuelgue y me conteste el maldito celular, Mateo.
Cuando conecto la línea con ella, lo primero que hago es
reclamarle:

Me pones cuatro malditos guardaespaldas para que me cuiden con su vida, pero jodidamente tú solo andas con dos. ¿Quién carajos te crees, una inmortal? Porque definitivamente no lo eres, mujer.

—Hola, cariño. Yo me encuentro muy bien en estos momentos,
en una pequeña batalla, pero bien. ¿Y tú, Gavrel? Si no quieres que
ponga una maldita bala en tu cabeza, mejor calla.

—Qué graciosa, Valeria. Más te vale que cuando llegues a Nueva
York no tengas ni un maldito rasguño, porque voy a quemar todo Estados Unidos hasta encontrar a la rata que te quiere muerta. No importa, igual lo haré.
»Juro que cuando tenga a la rata que le está disparando a mi
mujer, lo torturaré hasta que ruegue no haber nacido nunca. Porque nadie toca lo que me pertenece y me importa una mierda si tengo que llevarme a 100 personas por delante. Quiero 20 personas en la ruta 495. Tenemos que llegar a ella antes de que le pongan una mano encima. Y juro que, si ninguno de ustedesempieza a mover el maldito trasero, los voy a matar.

Me subo a la camioneta junto a Pavel, Nikola, Dimitri y Andréi y
me dirijo hacia la ruta 495. Le encargo a Gregory que nos espere en la mazmorra. Como mínimo, deberíamos tener a un maldito con vida para sacarle la información de quién lo envió.

Pavel está en Línea con Maximiliano, que se encuentra en la otra camioneta, junto con cinco hombres más. Detrás de nosotros, nos siguen dos camionetas, cada una con cinco soldados. Según Maximiliano, la camioneta fue robada.

—Gavrel, cariño, cálmate, solo quedan siete. Estaré en la 278 en
The Richardson en una hora. Ponme atención, Gavrel —me dice Valeria.

—No me digas cariño en estos momentos, joder, Valeria. No
puedo perderte. Acabo de saber que vas a ser mi esposa. No puedo perderte, entiéndelo.

—No me vas a perder, Pakhan. Sé que esto es difícil para
nosotros y solo tenemos una semana de habernos conocido, pero créeme que soy la mujer más fuerte que puedes conocer. Dame unos minutos.

—Edward, ¿cuántos quedan? —le pregunta Valeria a Edward.
La escucho hablar en la línea con uno de sus primos. Se escucha
tan serena, como si nada estuviera pasando. Mi pecho se aprieta al
saber que Valeria no le tiene miedo a la muerte. Estoy a unos
segundos de volverme loco y apuesto mi vida a que algún maldito diablo y Dios la están protegiendo. La escucho darles unas indicaciones a sus primos y no me gusta para nada lo que está planeando.

—Sergei, Edward, tomen la ruta hacia Long Island City. Ahí los
estará esperando Liam Payne. Gavrel me estará esperando en Nueva York —les dice Valeria.

—Valeria, no podemos. Es nuestro deber protegerte. Eres la
única mujer de nuestra familia —le responde Edward.

—Y estoy de acuerdo con eso, Valeria. No puedes ir sola.
Necesito que te protejan. Ya estamos llegando, Val. Por favor,
aguanta un poco. Por favor —le digo.

—Escuchen, están heridos y no nos quedan muchas balas. La
mejor opción es dividirnos. Si es así, haremos lo siguiente: a la
derecha, tomen esa ruta y yo seguiré directo. Los hombres de Gavrel tienen que estar llegando en una hora. Ellos no los quieren, pero yo sí, y los necesito vivos. Solo queda un carro siguiéndome con dos personas. Estoy segura de que me seguirán. Es ahí donde Gavrel los estará esperando —les dice ella.

—Gavrel, necesito a dos vivos, por favor. A los demás pueden
matarlos. ¿Puedes hacer eso por mí? —Haría cualquier cosa por
ella. Solo tiene que pedírmelo.

—Claro que sí, estamos llegando en una hora, Valeria. Resiste
hasta que lleguemos. Sergei, dile a Liam que nos reuniremos en dos
horas en el caserón.

—Como ordené, Pakhan. Y queremos pedirle un favor: cuídela. Es nuestro pequeño copo de nieve —me dice Sergei.

—Deja eso en mis manos. Y que traten sus heridas. Hicieron un
gran trabajo.

Han pasado 50 minutos y casi llegamos al lugar de encuentro.
Me mantengo en la línea y escucho las respiraciones de Val y al
segundo escucho nuevas detonaciones. Han empezado a
dispararle. ¡Maldita sea! Diez minutos después, estamos en el
punto de encuentro y veo el Bugatti de ella a toda velocidad, con las dos camionetas detrás.

—Vamos, pequeña orquídea. Solo faltan unos pequeños
kilómetros. Resiste, bebé —escucho un grito proveniente de ella y
el carro se desvía.

—Maldita sea, Pavel, acelera la maldita camioneta.
Saco mi arma y empiezo a disparar junto a mis hombres.

—¡PAAARAAA, PAVEL! —me bajo de la camioneta y sigo
disparando, mientras mis guardaespaldas me cubren. Me acerco al
Bugatti de Val, abro la puerta y le hablo.

—Val, bebé, ya estoy aquí. Mírame, cariño.

—Gavrel, los malditos me dispararon, al igual que a mis
primos, y rompieron mi coche. Solo tenía un maldito mes. Cuatro millones tirados a la basura. Juro que me las van a pagar, cada uno
de los que intentaron matarme.
—Ya somos dos, pequeña.

—Vamos, Val, tenemos que llevarte al médico para que te
revise. Has perdido mucha sangre. Los muchachos han neutralizado a los malditos. Cuatro están muertos y dos están
vivos, como prometí.

Orquídea Roja [ Libro#1 De La Orden]En Físico Where stories live. Discover now