Capitulo XXIII

6.2K 493 102
                                    

Fiorella

Señor Telnaster–digo dándole palmaditas en la cara para ver si se despierta, ni se inmuta ante el movimiento, parece un muerto.

Cuando Jennifer y Diff me dieron la dirección de Maximiliam para que viniera y hablarara con él, no es así como esperaba encontrarlo, está como una Grapa, pero eso no es lo importante ahora.

Le gusto, Vita mia, dijo que le gusto, tengo tantas emociones ahora, pero necesito que tengamos una conversación verdadera, una en la que no esté callendose del sueño mientras hablamos, hay que bajarle la borrachera.

Me coloco más cerca y busco cualquier forma de hacer que se despierte, lo pincho en las mejillas, le abro los párpados, le hago cosquillas, nada funciona, es como si fuera inmune a todo, aunque...

–¡MAXIMILIAM!!!– grito con todas mis fuerzas, él se sobresalta y salta del sillón tan fuerte que me hace caer al piso.

–¿Pero que carajo...?– pregunta desconcertado, se pasa las manos por la cara y después de unos minutos parece darse cuenta de que no está solo, me mira y arruga la cara–¿Señorita Fiorella?–pregunta–¿Qué hace en el piso?

–Bueno usted debería saberlo, fue quien me dejó aquí– digo mientras me levanto, me acerco a él y lo tomo del brazo, su cuerpo se tensa así que inmediatamente lo suelto–No quiero incomodarlo, debí preguntarle antes si podía tocarlo– digo nerviosa por su reacción anterior.

Él me mira por un largo tiempo, se acerca hasta quedar frente a mí, toma mis manos y las coloca en su cara, no sé porque lo hace pero la sensación de al fin poder tocar su piel sin que sea solo para curar sus heridas es lo mejor que he sentido en mi vida.

–Si cree que existe una sola cosa que me haga sentir incómodo, viniendo de usted, está equivocada– viéndome fijamente añade–Me tiene completamente cautivado ¿No lo ve?– quito mis manos de su rostro y me alejo.

–¿Cómo no sé que solo está diciendo estas cosas porque está ebrio?– pregunto desconfiada–Usted no era el más amable cuando nos conocimos, puedo decir con toda seguridad que usted era un completo idiota, ¿Por qué debería creer en este cambio tan repentino en su sentir por mí?

Maximiliam parece procesar mis palabras detenidamente, suelta un suspiro profundo y me observa.

–Esta conversación es muy importante, así que si me permite tomaré un baño rápido para estar completamente despierto– no me deja contestarle porque inmediatamente toma la dirección del pasillo que supongo es el baño. Mientras Maximiliam toma su baño aprovecho para ordenar su salón, tapo las botellas de alcohol y las llevo a un mini bar que tiene en la parte opuesta del salón, termino de acomodar todo cuando escucho pasos venir del pasillo por donde se fue, cuando me giro soy recibida por un Maximiliam en pantalones de dormir y una camiseta que se ajusta a su musculosos brazos, in tutto il cielo.

Ver a Maximiliam recién salido de la ducha con el cabello húmedo y con aroma a su gel de baño es por cerca lo más exquisito que he experimentado.

–¿Quiere sentarse?– me ofrece, no escucho sus palabras porque estoy siendo una desvergonzada que no disimula el embobamiento que tengo por su cuerpo–¿Señorita Fiorella, me escuchó?

–Brazos...–digo.

–¿Cómo dice?– pregunta confundido.

–Ahh, quiero decir que me duelen los brazos, hoy tuve que hacer muchas cosas en la mansión– invento para que no creo que estaba imaginado como luciría con mil atuendos diferentes, tomo asiento a su lado donde estábamos antes.

–Lamento escuchar eso– dice– ¿Se encuentra bien?–pregunta– Está poniéndose roja, ¿Quiere que busque algo para que se tome?– es realmente dulce que se preocupe así,  si supiera la verdadera razón por la que cambiaste de color, que vergüenza.

–Yo estoy bien– le aseguro–¿Quiere empezar a hablar?– cambio de tema.

–No es la mejor historia Señorita...–empieza pero lo interrumpo.

–Fiorella– le digo– Si lo deseas puedes llamarme Fiorella y yo a ti, Maximiliam– le digo tranquila, él sonríe de esa forma que me deja sin poder pensar correctamente.

–Dilo otra vez– me dice– Me encanta cuando dices mi nombre sin tutearme.

–Ese no es el punto ahora, Maximiliam– le sonrío y corresponde el gesto– Eso era todo lo que le iba a decir, puede continuar.

–Fiorella, no quiero engañarte y decirte que soy un ejemplo de hombre, lo que hago se podría catalogar de incorrecto, pero quiero que tengas la total seguridad de que nunca he lastimado a nadie que no se lo haya merecido, a como te lo dije antes, no lastimo a personas inocentes– dice, verlo hablar así, antes me hubiera hecho creer que era incorrecto, no justifico lo que hace Maximiliam, pero mi corazón y mi alma me dicen que no miente cuando dice que no lástima a personas inocentes.

–Esta bien, te creo–le aseguro.

–No sabes lo que me alegra que digas eso– me sonríe– No sé como pasó, pero te has convertido en alguien muy importante para mí Fiorella y ten por seguro que jamás haría algo que te ponga en riesgo, lo de ese día en Focus no hubiera pasado si un maldito no hubiera revelado mi ubicación, pero si algún día visitas otra vez uno de mis clubes ten la certeza de que estarás segura, ya sabes que soy el Zorro, entonces no tendré que esconderme de ti y poder cuidarte.

–Yo también quiero cuidarte– digo de vuelta, por lo poco que me platicaron Diff y Jennifer, Maximiliam no ha crecido con personas que se preocupen por él– Jennifer me dijo que no te llevas bien con tu familia– le digo cuidadosamente, no quiero tocar un tema sensible.

–¿Eso dijo?– dice–Eso es el eufemismo del siglo, mi familia es un caso complicado, no tenemos el mejor historial en relaciones armoniosas, pero aunque exista esa tensión, su seguridad es mi prioridad– me afirma– Después de todo son mi sangre– añade encogiendose de hombros, no sé porque pero siento que le resta importancia a algo que le duele, llego hasta él y me coloco en su regazo, sé que es un movimiento atrevido pero no me gusta creer que la familia que ha sido tan buena conmigo sea tan cortante con él.

–Lamento escuchar eso– digo pasando mis dedos por su cabello, siento como se relaja con el gesto, así que sigo haciéndolo– ¿Qué hay de Nicholas?– pregunto por su hermano, el rostro de Maximiliam se ensombrece.

–Mi hermano, digamos que en pocas palabras me odia, él me culpa por la muerte de nuestros padres– dice, coloca sus manos, una siempre enguantada, en mis caderas– Mi madre murió al darme a luz y mi padre...bueno mi padre sufrió un accidente y Nicholas me cree el culpable– dice, escuchar todas esas barbaridades me entristecen, Maximiliam, ha sufrido tanto y sin contar con quien apoyarse, él ve mi ojos al borde de las lágrimas y rápidamente me toma del rostro–No sientas pena por nada de eso, dejó de importarme hace mucho.

–Te entiendo, yo perdí a mis padres en un atentado cuando tenia seis años, luego me dejaron con mi abuela, ella mi crío hasta hace poco cuando falleció por causas naturales– le cuento– Mi nona era la mejor mujer de todas, ella me enseñó a cocinar– Maximiliam me sonríe y acaricia mi mejilla.

–Tenemos muchas más cosas de las que hablar– dice.

–Estoy de acuerdo– respondo– Pero ya es muy tarde y deberías descansar– le digo.

–Si, es algo tarde– dice sonriéndome– Así que estaba pensando...– se acerca y coloca sus labios en mi frente, siento que me va a dar un infarto, coloca el más casto de los besos en el lugar y añade–¿Quieres pasar la noche aquí?– pregunta viéndome con esos ojos chocolate que me tienen mareada, ¿Qué debería decir? ¿Me quedo o me voy?


Prepárense que se viene lo 🔥🔥
No se olviden de votar, comentar y compartir la historia.
Besos en el poto 💋

Sepulcro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora