final

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Habían pasado dos días en los que TaeHyung se ocultó de Barbara y Juliet por completo, de alguna manera parecía que el universo estaba a su favor y siempre le daba excusas para no cruzárselas, aún si eso conllevaba a comer en el cubículo de los baños de la escuela. Después de escuchar a Crystal, inevitablemente sintió inseguridades, porque entre ellos dos todo había sido tan chispeante desde la primera vez que se vieron, y sí era verdad que era muy extraño encontrar a la chica que se lleva para la mierda con todos menos con su mejor amiga, intentando ser amiga cercana de él cuando era nuevo, ¿Qué mierda le había visto para que hasta le permita decirle ese apodo que todavía no sabía el significado? Habían muchas cosas que cuadraban para el lado de Crystal, mientras otras, apuntaban para el lado de que Barbara era una buena chica.

Pero no podía confiar en simples pensamientos.

A TaeHyung le gustaba Barbara, demasiado, tanto que le habló a su padre de ella y le confesó que le gustaba, por lo que YoonKun esperaba que algún día ella vaya a cenar, pero esos dos días que su hijo no le habló de aquella rubia habían sido extraños. Él pensaba que justificaba a Barbara por sus sentimientos, que podía ser ya que no tenía pruebas sólidas para confirmar si ella cambió o sigue siendo la misma chica rompecorazones que solo lo quería para eso. Decir que le veía un brillo especial en los ojos cuando se miraban, lo abrazaba con fuerza, o le contó problemas personales, no eran justificaciones suficientes para creerle; ¿Y si sus ojos siempre tuvieron ese brillo pero ahora lo nota más porque ama verle esos orbes celestes? ¿Y si lo abrazaba de tal manera porque tenía frío y él de por sí emanaba calor? ¿Y si los problemas que le contó en realidad fueron inventados para completar su papel de víctima y luego romperle el corazón? La que más le dolía era darse cuenta de que quizá en el cumpleaños de Juliet estaba tan desesperada para que la haga su novia oficial porque así podía romperle el corazón frente a todos.

Y lo peor que él lo iba a hacer.

No conocía mucho a Barbara para poner las manos en el fuego por ella, asegurar que cambió y de verdad gustaba de él, porque si fuera su amiga de toda la vida como lo eran YoonGi, HoSeok y JiMin, él los conocía, podía afirmar o negar algo así, pero a Barbara la conocía hace apenas tres meses, no sabía cuándo mentía y cuándo no, su historial ya estaba manchado desde antes que llegue él a la escuela, y el simple hecho de tener el libro rojo entre sus manos era una prueba más que suficiente. Tal vez no le hubiera molestado tanto si su nombre no estuviera escrito en esas páginas, porque podía justificarlo con que era una travesía adolescente, una muy cruel a decir verdad, pero de esa forma podía tener aunque sea una forma para perdonarla, pero no, ahí estaba su nombre, estaban las fotografías que se tomaron un mes y medio atrás, entonces ¿Cómo era posible que Barbara cambie tanto en un mes y medio? ¿De verdad podría confiar en ella?

La humillación pública era lo que menos le importaba, es más, si ella decía en el comedor estudiantil que estuvo jugando con sus sentimientos cuando ya era una chica de 18 años, casi siendo una adulta, no podría sentir más que vergüenza ajena por ella, con eso se notaba la falta de atención que recibía de sus padres e intentaba buscarla en los demás. Lo que a TaeHyung le dolería sería estar en una relación con ella, presentarla a su padre, contarle a su madre de ella mediante una llamada, al igual que a sus amigos de Corea, para que al final todo ese tiempo invertido ella simplemente esté jugando con sus sentimientos, riéndose de él en su cabeza cuando le decía algo tierno, y con su egocentrismo subiendo a niveles enormes por tener a un chico guapo con ella. Así que por eso, TaeHyung tomó una decisión, y fue priorizar su salud mental.

Estaba en el patio delantero, donde había una cancha enorme de basquetbol que por lo general también jugaban fútbol ahí, pero se dirigió específicamente a las gradas, donde la rubia estaba sentada, con un pantalón ajustado a su cadera, y una camiseta negra que cubría su estómago, parecía que ella misma sabía que ese día todo con TaeHyung se terminaría y por eso su vestimenta tan básica a comparación de otros días, ni siquiera llevaba zapatos de tacón. Kim respiró profundo muchas veces, viéndola desde su posición, ella todavía no se enteró que él llegó a su lugar de encuentro y miraba el entrenamiento de las porristas con la mirada perdida, tocando su cabello trenzado repetidas veces por los nervios, y mordiendo su labio inferior de solo pensar que TaeHyung no quería verla más. Estaba dispuesta a explicarle todo, y esperaba que él sea comprensivo, guarde silencio, y escuche, pero era difícil pedirle eso a alguien que desde hace dos días atrás lo único que podía pensar, y hasta soñar, era que ella lo estaba utilizando por beneficio propio.

Heartbreaker| kth. ✓Where stories live. Discover now