Capítulo XV -Valeria

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Estaba muy emocionada y nerviosa al mismo tiempo. Había aceptado la invitación de Gavrel a cenar en un elegante restaurante de la ciudad. Me tomé el tiempo para elegir un hermoso vestido y arreglarme el cabello de manera impecable. Quería que todo saliera perfecto, teníamos que celebrar, aunque sea nuestro matrimonio.

—  Te ves sumamente increíble, pequeña - me dijo Gavrel.

— Gracias, Gavrel, tú igual.

Cuando llegamos al restaurante, quedé impresionada por la atmósfera sofisticada y elegante. Las luces tenues, las mesas cuidadosamente decoradas y la música suave creaban un ambiente romántico. Nos dirigimos hacia la mesa reservada por Gavrel.

Gavrel me ofreció una silla. Intercambiamos algunos cumplidos. Las palabras de él son únicas, la forma en que me mira. El camarero se acerca para tomar la orden y Gavrel pide algo para tomar.

—  Una botella de vino tinto, es mi favorito como lo sabes - le digo. Mientras esperábamos, conversamos animadamente sobre nuestros intereses y lo que pasó hoy.

— ¿Cómo sabías que el vino tinto es mi favorito? - le pregunto.

— Investigué un poco, pequeña - me responde.

—  ¿Por qué decidiste casarnos de una vez y en ese preciso momento? - le pregunto curiosa.

—  Necesito tenerte cerca para cuidar de ti, aunque ya lo estás, pero ahora lo estarás más - me responde.

Cuando llega el vino, Gavrel sirve cuidadosamente las copas y brindamos por nuestro encuentro. El sabor exquisito del vino y el ambiente íntimo hacen que me sienta cada vez más a gusto en compañía de Gavrel. La conversación fluye sin esfuerzo, a pesar de que nuestros guardaespaldas estén en la otra mesa.

Después de disfrutar de una deliciosa cena, Gavrel me sorprende al sacar un pequeño estuche de su bolsillo. Lo abre lentamente, revelando un hermoso collar con un colgante en forma de corazón. Al abrirlo, también descubro que hay una tarjeta de American Express, pero no una tarjeta común y corriente. Es una Amex negra, un símbolo de lujo y prestigio.

— Valeria, desde el momento en que te vi, supe que eras especial, mierda, es que eres única - dice Gavrel con voz suave. - Me encantaría seguir conociéndote y explorar lo que el futuro nos depara juntos, pequeña.

— Es muy hermoso el collar, y en serio, ¿es para mí? Que conste que me gusta gastar - bromeo. Gavrel se acerca para ponerme el collar.

— No hay límite, pequeña. El dinero es lo que sobra - responde, en ese momento puedo ver que entra la estúpida de Samantha.

Estoy segura de que es la exnovia de Gavrel. Entra al lugar con un aire de determinación en su rostro, pero juro que se lo iba a terminar bajando.

Samantha localiza la mesa donde estamos sentados y se dirige hacia nosotros, la muy estúpida y con paso decidido. Puedo escuchar los malditos murmullos y las miradas curiosas de los otros comensales, que no pasan desapercibidos.

—  Juro que esta vez sí la llevaré de paseo, Gavrel - digo, sorprendida y confundida por la inesperada aparición de Samantha. Me pongo de pie y trato de abordar la situación de la mejor manera posible, pero no me funciona.

— Samantha, esperaba verte aquí y, además, es obvio que lo nuestro nunca iba a funcionar. A ti te gusta que te rueguen, y a mí también - dice Gavrel con voz tranquila pero firme.

— No puedo creer que me hayas olvidado tan rápido, Gavrel. Pensé que lo nuestro significaba algo para ti.

—  Eras un gusto, no una necesidad, Samantha - le responde Gavrel con un maldito ego.

—      Samantha, entiendo que estés herida, pero te pido que respetes nuestra privacidad y nos permitas disfrutar de nuestra velada, a menos que quieras terminar con la vez pasada.

—   Tú cállate, esta conversación es de Gavrel y mía - me replica Samantha, sin entender el mensaje.

—  Samantha, esta es la última advertencia que te doy en este momento. La próxima no seré tan amable - le dice Gavrel.

Los guardaespaldas ya están de pie, esperando órdenes para sacarla del lugar, pero creo que me encargaré yo misma porque parece que la muchacha no aprendió la lección.

— Mira, Samantha, que Gavrel me haya sacado a pasear es algo increíble, pero veo que no aprendiste la lección - la tomo del brazo mientras mis guardaespaldas me siguen.

— Te lo dije, que me lo ibas a pagar, perra - me dice Samantha.

— Y yo te vuelvo a decir que perra tu madre - la voy arrastrando hasta sacarla del restaurante. - Te dije que no te metieras conmigo, te dije que Gavrel pronto iba a ser mi esposo y ahora lo es, lo que significa que ya no es tuyo. Así que no te acerques a él de nuevo. Aún no sé por qué no te doy una paliza.

—Te faltan los huevos para pegarme, niña estúpida - me responde ella.

En eso veo que alza la mano para pegarme, pero no la retengo y le devuelvo el golpe, haciéndola caer al piso. Gavrel me agarra para evitar que le vuelva a pegar.

—No merece que pierdas el tiempo con ella, pequeña - me dice Gavrel.

—Vámonos, ya me amargó la noche.

Orquídea Roja [ Libro#1 De La Orden]En Físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora