Capitulo 19

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Maximiliam

-Ya tuve suficiente de esta mierda- me dice Sergei viéndome desde su sofá. Ambos estamos en su despacho de la casa, le conté brevemente lo sucedido con Fiorella- No puede simplemente verte y tratarte peor que la lepra, tampoco me parece correcto que no quiera hablar de nada- su rostro adquiere un aspecto sombrío- Y no es correcto que sigas con la duda del bebé.

Joder, ese tema no es bueno para nuestra cordura. Mis emociones están en la cuerda floja en este momento. Poder ver a mi corderito después de tanto tiempo, poder sentir su dulce aroma que sigue igual al que recuerdo, las putas manzanas.

Demonios esa mujer es la única persona que puede pedirme algo y no podré negarselo y aunque me duela profundamente respetaré su decisión de mantenerme alejado, por ahora.

Bueno sí, por ahora. Porque que ni crea ni por un segundo que dejaré que me aleje, ella es mía, yo soy suyo y eso nada ni nadie va a cambiarlo.

-Solo dejaré que crea que voy a tomar distancia- digo mientras veo la noche a través del ventanal- Pero por ahora necesito conversar con Nicholas.

-Que Lucrecia haya estado detrás del secuestro de la italiana me hace pensar en la cordura de esa mujer- el Irlandés niega con la cabeza - Pero algo me dice que tu hermano juega parte en todo esto.

No me provoca ningún sentimiento de traición la idea de Sergei. Nicholas y yo somos dos extraños, así que si el viejo tiene razón, no dudaré en matarlo. Todo aquel que no le es leal a mi mujer y a mí no merece nada de mí parte, ni siquiera la piedad.

-¿Ya está despierto?- pregunto mientras me giro para verlo.

-Sí- señala hacia la puerta- El tal Fabiano y su maldita sombra se han encargado de su cuidado y del pequeño Ayax- sonríe de lado- Ese bebé me recuerda mucho a ti.

Negando con la cabeza salgo del despacho y dejo al viejo con sus delirios. Ayax es todo una hermosura de niño, me encantaría con toda el alma que desde que llegó a este mundo hubiera tenido todo el amor y aprecio que se merece. Y aunque eso es imposible, haré de todo para que desde ahora tenga todo lo que desee.

Siento esta conexión inexplicable con él. No sé si sea una especie de compasión hacia el hombrecito, ya que ambos nacimos sufriendo, no tengo claro las razones, pero si mi sentir hacia él.

Llego a la habitación donde se encuentra mi hermano y abriendo lentamente la puerta lo encuentro sentado en la cama comiendo lo que parece una gelatina.

-Veo que ya estas más relajado- digo en tono plano. Viendo a esta persona que por naturaleza tendría que ser una extensión más de mí al ser mi hermano, solo puedo pensar en las tantas discusiones y peleas a lo largo de los años. No somos ni seremos nunca verdaderos hermanos.

-El señor Fabiano se ha portado muy bien conmigo- dice con voz baja- Me ha tenido mucho paciencia, de hecho todos han sido muy pacientes, gracias Maxi.

Suelto un suspiro cansado, que se deje de mediocres actuaciones, me coloco frente a él y aunque técnicamente soy el menor, en estos momentos lo veo como si fuera un crío.

-Deja de fingir y habla de una vez- muerdo con todo mi enojo- Hoy encontré a Fiorella y ya se todo lo que pasó- al oir el nombre de mi chef el imbecil abre los ojos angustiado - A menos que quieras que te meta cuatro tiros en todo el cuerpo habla ya- veo como dos grandes lágrimas salen de sus ojos, ahora que lo veo me doy cuenta que no lleva sus lentes. Cosa extraña, ya que siempre los lleva, aunque no los necesita.

-No quiero que me lastimes Maxi- dice con tono miserable- Yo no tuve nada que ver con que mi abuela se llevara a Fiorella - Cierra los ojos- Ese día solo le pedí a Ana que la llamara para poder hablar con ella- limpia las lágrimas que caen de su rostro- Fiorella no iba a volver a la mansión a menos que Anastasia se lo pidiera, después de todo mi abuela la despidió.

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