Capítulo 37: más traumas que añadir a terapia

214 16 0
                                    

ATENEA

Con Cameron habíamos decidido encerrarnos en mi residencia a ver películas, en vez de sentar mi trasero en una clase que no íbamos a tener. Sinceramente, no teníamos mejores planes, así que cuando lo propuso me pareció una idea genial. No había nada como que cancelaran las clases para poder pasar una hermosa tarde al lado de un adonis, del cual estaba tan atraída que casi no podía pensar en su presencia.

Estos últimos días habían sido perfectos, como las semanas anteriores. Habíamos creado una conexión que no sentía con nadie desde hacía tiempo. Y me daba miedo. Oh, cielos, estaba aterrorizada, porque todavía no llegábamos a ningún lado. Ni estábamos saliendo en serio, ni éramos una pareja, ni la gente sabía que estábamos juntos. Y eso era algo que me preocupaba, pero que todavía no había encontrado la forma de comunicárselo, porque no lo quería asustar.

Reí luego de que me diera un corto beso en los labios e introduje la llave en mi habitación. Abrí la puerta y entramos entre risas.

— ¡Mierda!

Pegué un respingo al escuchar un grito. Di la vuelta, prendí las luces y allí mismo se fue todo mi futuro dinero en terapia.

Amber estaba de piernas abiertas...y Thomas estaba entre ellas. Y estaba adentro. Muy adentro. Tanto que casi mi hígado sale por la boca.

— ¡Oh, por dios! ¡Mis ojos! ¡Mis ojos!—grité y me cubrí los ojos mientras tanteaba la pared para volver a apagar la luz de nuevo, pero no podía encontrarla.

Escuché la carcajada de Cameron y le pegué un puñetazo fuerte en el hombro.

— ¡Abre la maldita puerta, Cameron!—le dije entre gritos.

— ¡Hoy me estas pegando muchos puñetazos!

En seguida abrió la puerta y salimos corriendo de allí. Me apoyé en la pared de al lado y Cameron cerró la puerta firmemente.

Mi cabeza cayó contra la pared y tomé aire.

—Creo que nunca más voy a poder tener sexo. Primero mi hermana, luego mi hermano...—sacudí la cabeza—. Vayámonos de aquí. No soportaría verlos salir así tan pronto. Y si no salen...Oh, necesito un frappuccino. Y un muffin. Eso me dará las endorfinas suficientes como para olvidar esta imagen mental que tengo ahora mismo.

Cam asintió y me tomó de la mano.

—Créeme, yo también estoy horrorizado. —Frunció la nariz y comenzamos a bajar las escaleras. —Vamos a conseguirte ese frappuccino. Y luego un café con crema para mí.

—Extra grande—susurré.

Él me miró a los ojos y apretó nuestras manos.

—Extra grande.

Caminamos por el campus con las manos tomadas. Eso hizo que mi presión bajara un poco pero que a la vez pudiera olvidar la escena salida de Sex Education que habían interpretado Amber y Thomas. Estaba realmente intrigada por cómo habían acabado así (no en esa pose, por dios santo, sino ambos juntos). Quería exprimir de preguntas a los dos: ¿quién había dado el primer paso? ¿Cómo había sido? Sacando que en mi futuro iba a tener a una señora haciéndome hablar un poco de ellos, estaba realmente feliz de que al fin estuvieran juntos. O bueno, decir «juntos» era demasiado temprano, pero por lo menos habían dado un gran paso.

Quería todos los detalles.

Bueno, no todos.

—Dios, no puedo creer lo que acabamos de ver—dijo luego de un rato y Cam me miró horrorizado.

Yo lo miré de la misma manera.

—Yo tampoco, créeme. ¿No sabías nada de eso?

Negué con la cabeza.

Miradas cruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora