Heartbreaker| kth. ✓

veintiséis

Pijamadas entre chicas era sinónimo de criticar a cualquier cosa que tenga dos piernas y esté cerca de ellas, más cuando se trataba de las dos chicas más populares de la escuela que sabían todo de todos, a pesar de mostrarse como que no les interesaban, sabían hasta de qué pie cojeaban, todo de todo el mundo. Y si no era eso, era hablar de desastres amorosos por los que pasaban, más que nada Juliet que era la única que estaba en una "relación" o algo así, porque al final todavía no se decidían qué ser Christian y ella, pero Barbara la apoyaría igual, es su mejor amiga, lidiaría con los problemas que tenía con ese...sucio. O la última opción, ver películas de comedia romántica, criticar a los personajes, comer comida chatarra, y dormirse a altas horas de la madrugada después de hablar tanto tiempo.

Como son ellas, la primera y segunda opción son las correctas.

Barbara se acomodaba en la cama mientras veía a Juliet caminando de un lado a otro, quejándose de Christian por...ya había perdido la cuenta de la cantidad de veces que lo hizo, y lo que no entendía era, si tanto se queja de él, ¿Por qué no terminan lo que se supone que tienen? Era algo extraño lo que tenían, demasiado a decir verdad, porque un día estaban bien, dos días discutían, por una semana tenían el mejor sexo de su vida, incluido con citas, pero después en la escuela actuaban como si no se conocieran, entonces así no llegarían a nada. Juliet conoce a Christian mejor que nadie, ser amigos desde pequeños y ahora ser amigos con derechos la había llevado no solo a conocerlo en lo sexual, sino también los problemas constantes que tenía con su madre, lo mucho que a veces se forzaba a actuar divertido cuando sentía que los problemas lo agobiaban, y que tenía un lado muy cariñoso, pero con miedo a ser dañado, así que por eso actuaba como actuaba.

Pero nada de todo eso lo justificaba.

Ninguno vivió una relación antes, cuando a los 13 empezaron con los besos y tocadas por encima de la ropa, algunas yendo más allá, hicieron un silencioso pacto en tenerse solo entre ellos dos, y lo mantenían, no solo por eso, sino también porque no querían estar con otras personas, por lo que soltarse iba a ser muy difícil. No tenían experiencias previas para saber cómo actuar, y de por sí ambos tenían una personalidad que chocaba mucho; Juliet es muy coqueta, sabe que tiene chicos en la palma de su mano, no sabe expresarse bien, cuenta hasta el más mínimo problema pero para dar consejos sobre problemas ajenos se le complica demasiado, y a veces era algo torpe y tonta. Christian sabía que si le gustaba a una chica aparte de Juliet era pura suerte, el amor lo expresa de una buena manera, sabe ser cariñoso, y no cuenta sus problemas, o lo hace cuando éstos ya pasaron, entonces ella no puede ayudarlo ni acompañarlo. Él pretende que lo lea entrelíneas, pero se lo estaba pidiendo a Juliet Greedy, la chica que no sabe cómo se escribe la palabra "Alzheimer".

⎯ ¡Lo odio!⎯ gritó histérica, sus padres habían ido como todos los sábados a juntarse con sus amigos en un bar, y el día anterior había sido la fiesta por el cumpleaños de su hija, así que Barbara se quedó a dormir para ayudarla a limpiar, aunque habían terminado a eso de las 17, pero se quedó igual.

⎯ Anoche le dijiste que lo amabas.⎯ le recordó rodando los ojos. Era tan complicado entender el amor y todas esas babosadas, a veces agradecía que no estaba enamorada de nadie, aunque últimamente eso estaba en duda.

⎯ Sí pero...⎯ gruñó molesta. Se sentó en la cama de golpe, volando el tazón con papas fritas que su amiga comía, por poco no caía al suelo. Ambas ya estaban en camiseta corta y bragas, a ojos ajenos podía parecer tan raro ver que mantenían una conversación como si nada cuando estaban semi desnudas, pero para ellas era normal. O sea, ambas tienen lo mismo y ni que se andaran viendo los traseros, ¿Verdad?

⎯ Juliet, ¿Lo quieres o no?⎯ preguntó con una papa en su mano, su amiga la vio formando un pequeño puchero con los labios. Barbara la señaló al ver eso, señal de que estaba a nada de llorar.⎯ Oh no, no llores.