Capitulo VII

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–El señor te necesita en su despacho ahora mismo–le dice el señor Nicholas al grandote. ¿Quién demonios es el señor?

–Como ordenes –responde serio mi nuevo amigo, me hace un gesto con la cabeza y se marcha dejándome con la grata compañía del rubio.

–Bueno yo ya iba de salida así que...–claramente no es como que tenga que charlar con él, no somos cercanos y no quiero serlo tampoco, le digo adiós con la mano y estoy lista para marcharme.

–No lo creo señorita Fiorella–me detiene–Usted y yo tenemos un asunto que tratar–lo veo a la cara buscando algún rastro de broma o algo parecido, no es posible que este hombre y yo tengamos algo de lo que hablar. Pero viendo bien su bello rostro en los que los últimos rayos del sol de la tarde se reflejan en sus lentes veo que está hablando muy enserio.

–Esta bien señor Nicholas–le digo resignada–Pero podríamos por favor  hablar en los jardines de atrás, me sentiría más cómoda si no nos estuvieran interrumpiendo– además entre más rápido hable más rápido podré llegar a mi casa.

–Muy bien– sin decir nada marcha en dirección a los jardines traseros, esa es mi señal para seguirlo pero algo me detiene, ¿Qué es esa extraña sensación? siento como si estuvieran perforando mi espalda. Me giro a ver a mi alrededor, pero no hay nada fuera de lo común, veo otra vez en todas las direcciones y ahí está, desde el segundo piso de la mansión en la ubicación de uno de los lugares que los empleados tenemos prohibida la entrada está Maximiliam junto a la ventana. Está fumando lo que parece ser alguna especie de puro y lo acompaña una mirada asesina. Jesucristo nunca antes había visto unos ojos que reflejen tanta intensidad con una sola mirada, un escalofrío recorre mi cuerpo, siento que mi mente recuerda  ya haber sentido esta misma mirada antes ¿Pero dónde?
Sacudo esos pensamientos y le dirijo por el mismo que camino que el señor Nicholas, necesito irme de una buena vez a mi casa libre de hombres Telnaster.

–¿Qué desea hablar conmigo señor Nicholas?–le pregunto en cuanto llego al lugar junto a uno de los rosales en los que se encuentra.

–¿Desde cuando conoces a mi hermano?–pregunta con gesto serio, bueno esta no era la conversación que esperaba, ¿Por qué cree que ya conocía a su hermano?

–Me temo que no comprendo señor–le digo sinceramente.

–Los vi hablando en horas inadecuadas– dice con la mandíbula endurecida. Ahora lo entiendo, él también estaba despierto y seguro vio cuando Maximiliam llegó a la cocina mientras preparaba mi leche.

–Así es señor–le digo tranquila–Pero yo no lo conocía de antes, de hecho anoche fue la primera vez que lo vi, no sabía quién era– el señor Nicholas me observa detalladamente  a través de sus lentes.

–Te creo esa parte–me dice–¿Pero porque hablaban tan cerca?– pregunta nuevamente.

–Mire no quiero que haya malentendidos– ahora entiendo toda esta conversación él cree que  su hermano y yo estábamos no sé ¿Coqueteando? Dios!! de solo pensar en esos ojos café asesinos me dan mareos–Tuve que pasar la noche a petición de su abuela por un desmayo que sufri y ella no quería que regresara tan tarde a mi casa, en la noche no podía dormir así que me levanté por algo de tomar a la cocina–le relato mientras el se cruza de brazos y me anima a continuar–Su hermano apareció de la nada buscando un encendedor, no lo encontraba, se lo dí, lo tomó y se marchó de la cocina, mientras que yo me terminaba mi bebida y listo, regresé a dormir– omito la parte de mi atuendo que me dijo, él no necesita saber eso.

–¿Sabes que no es permitido que el personal deambule por la mansión en horarios que no son laborales?–me pregunta.

–Bueno eso no lo sabia–digo sincera–Pero eso no se preocupe, me quedé a pasar la noche solo por esta ocasión, ya no tendrá problemas con mi presencia–le digo, bostezo de repente y él me mira.

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