Capítulo XX - Gavrel

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Dos meses después...

Llegó el día en que tenemos que recuperar al futuro don de la mafia italiana. Estamos reunidos unas horas antes para planificar el ataque y la intervención en su traslado a la cárcel de máxima seguridad. Stefan, Gabriel, los jefes Kairo Ito y Leonardo García con sus capos se encuentran reunidos para planificar nuestros movimientos. También están Sara y Mateo encargados de las rutas y la seguridad.

-Los armamentos están listos, Pakhan. En la primera caja van cinco fusiles AK47, cinco escopetas Benelli M3, tres escopetas Franchi SPAS 15, seis ametralladoras Gatling Gun, diez armas de 9 mm y municiones para disparar al aire, Pakhan-dice Stefan.

-La segunda caja contiene un par de explosivos por si acaso. Eso lo pidió el narco Leonardo-dice Gabriel.

-Sin explosivos no hay diversión. Además, trataré de causar el menor daño posible - noto sarcasmo en sus palabras.

-Las camionetas que pediste están listas. Además, todas están blindadas. No les entrará una maldita bala, Pakhan-me dice Gabriel.

-Ok, Alessandro comenzará a ser trasladado a las 2:30 pm. Sara, dame la información que te pedí hace meses sobre dónde se encuentra Alessandro.

-Está en el Centro Federal de Detención en Filadelfia, Pensilvania. Lo mejor es que está cerca del territorio del señor Kairo. Eso significa que su rescate será mucho más fácil, Pakhan. Según indica, su traslado es a las 2:30 pm. Estará protegido por cuatro carros blindados, y él estará en el quinto carro, rodeado por dos al frente y dos atrás. En N Franklin St, Philadelphia, hay un semáforo. Lo que puedo hacer es mantenerlo en rojo durante quince minutos. Eso les dará un tiempo de cinco minutos para emboscar las camionetas e inmovilizar a los custodios y policías, otros cinco minutos para sacarlo y tendrán cinco minutos de ventaja sobre la policía. Solo tienen un intento, Pakhan. Si no logran rescatarlo, la cárcel que le espera, como sabemos, está en Colorado, ubicada a unos 185 kilómetros al sur de Denver. Tendrán que viajar hasta Colorado para llegar a él.

-Estoy seguro de que Castel estará pendiente de su traslado, así que tendremos mucha compañía-dice Kairo.

-Aparte de eso, la identidad de Alessandro se mantiene oculta, pero una vez esté con ustedes, eliminaré todos los datos que tenga la DEA y cualquier base de datos, dejando su expediente limpio. Pero igual no importará, porque cuando tome el control de la mafia italiana, le deberán lealtad a él.

-Ok, debemos estar listos en una hora y preparados. Quizás ellos no nos vean venir, pero estarán preparados para cualquier cosa. Alistémonos y nos vemos en una hora debajo de mi edificio.

-Recuerden, él tiene que estar con nosotros y no podemos fallar. No se les olvide.

La vida que construimos no es fácil. Hay que entender que siempre se gana y siempre se pierde. Yo no pierdo y yo no me rindo, y lo que quiero lo consigo. Si necesito que el mundo esté a mis pies, pues lo estará. Tengo el maldito poder del mundo en mis manos. Somos personas que gobernamos el mundo, y no con amor, sino con miedo. Eso es lo que infligimos.

Llego al apartamento y me dirijo a la biblioteca. Sé que está ahí, siempre está leyendo sus libros de romance. Me paro en la entrada de la biblioteca, apoyándome en la pared mientras la observo leer con una taza de café en su mano. Se ve tan hermosa, tranquila, como si el mundo estuviera en paz. Me siento orgulloso de que sea mi esposa, pero a la vez lamento que tenga que vivir en este mundo de mierda. Y por más que me cueste aceptarlo, no soy una persona que exprese sus sentimientos, y ella lo sabe perfectamente. Pero sé que algún día podré decírselo, de eso no cabe duda.

-¿Te vas a quedar todo el día mirándome? Sé que soy hermosa, pero me estás mirando mucho - mantengo mi mirada fija en ella.

-Es hora de irme, pequeña, y solo quería asegurarme de que estuvieras bien. Volveré pronto.

-Eres el Pakhan, claro que volverás a tiempo. Además, quiero ver una película contigo. Si quieres, habrá palomitas de maíz.

-Es una cita, Malysh. Deberíamos tener una. Nunca la hemos tenido, bueno solo la del matrimonio.

-Pues si lo tomas de esa manera, digamos que sí.

-Pero te prometo que daré una cita de verdad. Ahora ayúdame a empacar.

-¿A qué hora será su traslado y dónde lo emboscarán? ¿Tendrán chance de sacarlo? Están bien equipados...

-Shhhh, pequeña orquídea, tranquilízate. Todo está calculado. Su traslado es dentro de dos horas y media y sí, estamos bien equipados.

-Lo siento, no sé por qué estoy tan nerviosa. Debería acompañarte.

-Eso jodidamente no va a pasar, Malysh. Jamás. Si quieres saber qué está pasando, puedo dejarte en el lugar donde se encuentran Mateo y Sara para la seguridad, pero no irás.

-Está bien, me conformo con eso. Vamos a empacar, pues.

En el trayecto, mientras pasan los minutos, siento que ella se pone más tensa y sé que quiere decirme algo, pero no se atreve. Llamo a los chicos y chicas para que estén listos esperándome abajo y ella sigue jugando con sus manos, dándole vueltas a su anillo de matrimonio. Algo le preocupa, algo le molesta. Ya la conozco tan bien...

-Gavrel - me dice y sale corriendo hacia mí, abalanzándose. La alzo para que se enrosque sobre mí como un mono bebé indefenso.

-¿Qué pasa, pequeña? ¿Quieres decirme algo?

-Solo vuelve a casa. Te estaré esperando.

se ve tan indefensa y se siente bien que dependa de mí por un momento, aunque no quiera aceptarlo. Camino con ella enredada en mi cintura y bien agarrada que está. En la otra mano tengo mi maleta. Bajamos a la planta baja y ella todavía sigue sobre mí. Cuando llegamos, el ascensor se abre y todos se sorprenden al ver que ella está sujeta a mí, con su cara enterrada en mi pecho. Hago señas a mi gente para que no digan nada y todos asienten.

-¿Cómo están, caballeros? Están listos. Tenemos que estar allá antes de las 2:30 pm - aún siguen todos callados, hasta Kairo y Leonardo.

-¿Se encuentra bien? - me pregunta Leonardo.

-Sí, solo que no se quiere separar de mí. Los veo en unos minutos. Iré a dejarla en su camioneta.

Entro con ella a la camioneta. Todavía sigue aferrada a mí y no me suelta. Mantiene firme su agarre y siento que algo oprime mi pecho. Últimamente ha estado rara, pero no sé por qué. Trato de mantenerla cerca de mí y abrazarla para que no se sienta mal.

-Pequeña, ¿qué pasa?—le pregunto.

-No es nada, Pakhan. Solo ando un poco sensible, pero solo quiero que sepas que te voy a estar esperando.

-Volveré, solo serán un par de horas. Además, estarás con Mateo, Sara y los guardaespaldas. Si necesitas algo, recuerda que Marcos y Liam están para apoyarte. Volveré en un par de horas.

-Sergei, Edward, cuiden bien de ella. No sé qué tiene, pero no se alejen de ella ni un segundo, por favor.

-Como ordene, Pakhan. Con nuestra vida la cuidaremos.

-Ya pueden irse. -Le doy a Valeria un largo beso con tanta fuerza que se aferra a mí. -Nos vemos, pequeña.

Orquídea Roja [ Libro#1 De La Orden]En Físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora