Capítulo 25

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Maximiliam

Charles siempre decía que los pecados de los padres se pagan con los hijos. En este caso su madre pagará por sus propios pecados.

Nunca me hizo falta totalmente el amor de esta mujer, claro que me dolía cuando era más joven su rechazo, al igual que el del resto de la familia.

Pero eso fue mi impulso, logré todo lo que tengo ahora de mí y de mi verdadera familia. Así que lo que estoy por hacer lo haré seguro y sin ningún ápice de compasión, esa palabra no debería existir en el vocabulario de esta repugnante persona.

—Quiero estar a solas con ella— le digo a Sergei— Si quieres puedes retirarte— el Irlandés me observa analizando mi expresión.

—Igual tengo que ir a hablar con alguien— sin decir más desaparece en dirección a la salida del almacén.

Después de la noticia de Diff, mi mujer decidió  quedarse con mi hijo  al lado de él y de Jennifer. Es por eso que estoy aquí, para que por fin podamos estar en completa paz, necesito liquidar esto de raíz.

Seamos breves, que queremos estar al lado de nuestros corderitos. Entrando al lugar donde está encadena Lucrecia la encuentro con una enorme sonrisa, cree que mató a Diff, piensa que triunfó.

—¿Lo sepultaron aquí o lo regresaron del basurero que lo sacaron?— pregunta riendo. Sigo sin creer lo ciegos que estábamos todos alrededor de ella, es una maldita experta en mentir.

—Para tu desgracia, él está junto a los demás disfrutando del embarazo de su mujer— su sonrisa se borra de golpe.

—Estás mintiendo— me dice— Ese idiota entrometido está muerto, se lo merece después de interrumpir la bala que iba dirigida a la perra italiana, maldita…— interrumpo sus estupideces cuando la tomo por el cuello.

—Te creías invencible con el apoyo de los Polacos— digo apretando más su garganta— Esa italiana a la que querías matar es mi mujer, la madre de mi hijo y la única que fue capaz de sobrevivir ante tus estúpidos planes y aunque odie admitirlo, sin querer logró que Nicholas se enamorara de ella— la suelto para que tome aire.

—Es una cualquiera que supo como meterse entre tus sábanas y en las de mi amor— dice sujetándose del cuello—Eso solo demuestra lo ramera que es.

—Fiorella nunca vio de ninguna manera a mi hermano— aseguro— Y aun así él cayó por ella, con eso puedes darte cuenta que él jamás se fijaría o estaría con una vieja loca como tú.

—¡Cállate!— me grita.

—Ahora solo imagino el futuro de Nicholas de la mano de una hermosa mujer— la provoco— No somos los mejores hermanos, pero estaré extasiado cuando vea como se casa y tiene muchos hijos con una mujer que nunca serás tú— se levanta de un salto y trata de llegar a mí pero las cadenas se lo impiden.

—¡Maldito!— grita enloquecida—¡Nunca debí dejar con vida al bastardo de tu hijo!

—Cuidado con lo que dices— advierto — Mi hijo no debe salir se tu maldita boca— la verdad desde que Fiorella y yo descubrimos que el pequeño Ayax era nuestro, siempre me he preguntado porque esta loca no se deshizo de él. Las posibilidades de eso nos ponen enfermos.

—Cuando logré ver que uno de sus ojos eran iguales a los de mi Charles y a los de Nicholas contemplé la idea de quedármelo— ese escenario me pone asesino— Pero cuando vi que su otro ojo era como los de ella decidí dejarlo por ahí a su suerte.

—Y eso me trae a esto—digo caminando hasta lo que he preparado para ella, quito las sábanas con las que está cubierta la gran cabina de cristal—Te permitiré una muerte muy pero muy lenta como muestra de agradecimiento por lo de Ayax— Lucrecia mira el objeto con verdadero horror, eso nos gusta.

—¿Eres capaz de matar a tu propia sangre?— pregunta fingiendo tristeza.

—Te recuerdo lo que pasó con Charles— le digo riendo—Tú no me importas una mierda— llego hasta ella y soltando las cadenas que la sujetasn le coloco unas esposas y la llevo hacia la cabina, intenta forcejear pero con el odio que me cargo es sencillo doblegarla. La hago entrar y cierro la entrada. Ella observa los pequeños orificios a sus pies—¡Oh! Eso es solo parte de la diversión.

—¡Sácame de aquí!— dice golpeando el vidrio.

—Antes de irme — digo apretando el botón que da paso a las pequeñas gotas de agua que se filtran a través de los orificios del suelo—Quiero decirte que tu apellido se va contigo— levanta la vista de sus pies a mi cara.

—¿Qué quieres decir con eso?— pregunta caminando en círculos en el espacio que puede.

— Nicholas decidió quitarse el apellido Telnaster— digo con una sonrisa.

—¡Eso no es cierto!

— Claro que sí— le digo— Quiere olvidarte para siempre, así que tomó el apellido de madre— la veo directo a los ojos—La única mujer que amó de verdad a Charles— su respiración de acelera— Ada Brown.

—¡Mi amor no puede tener el apellido de esa perra!

—¡Pero claro que lo tiene!— le grito, este tema Nicholas lo habló conmigo desde que supo la verdad de esta loca—Y cuando me case con Fiorella tomaré su apellido— observo como un pequeño charco de agua se está formando a sus pies, lentamente esta mujer esperará su muerte, lenta y torturosamente— Nos vemos en el infierno.

—¡No me dejes aquí! ¡Maximiliam!

Con sus gritos de fondo salgo del almacén. Todo esto termina aquí, la familia Telnaster fue masacrada al igual que alguna vez lo fueron los padres de mi Fiorella.

Volteo a ver al cielo estrellado, ahora solo quiero volver con mi familia, tengo que decirle a mi corderito que nos vamos a casar, otra vez. Pero esta vez no lo preguntaremos, Fiorella Petrucci será nuestra esposa sí o sí.

Every breath you take

Every move you make

Every bond you break

Every step you take

I’ll be watching you

Every single day

Every word you say

Every game you play

Every night you stay

I’ll be watching you

Tarareo la canción que siempre me recuerda a la primera vez que la vi. Mientras subo a mi coche en dirección a la casa de Sergei una serie de imágenes de nuestros primeros momentos juntos pasan por mi mente, ahora lo único que tengo en mente es casarme con ella y talvez irnos a Italia.

Besos en el poto 💋
Nos estamos acercando al final, pero no preocupen el universo de Sepulcro nos da para más historias, ¿No lo creen?

                     

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