Capitulo 13

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Fiorella

—Lo mejor será que descanses— me dice Adriano recostandose en el sillón frente a mí— El viaje será de varias horas— se coloca una manta en la cara y trata de dormir.

Estamos en el avión de Svetlana rumbo a Canadá. La rusa nos explicó que debía asistir a una especie de evento que el "Gran Varón" organiza todos los años en su casino de Toronto.

—No creo que pueda dormir nada— le digo a mi compañero, se descubre la cara y me observa con esos ojos analíticos iguales a los de su tía.

—Entiendo que regresar a Canadá signifique mucho para ti— dice lentamente—Pero ahora ya no eres ninguna débil, ni mucho menos un objetivo fácil— me sonríe—Eres la increíble Fiorella Petrucci, la Emperatriz de Rusia y porqué no, la de Italia— recita las palabras que dije en el despacho de Svetlana.

—¿Estabas espiando?— pregunto cruzandome de brazos.

—No te sorprendas tanto querida— dice la rusa llegando hasta nosotros con un vaso de vodka en sus manos, es costumbre en ella tomarlo y mucho.

—Es parte de mí— dice su sobrino encogiendose de hombros.

—Madonna Santa, eres un chismoso— ambos ríen al escucharme. Me han dicho que mis expresiones en mi idioma natal, les parecen divertidas.

—Es más un grano en el culo— dice Svetlana con una mirada seria. La risa de Adriano desaparece y es sustituida por una expresión de completa indignación.

Ahora soy yo la que río, a vista externa parece que Svetlana no soporta a su sobrino, pero sé que es todo lo contrario, lo ama, a su manera, pero lo ama.

En lo que he conversado con Adriano, su tía lo es todo para él. Es su única familia, perdió a sus padres en un atentado en contra de los Vasiliev, por desgracia casi logran eliminar a todo el clan. Solo él y Svetlana sobrevivieron a esa explosión.

Ahora entiendo mejor el fuerte vínculo de estos dos y la importancia del collar que Svetlana le obsequió a mi bebé. Ese objeto le pertenecía a su hijo, el que perdió en ese incidente.

—Sí mi tía, la mujer del corazón de hielo, decidió darle lo único que le quedaba de su hijo, a tu pequeño— dice Adriano mientras termina de enseñarme todo el palacio. Estábamos hablando sobre el momento de mi parto en la Fosa—Creeme Fiorella, tu hijo cuenta con toda nuestra gente a su disposición.

Y vaya que tenía razón. Svetlana es como mi nona, me apoya, me cuida y lo más importante, está conmigo en la búsqueda de mi hijo. El único y verdadero heredero de todo. Yo solo me aseguro de cuidar lo que le pertenece para cuando llegue el momento de entregárselo.

—Fiorella— llama la voz de Svetlana, estaba tan perdida en mis pensamientos que no la escuché—Tengo una petición que hacerte.

—Lo que quieras Svetlana— digo segura. Estamos solo ella y yo, Adriano está en los brazos de Morfeo.

—Cuando lleguemos al evento del Gran Varón, quiero que te concentres en ti, olvidate de tu pasado— no entiendo su solicitud, ella mejor que nadie sabe que lo único que me importaba es mi hijo, su nieto—Sé que nuestra prioridad es mi pequeño Ayax, pero no es bueno para ti que solo pienses en muerte y oscuridad, créeme yo más que nadie sabe que llevar a tu mente a solo ese lado, termina con tu cordura. Es importante que te mantengas cuerda para tu hijo.

—Tienes razón— asiento, no puedo dejar que los demás dominen mis pensamientos y acciones— Haré de esta noche el inicio de mi vida en la mafia, pero según mis pasos.

—Eso me gusta— tomo un trago de su bebida—Ya Adriano se encargó de tener lista la mansión que usamos cuando estamos en este país, además, nuestro vestuario está listo.

—¿Vestuario?— pregunto confundida.

—Olvidé decírtelo— coloca el vaso en la mesilla de enfrente—Al Gran Varón le fascinan los eventos con temática, el de este año, es una fiesta de máscaras.

—Vaya locura— digo negando con la cabeza.

—¡Es mi momento para brillar!— grita Adriano despertando de su pequeña siesta— Y si tengo suerte cerrar la noche con una buena compañía.

—Pobre de aquella que quiera caer en tus brazos— digo riendo.

—¿No quieres ser la afortunada, amore?— pregunta con una sonrisa que pretende ser sexy.

—Prefiero dormir con los leones de Svetlana— digo muy seria.

—Si que sabes como subirle el autoestima al pobre— se burla su tía.

Con las protestas de Adriano sobre que tiene un gran motivo por el que las mujeres lo buscan, aterrizamos en la ciudad que me dio todo y me lo quitó igual. Toronto, el clima es igual al que recordaba.

Los tres subimos en el coche que ya nos esperaba, todo la seguridad se encarga de hacer el debido protocolo y con eso nos vamos hacia la mansión Vasiliev en la ciudad. Se encuentra casi a las afueras de la ciudad y aunque no es como el palacio de Rusia mantiene el lujo que caracteriza a los rusos.

—Tu vestuario se encuentra en la primera habitación del segundo piso— me explica Adriano mientras entramos en la mansión—Ese es tu lugar, debemos cambiarnos ya, el evento iniciará en una hora.

Cada quien desaparece para cambiarse. Subo las escaleras y llego hasta la habitación que me indicó el ruso, es muy hermosa, con los colores dorados por todos lados, una gran cama en el centro en donde se encuentra un precioso vestido negro de mangas largas en conjunto con unos tacones de aguja dorados. Sonrío por el gesto de Adriano con el estilo del vestido, él piensa en todo.

Me ducho rápido y observando mi vestuario tomo una gran bocanada de aire, aquí vamos. Me coloco el vestido junto a los tacones, el cabello me cae en hondas largas hasta mi cintura, me coloco algo de maquillaje y me observo en el espejo. No me veo igual, para nada. Mi cuerpo, mi mente y en especial mis ojos no se ven como antes.

Me sujeto mi cuchillo al muslo y salgo hacia el gran salón. Cuando bajo las escaleras ya se encuentran Adriano en un impecable traje azul y una Svetlana con su usual traje gris.

—Sabía que te quedaría increíble— dice el ruso—Te ves como una verdadera reina.

—Cómo una increíble Emperatriz— asiente Svetlana.

—Gracias— digo algo apenada, sigo sin acostumbrarme a los cumplidos.

—Aquí tienen mis hermosas damas— el ruso nos entrega nuestras máscaras, la de Svetlana es blanca con algunas líneas rojas a los lados, la de él es igual blanca pero con piedrecitas de color azul y la mía es negra, es como un antifaz con encaje en los bordes y piedras negras. Mientras termino de colocarmelo Svetlana y Adriano se miran de una manera que presiento no me gustará lo que dirán.

—¿Cuál es el problema?— pregunto.

—Amore— dice Adriano—Se confirmó la asistencia de tu ex prometido al evento— Maximiliam, después de tanto tiempo lo veré. Mi mente se pone en guardia y dejo los nervios de lado.

—¿Lista para enfrentarte a tu pasado?— pregunta Svetlana. Me acomodo mejor mi máscara y viendo a las dos personas que se han llegado a convertir en mi familia estoy segura en mis palabras.

—Estoy más que lista— digo con una sonrisa—Que empiece la fiesta.

Ahhhhhhh, aquí vamos.
El reencuentro se aproxima.
Besos en el poto 💋.

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