veinte

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⎯ ¡¿Dónde estoy?!

El grito femenino despierta a TaeHyung, quien levanta la vista para ver su reloj, el cual marcaban casi las ocho de la mañana. Recostó su cabeza en la almohada después de darla vuelta para sentir el lado frío de la misma, pero antes abrió los ojos, encontrándose a Barbara sentada en la cama, analizando toda la habitación, hasta que lo vió a su amigo casi dormido a su lado y un suspiro de alivio salió de sus labios. Reposó su espalda en la pared detrás de la cama, estando cubierta por las mantas blancas ligeras hasta su cintura, moviendo la camiseta de color negra desconocida en su cuerpo, pero se quedó un poco (muy poco en realidad) tranquila cuando notó el short de jean en la parte de abajo. No recordaba cómo llegó a la casa de TaeHyung, por qué despertó ahí, por qué dormían en la misma cama, y tampoco en qué momento se quitó su top para ponerse lo que suponía que era una camiseta de Kim.

Mientras tanto, él respiraba profundamente, no hace mucho habían llegado a la casa, a eso de las tres de la mañana, así que habían dormido realmente poco. Después de que su padre lo haya ido a buscar, tuvieron que hacer malabares para poder sujetar el auto de Barbara con una soga al del señor Kim, mientras ella dormía en los asientos traseros del vehículo negro. TaeHyung tuvo que manejar el auto de la rubia, bueno, en realidad mover el volante cuando su padre le indicaba doblar, o frenar cuando sea necesario, aunque por suerte habían evitado todos los semáforos y también las zonas en las que generalmente estaba tránsito pidiendo la documentación requerida para manejar un automóvil. Luego de eso, habían llegado a su casa, donde su padre literalmente le dejó todo a cargo a su hijo y corrió a dormir en su habitación, pidiendo que no hagan mucho ruido.

Barbara durmió hasta que TaeHyung la dejó en su cama, aunque en realidad ella había despertado antes pero no quería caminar, así que continuó haciéndose la dormida hasta ya estar en otra superficie acolchonada. Él le quitó las ajustadas botas como pudo, y después se dirigió a ponerse el pijama él, pues no pensaba desnudar a Barbara para prestarle ropa, si se despertaba le daría sin problema alguno para que se cambie en el baño, pero no era el caso, por lo menos no hasta que se dió la vuelta en busca de su camiseta negra y la vió parada detrás de él en silencio, como si fuera una niña endemoniada. Ella rió cuando lo vió dar un pequeño salto del susto, y después llevó su mano a su pecho para intentar cubrirlo, pero era absurdo porque ella ya lo había visto; no estaba muy marcado, tenía la piel ligeramente bronceada y algunos lunares. Volvió a escuchar su risa cuando ella recordó que ya lo había visto sin camiseta la vez que fueron juntos a la playa, por lo que absurdo intentar cubrirse.

Y ahora que lo pensaba...la bikini era igual a la ropa interior, ¿no?

Así que con esa ideología, se quitó la chaqueta de cuero para tirarla al suelo, y después quitándose el top, haciendo que TaeHyung rápidamente se dé la vuelta para evitar verla semidesnuda, pero llegó a verle el brasier negro con finos breteles, no tenía muchos pechos al ser delgada, pero eran medianos. La rubia estalló en risas nuevamente, y tomó la primera camiseta que encontró por ahí, justo siendo la que él antes buscaba, pero antes de colocársela abrazó a su amigo por detrás, pegando su pecho a la espalda desnuda de él. Kim tragó duro al saber que ambos estaban desnudos de la cintura para arriba, bueno, Barbara no del todo, pero no se podía ver así a una amiga, así que lo ponía nervioso aquello. Recibió un beso en su mejilla, bastante baboso, que lo hizo quejarse mientras ella hablaba "gracias por traerme hasta la cama", y luego se colocó la camiseta, desató su cabello, y se colocó debajo de las mantas como si fuera su propia cama, segundos después ya estaba durmiendo tranquilamente.

Pero ella no recordaba nada.

⎯ Tranquila, estás en mi casa.⎯ respondió adormilado después de unos minutos. Tenía los ojos cerrados pero sintió la mirada de ella sobre él, se dió cuenta que no tenía camiseta, asumió que por el calor se la quitó dormido, pero ahora tenía tanto sueño que no tenía la fuerza suficiente para buscarla y colocársela, además de que la manta lo cubría hasta los omóplatos, pues sus brazos estaban debajo de la esponjosa almohada, que parecía ser un pedazo de nube por lo suave que era.⎯ Duerme un poco más, no son ni las ocho de la mañana.

Heartbreaker| kth. ✓Where stories live. Discover now