CAPÌTULO XXX - GAVREL

2.1K 124 1
                                    

El sol se filtraba a través de las cortinas de la habitación, y los rayos dorados iluminaban suavemente el rostro de Valeria mientras se despertaba. Bostecé y me estiré en la cama, disfrutando de esos preciosos momentos de tranquilidad antes de enfrentar el día, me levanto para dirigirme a la ventana para deleitarme del paisaje y pensar un poco.


Estaba de pie junto a la ventana, con la mirada perdida en el horizonte ella se acerca a mí y me pone una mano en el hombro.

-¿Estás bien, cariño? -me pregunta, está preocupada, lo noto por la expresión en su rostro.


Suspiro y me volteo hacia ella, tomo sus manos entre las mías.


-Valeria, necesito ir a la oficina hoy -respondo.

-¿A la oficina? ¿Hoy? -pregunta, tratando de ocultar su preocupación-.¿Pasa algo?

-Sí, Valeria. Hay algunos asuntos que necesito resolver personalmente. No puedo dejar que se salgan de control.


La veo morderse el labio inferior, luchando contra la mezcla de miedo y curiosidad que la embargaban.

-Pero me preocupa tu seguridad. ¿Qué puedo hacer para ayudarte?

-le doy una pequeña sonrisa, ella de verdad tiene poder en mí, ahora comprendo esa canción el día que la vi cuando entré en Versaty

-Valeria, eres mi fuerza y mi apoyo. Pero necesito que me esperes en casa hoy. Prométeme que estarás a salvo. -Algo me dice que no lo hará. La conozco muy bien, siempre es sigilosa-, y hablo en serio, Malysh.

-Te prometo que estaré aquí, esperándote. Pero, por favor, ten cuidado, cariño. No puedo soportar la idea de perderte y además eres un jodido imán para las balas. En eso tiene razón ya parezco un colador.

Valeria había estado deseando tener un perro desde hace un tiempo. Siempre hablaba de lo maravilloso que sería tener un compañero peludo con quien compartir. Como pareja, siempre tratamos de complacernos mutuamente, así que no podía resistirme a su petición; ¿quién le podría decir que no a ella?


Llego a la oficina y pensar el poco de papeles que tengo que firmar me da pereza, pero es lo que toca saludos mis soldados que están esparcidos en cada rincón y me dirijo con Pavel, Gregory y Mateo a la oficina.



-¿Que tenemos hoy señores? -pregunto a mis hombres.

-Lo del matrimonio de tus brigadieres con las hermanas de los jefes, ¿va siempre o no? -me pregunta Mateo.

-La verdad, no lo sé aun, no sé qué haré con ustedes, pero el acuerdo se tiene que cumplir Mateo de eso no hay duda.

-Alessandro solicito armas, lavado de dinero, droga y todo lo demás Pakhan, él está levantando su imperio -me dice Gregory.

-Era de esperarse tiene que resurgir, ¿que sabemos de Rodrigo y Obed? -pregunto.

-Hasta el momento nada, aún se mantienen en su mansión, por el momento no han hecho ningún movimiento -me responde Mateo.

Mi celular suena, interrumpiendo la conversación, noto que es Pavel que me está llamando. «¿Y ahora qué diablos pasó?», me pregunto al ver su nombre en la pantalla.

-Pakhan, la jefa va subiendo para su oficina. -Definitivamente ella no capta las órdenes.

-Ok, Pavel, estén alerta recuerda que ella es el blanco en estos momentos.

-Como ordene, Pakhan.


Cuelgo la llamada y espero la llegada de Valeria. ¿Cuándo será el día en mi mujer acate una maldita orden que yo dé?La puerta se abre y ahí está ella, hermosa como siempre con una pequeña sonrisa. Mirándome y observando alrededor. Sus guardaespaldas están detrás de ella, las voltea a mirar y le da una señal de que se retiren y yo hago lo mismo con los míos.

Apenas todos salieron, sus labios cubrieron los míos en un segundo y me empujó contra la pared. Mis manos de inmediato se metieron debajo de su vestido y tiró de sus bragas, dejando escapar una media sonrisa y el encaje rojo lo dejo caer al suelo.

-Esta vez es rojo. ¿Esto es para mí hoy? -me muerde el labio inferior.

Me inmoviliza contra la pared con sus caderas y continua su experta dominación sobre mi boca. Me estaba besando tan salvajemente que las carpetas en el armario junto a mi cayeron al suelo, dejando hojas dispersas por todo el piso.

-Desabróchame los malditos pantalones -ordeno en voz baja, para ver si, aunque sea en estos momentos, puede acatar una orden. En cambio, envuelve sus brazos alrededor de mi cuello y le devolví sus contundentes besos, tomando el control total.

Deslizó mis manos bajo su vestido negro y le apretó el trasero hasta que veo como suaviza los besos y cede completamente, me devuelve el maldito control. Mientras su lengua baila con la mía, la levanto por sus hermosos glúteos y me la llevó al escritorio, dejando caer su culo desnudo contra el frío metal negro. Se aparta de mi boca, empujó todos mis archivos y papeles al piso antes de que quede tendida sobre la superficie. Manteniendo sus ojos en los míos, termino desabrochándome los pantalones porque ella no acató mi orden, liberando rápidamente mi endurecido pene.

Doy un paso adelante, agarrando su mano y silenciosamente le ordenó que lo acaricie. Gruñó cuando su delicada mano se mueve de arriba hacia abajo por mi gran longitud, mientras ella empieza a inclinarse hacia adelante un poco y lentamente lo lleva a su pequeña boca. Mueve lentamente sus labios contra mi pene y más rápido, enredo mi mano en su corto cabello y empiezo a respirar fuerte por lo bien que se siente.

-Joder, Valeria... -mi voz es tan ronca-. Mierda, pequeña...

Orquídea Roja [ Libro#1 De La Orden]En Físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora