Capítulo 47: caminos cruzados, sí, pero no unidos

201 16 1
                                    

ATENEA

Mis piernas ardían. Nunca pensé que escalar hasta el letrero fuera más un sufrimiento que un disfrute. Hacía siglos que no hacía deporte, y mis piernas me lo estaban recordando. Cada vez que hacía un leve esfuerzo para poder subir la empinada colina, me dolían hasta las venas.

Quité el sudor de mi frente y seguí avanzando. Amber iba al costado mío, también con los ojos fruncidos debido al insoportable sol. Hacía tan solo cinco minutos que me había contado que Cameron le preguntó si yo lo odiaba, y todavía seguía sorprendida. Es decir, ¿la gente tiene sexo con las personas que odian? Creía que no, y si no estaba loca, bueno, ayer se nos había ido de las manos.

Sabía que no iba a volver a repetirse. Y estaba bien con eso. Me gustaba pensar que había sido un desahogo. Eso. Tantos días sin tocarlo que explotamos apenas tuvimos la oportunidad. Aunque mi mente quería seguir empujando los límites que había construido, y pensar en que Cameron y yo podíamos tener una segunda oportunidad, no dejé que lo hiciera. Bloqueé cada uno de esos pensamientos y seguí caminando en silencio, reflexionando sobre todo y recordando nuestra charla de ayer, en donde básicamente confesó que lo público le daba pánico.

Luego de horas de caminata, por fin llegamos al letrero. Sophie se tiró en el césped apenas pudo y reí ante su expresión de sufrimiento.

—Cielos, estoy a punto de morir—dijo, agitada.

Alba asintió.

—Yo también. Creo que nuestros cuerpos quieren asesinarnos ahora mismo.

— ¿Quieren agua?—les ofrecí y la saqué de mi mochila. Amber abrió mucho los ojos y la agarró un poco desesperada.

—Oye, ¿quién era el lindo chico con el que hablabas ayer?—me preguntó Kim.

Alcé las cejas.

— ¿Elijah?—dije, con duda—. ¿Te refieres al alto y rubio?

Asintió.

—Sí. Chica, mis gustos son otros, pero ese chico—dijo y negó con la cabeza—. Creo que me hizo replantearme la existencia por un segundo.

Sophie la miró entornando los ojos y Kim soltó una carcajada. Se acercó a ella y le dio un beso en los labios.

—Sí, lo sé. Hacía mucho que no conocía a alguien tan magnético como él—respondí.

Alba y Amber se mostraron de acuerdo.

—Deberías besarlo—dijo Amber. —Tiene pinta de saber lo que hace.

Alba la miró y frunció la nariz.

—No creo que sea buena idea.

Kim frunció el ceño.

— ¿Por qué no? Yo apoyo a Amber.

Alba abrió la boca para hablar y me miró de soslayo. Le había contado lo que había pasado con Cam la noche anterior, así que suponía que la mirada que tenía era por eso.

—Es que tiene pinta de que luego me va a dejar tirada—hablé, antes de que Alba dijera algo—. Ya sabes, esos que no tienen responsabilidad afectiva.

Amber abrió mucho los ojos y asintió con la cabeza.

— ¡Oigan!—Thomas nos gritó desde el otro lado y nos hizo señas para que nos acercáramos a él.

Fuimos, y pude ver mejor las vistas. Desde aquí arriba se podía ver todo el horizonte, algunas casas, y más verde. El letrero de Hollywood estaba adelante nuestro y era tan grande que temía ser aplastada por él.

Miradas cruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora