CAPÌTULO XXXV - VALERIA

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Mientras estamos en la sala de espera, esperando noticias de Gavrel, necesito saber qué sucedió
en esa conversación que tuvieron ellos, porque él no se metió a defender a su padre mientras

Gavrel lo hacía polvo. Alexis y Margaret están esperando junto a Mateo. Solo me he movido para ir a la cafetería y la gente se sorprende al ver a tantos hombres y mujeres vestidos de negro custodiándome, pero no importa. Al llegar a la sala nuevamente, me siento y espero. Trato de superar la pérdida de mi primo y ya he dado la orden de que recuperen sus cuerpos.

— Familiares del Sr. Sokolov.

—Sí, somos nosotros. Díganos cómo está él —pregunta Margaret.

—Se encuentra estable y fuera de peligro. Despertará en unas horas.

— ¿Puedo entrar a verlo? —pregunto al doctor.

—Sí, claro que sí, Sra. Sokolov.

Le doy la oportunidad a sus padres y a Mateo de que lo visiten primero, mientras yo espero afuera. Este idiota realmente cree que puede ser un ave fénix y recibir cuantas balas quiera. No
estoy dispuesta a pisar un hospital de nuevo porque el muy estúpido no puede esquivar una maldita bala.

Cuando sus padres salen de la habitación, se despiden de mí. Antes de entrar a la habitación,

realizo un par de llamadas para asegurarme de que todo está bien. Llamo primero a Sara para saber el paradero de Obed.

—Sara, dime qué sabes de Obed. ¿Está en Estados Unidos o se fue a su país?

—Valeria, ¡hola! ¿Cómo estás? Tú, el bebé y el Pakhan. Obed salió del país y se dirige al suyo.

—Perfecto. Llámame si ocurre algo. Estamos esperando a que despierte. Te aviso cualquier cosa.

Me acerco a Sergei para preguntarle si pudieron sacar los cuerpos de Edward y Andréi.

—Pudieron sacarlos.

—Sí, Valeria. Mis tíos recibieron el cuerpo de Edward, y el de Andréi fue enviado a su madre, según lo solicitado. También se les dio una gran suma de dinero a cada familia.

—Está bien, Sergei. Espero que este infierno haya terminado.

—Gregory, hay suficientes guardias vigilando el hospital.

—Sí, jefa. Hay 10 en cada entrada del hospital, incluyendo el techo.

—Perfecto. Quiero que se queden cuidando la entrada de la habitación.

—Como ordene, jefa. ¿Se le ofrece algo más?

— Sabes qué, manda a alguien por un batido de fresa y donas rellenas.

—Valeria, ¿en serio? —me dice Sergei.

—Cállate, entrometido. El futuro Pakhan tiene antojos, así que lo que él quiere se le cumple.

— Mierda, murmuran todos. Y Gregory envía a Luis a una panadería.

Procedo a entrar mientras espero que Gavrel despierte. Me siento en una silla que Pavel me acerca a la cama. Solicité que consiguieran algo para leer y entretenerme hasta que él despierte.

Necesito que abra esos ojos grises que parecen indicar que se avecina una tormenta. Pasan minutos, horas y me vuelvo impaciente hasta que el sueño me vence y quedo completamente
dormida.

Orquídea Roja [ Libro#1 De La Orden]En Físico Where stories live. Discover now