Capítulo XVIII Gavrel

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Quedé en encontrarme con Mateo y los brigadieres para una pequeña pelea en el gimnasio. Tenemos tiempo sin pelear jiu-jitsu. Mateo y yo tenemos cinturón negro, y nos tomó mucho esfuerzo y entrenamiento llegar al negro. Liam, Gabriel, Marcos y Stefan aún están en cinturón chocolate. Entrenamos desde que éramos niños.

Me arreglo rápidamente, ya que me atrase por estar discutiendo con ella. Esa niña va a terminar volviéndome loco. Tiene un maldito poder sobre mí que ella ni siquiera se ha dado cuenta. Unos minutos más y hubiera perdido los estribos. Solo me llevaré puesto el kimono, y allá tengo un par de ropas que me puedo poner cuando termine. Salgo del cuarto y veo a Val subiendo las escaleras.

- No me esperes despierta, tengo algunos asuntos que atender. Y si vas a salir, avísame.

- Está bien, creo que saldré con unas amigas de la academia. Estoy esperando que me confirmen la cita que reservé.

- ¿Cita para qué? ¿Estás enferma?

- No, solo quiero hacerme un tatuaje. Quiere hacerse un tatuaje. Ella no tiene ninguno, sería el primero.

- ¿Dónde te lo vas a hacer? No estaría mal colocarte un localizador donde te harás el tatuaje.

- En el brazo. Creo que sería perfecto para el localizador también. Llamaré a Sara para que se encargue. Me tengo que ir.

- Malysh, cuídate bien. Ella asiente, le doy un beso y me retiro.

Salgo del apartamento ya con los muchachos esperando en la planta baja. A mi lado siempre se encuentra Pavel, Dimitri y Gregory, y los demás siempre esperan en los coches.

- Buenos días, Pakhan. -me dicen todos al verme.

- Chicos, iremos a entrenar y luego visitaremos al concejal en Queens. Necesito saber cómo quedaron con los envíos. Además, necesitamos hablar de cómo sacaremos al Don de Italia de la cárcel. Ese trabajo lo realizaré yo mismo en persona junto con los demás jefes de la mafia. Será el día en que lo trasladen de cárcel, y eso será en dos meses, en noviembre.

- ¿La señora Sokolov lo sabe, señor?

- Aún no se lo he dicho, y no quiero que lo sepa. Porque definitivamente va a insistir en ir, y no se lo voy a permitir. Así que ustedes no se lo dirán. Me vale madre si su lealtad también es hacia ella como su jefa, pero yo soy el Pakhan, y lo que digo se cumple.

- Como ordene, señor. Igual no se lo diremos. La hemos cuidado desde que era una niña y no la pondríamos en peligro. -siento cómo los chicos se tensan, y mierda, estoy 100% segura de que la enana está detrás de mí. Apostaría mi vida.

- Así que pensaban no decírmelo, qué bonito.

- Mierda, pequeña, aún no sé cómo eres tan rápida para llegar a lugares donde no te han llamado. ¿Dime, eres maga?

- Esto lo arreglamos después. Me tengo que ir. Más vale que ustedes ocho lo cuiden bien. Si llega con algún rasguño o una bala en su cuerpo, les coloco yo misma una bala a ustedes también, y por ahí mismo te pongo otra a ti, Gavrel.

- Siempre tan estricta o mala, Malysh.

- Si un hombre no tiene una mujer fuerte detrás de él, ese hombre no tendrá el poder que necesita, Pakhan.

- En eso tienes razón, pequeña sultana. Siempre dices lo que piensas. -se acerca hacia mí, me señala con el dedo para que baje a su altura y me dice al oído.

- Si yo dijera todo lo que pienso, ya ni parientes tendría, cariño. Me tengo que ir, cuídate. -le digo lo mismo y le doy otro beso. Me aseguro de que suba a la camioneta antes de irme.

Orquídea Roja [ Libro#1 De La Orden]En Físico Where stories live. Discover now