Capítulo 18

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Lentamente levanto mi vista hacia el hombre de ojos grises vacíos que me apunta con lo que parece una glock. Se coloca un dedo sobre sus labios indicando que guarde silencio.

Como estaba arrodillada me toma del brazo para levantarme y guiarme a la salida del penthouse. Sin rechistar lo sigo, no voy a cometer una estupidez y hacer que este hombre me dispare.

Nunca antes lo había visto, debe de tener unos treinta y tantos, muy atractivo si puedo señalar. Cuando estamos alejados de la entrada se guarda el arma en la espalda y me toma de los brazos.

Viéndolo confundida y sin comprender, veo como me escudriña el rostro. Su mirada es analítica, como la de Svetlana cuando está analizando las cosas, trago con nerviosismo. No tengo ni si quiera mi cuchillo y estoy segura que no traigo suficiente adrenalina para poder derribarlo, ¡Es un maldito tanque! Madonna Santa. Si creía que Diff era grande, este hombre lo es el doble.

Cuando creo que por fin va a atacar, me preparo. Olvido a lo que vine, incluso olvido la idea de que vi como casi se besan el señor Dominic y el señor Sergei. El hombre frente a mí después de un largo tiempo viéndome fijamente esboza una sonrisa extraña.

No es cálida ni perversa, es como cuando encuentras por fin algo que estabas buscando. Da un paso hacia atrás y mi mandíbula ni puede estar más por el suelo cuando lo veo caer al suelo para ponerse sobre su rodilla y colocarse la mano derecha sobre el corazón.

-Fiorella Petrucci- dice lentamente, oír mi verdadero apellido me pone en guardia, me conoce- Mi nombre es Jeremy Sandisk, no me conoce, pero yo a usted sí- viéndome directamente a los ojos añade- Necesito que me acompañe, la persona para la que trabajo estará gratamente feliz de verla.

El tal Jeremy permanece arrodillado mientras trato de procesar todo esto. No sé quien es él o peor aún ¿Para quién trabaja? ¿Será uno de los hombres de Maximiliam?

-No soy estúpida, tengo enemigos- le digo pensado en la lunática de Lucrecia- Además me apuntaste con un arma, ¿Así quieres que vaya contigo?

-Creía que era un intruso, son gafes del oficio- dice con una pequeña sonrisa- Pido disculpas por no reconocerla, es que en persona se ve diferente.

Eso no ayuda a mi confundida mente. Necesito saber que está pasando aquí.

-¿Para quién trabajas?- digo cruzándome de brazos-¿Y por que quiere conocerme?

-Mi jefe no quiere hacerle daño, todo lo contrario desea protegerla- suelta una bocanada de aire- Pero no puedo decirle las razones por las que él desea verla, no me corresponde.

¿Protegerme? Este día no puede ser más confuso. Viendo a este hombre inclinado siento que no corro peligro en su compañía. Si deseaba acabar conmigo lo hubiera hecho ya ¿Verdad?

-Está bien- digo soltando el aire- Pero me darás tu armas y voy a revisar en busca de más- Jeremy se pone de pies y me entrega el arma- Date la vuelta- obedece y de manera rápida reviso todo su cuerpo, al menos si intenta algo ya no estaré desprotegida. Reviso el arma y si está cargada.

-Por aquí, señorita Fiorella- dice señalando con su brazo el ascensor.
En un tenso silencio salimos del edificio y subimos a un coche negro estacionado frente a la entrada.

Mientras subimos al coche no me pasa desapercibido el mensaje que envía a alguien en su teléfono.
Imagino que me llevará a algún almacén o un lugar de aspecto siniestro, su jefe debe ser algún matón. Porque si tiene a hombres como Jeremy trabajando para él debe de ser alguien poderoso y siniestro.

Cuando estaciona frente a una cafetería de aspecto tranquila mi cara de sorpresa no se puede disimular.

-¿Tu jefe está aquí?- pregunto confundida.

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