Revenge (Chestappen)

02

Capítulo 2

Verstappen

Aferro mi mano a la del hombre frente a mí, este me sostiene la mirada, retador me gusta.

Una vez que se libera de mi agarre me siento frente a él. Adquirí esta empresa solo para poder conocer de cerca a la debilidad de Hamilton. ¿De verdad el piensa que podrá contra mí?

Siempre iré un paso por delante de él. Hace más de un mes que tiene retenido a mi amado Daniel. Así que necesito conocer a mi ficha de cambio.

Sergio Pérez, 26 años dueño de Flest, es mexicano, comenzó a vivir en Moscú hace un par de años con Lewis, antes radicaba en España donde está su empresa.

Detrás de Sergio hay 2 agentes con el, se pueden reconocer en donde sea, el porte de superioridad los delata, tonto Lewis si cree que con eso me va a detener de tomar lo que yo quiera. 

Es el tercer hombre más rico a nivel mundial, la herencia de sus padres lo ayudaron, más sin embargo su nombre ya era algo cuando estos murieron.

Ambos padres muertos en un accidente aéreo, hijo único, prometido del maldito coronel de la Interpol Lewis Hamilton.

No me voy a mentir, lo encuentro jodidamente atractivo, tiene parte de su rostro cubierto de pecas que le dan un aire angelical, ni hablemos de su cuerpo, tiene un trasero donde sin duda alguna me gustaría correrme, y verlo suplicar por más.

Tengo esclavos y esclavas por todo el mundo, amantes cada que quiero, Daniel entiende su lugar a mi lado y por eso lo necesito de vuelta, no le pertenezco a nadie.

-Bien, una vez dicho todo esto me atrevo a decir que no conseguirá mejor oferta que la mía Señor Verstappen- Dirijo mi atención a esos ojos marrones.

-Max solo Max- Sergio asiente no muy convencido.

-Max- Escuchar mi nombre en su boca me pone cachondo. - Igual si tuvieras algo más que decir o agregar estaría dispuesto a escucharte, pues necesito que esto termine para poder tomarme unas vacaciones. - Sergio me brinda una media sonrisa.

-No tengo nada que agregar, me siento totalmente complacido contigo, sé que mi empresa quedara en buenas manos- Le guiño y veo como se sonroja, dirigiendo su mirada hacia el hombre a su lado.

Sergio se levanta de la silla, dejándome ver nuevamente ese redondo trasero, lo veo con descaro pues quiero que se grabe mi rostro y mirada, dado que no será la única vez que nos veremos.

-Le agradezco su confianza señor Verstappen, me temo que los tengo que dejar, pues los deberes me llaman. - Me levanto de la silla y le tiendo la mano, este la toma y ahora es el quien presiona con fuerza de más. Causando una sonrisa en mi rostro. - Hasta luego.

-Nos veremos pronto Sergio- Probar su nombre en mis labios, me causa una sensación de poder.

Firmo los papeles de venta y me encamino fuera del lugar, acompañado de mi mano derecha Charles y mis 3 escoltas, perdón mis 4 socios. Esto fue más fácil de lo que creí, ahora que por fin tengo en mi radar a la debilidad de Hamilton será fácil negociar el regreso de mi Daniel.

Diviso a Sergio subir a un auto siendo escoltado por más de 8 personas, lo último que logro ver es de nuevo ese trasero que pronto tendrá mi nombre escrito.

Tomo un vuelo directo en mi Jet rumbo a Moscú el lugar donde me reuniré con el estúpido agente.

-Max estas seguro de esto? Mostrarle esa carta a Hamilton es ponerlo sobre aviso. - Termino de acomodar mi corbata y coloco mis anillos con sumo cuidado. Volteo para encarar a Charles.

-Así lo pusiera sobre aviso justo ahora debe estar llegando a su nuevo hogar. No hay marcha atrás Charles es una cabeza por la otra. Solo uno de los 2 ganará y claramente se sabe quién será.

Me encamino hacia el Roll Royce Phantom que espera por mí en la puerta. Subo a él y tomo una copa de champán en lo que el chofer me lleva a mi destino. Tomo mi teléfono y veo la última foto que me pude tomar con mi amado, antes de que el maldito Hamilton me lo arrebatara.

Ese día celebramos la unión con la Mafia Italiana, Daniel fue el intermediario para que el estúpido de George decidiera unir fuerzas. Paseo mis dedos por el celular y me aferro a la idea que Daniel es la luz que me mantiene atado a la realidad de no quemar el mundo entero.

Jamás me haría el idiota, soy malo, mis manos están llenas de sangre de inocentes y de gente que lo merecía, pero hay algo que siempre llevo conmigo, este mundo pertenece a los animales mas fuertes.

En la pirámide estoy en la cúspide, en la cima, pero está construida por sangre, sudor y miles de vidas.

Reviso las cámaras de lo que será mi nuevo destino, veo movimiento por toda la casa, entro a la cámara que me enseña directo la habitación principal. Y veo como el descansa sobre su cama.

Llego al destino que le indique a Hamilton y diviso a su mano derecha Vettel.

Tramposo dijimos que seriamos solo nosotros 2. Bajo del auto, retiro las arrugas de mi traje y me dirijo hasta donde están ambos agentes.

-Hamilton que alegría me da verte- Le muestro una sonrisa.

-Emilian-Asiente solo con su cabeza.

-Creí haber acordado solo ser nosotros 2-Le recuerdo.

-Solo haz de cuenta que no estoy aquí Kumpen.- Le muestro el dedo de en medio y enfoco mi vista en Hamilton.

-Supongo que Daniel no viene contigo? -Pregunto

-Supones bien, no soy estúpido. -Escupe Hamilton, causando una sonora risa en mí.

-Ya veo, te escuchare entonces. - Me cruzo de brazos, y le cedo la palabra.

-Es fácil tu cabeza por la de él, si tanto juras amarlo no debería ser difícil la decisión. - Tonto Lewis.

-Si te entregas lo dejaremos ir. - Sebastián es quien habla.

-Ya veo. ¿Déjame ver si entendí, quieres que yo me entregue para que ustedes dejen ir a mi Koroleva? ¿Técnicamente dejaran ir a quien fácilmente puede seguir con mi reinado? - Ambos agentes se miran entre sí.

-Si tienes mi palabra- Rio ante Lewis. Me dirijo a mi auto y abro la puerta para subir a él, volteo una vez más hacia ambos agentes.

-Bien mi turno, tu dejaras ir a Daniel porque yo te lo pido, si mañana a las 7am mi Koroleva no está en casa sano y salvo, que Dios se apiade de Rusia y de ti, porque hare este lugar pedazos, y cuando todo arda entre las cenizas buscaras a Sergio. - Cierro la puerta y veo la cara de terror de Hamilton diviso como ambos desenfundan sus armas y disparan sin éxito ante mi auto. Abandono el lugar sabiendo que esta guerra la tengo ganada.