Capítulo XLIII

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Fiorella

Nerviosa camino por el salón de la casa, ¿Qué hago?, desde hace unos días he estado algo inquieta por mi periodo, sé que soy irregular, pero esto ya es demasiado.

No es como si estuviera embarazada, no hay posibilidades, usamos protección y además no he tenido ningún síntoma, de hecho me he sentido mejor que nunca.

Pero algo en mí interior me dice que salga de dudas, así que tomando valor busco mi teléfono y le marco a Jennifer.

-Pero si es mi futura señora Telnaster, ¿A qué debo el honor?

-Hola Jenny, yo llamaba porque necesito tu ayuda- nerviosa respiro profundamente- Yo, quiero que me acompañes a la farmacia.

-¿Estas bien? ¿Necesitas que llame a un medico?

-No es eso, bueno creo que por ahora no lo necesito, yo solo quiero confirmar algo.

-Oh mierda- su tono cambia por uno de sorpresa-¿Estas embarazada?

-No..- rápidamente niego- Bueno creo, no estoy segura, mi periodo se ha retrasado y yo solo quiero que me acompañes por una prueba.

-Tranquila, no te alteres, si quieres puedo llevártela yo al penthouse, así no tienes que salir, creo que estas algo alterada.

-La verdad es que estoy aterrada.

-Todo va a salir bien- me tranquiliza con su tono de hermana mayor- Saliendo de la mansión voy a la primera farmacia y compro unas cinco pruebas, es para asegurarnos.

-Aquí te espero y Jennifer, por favor sé discreta, no quiero que nadie se entere hasta estar segura.

-Claro, cuenta con ello, nos vemos, te quiero.

Con eso cuelga, Madonna Santa, necesito tranquilizarme, Maximiliam se dará cuenta de que algo me sucede en el momento que me encuentre así de nerviosa.

De por sí, ahora se mantiene más atento a mí desde que le mentí sobre lo de mi brazo, no quiero mentirle, pero es mejor así, pronto nos cansaremos y no quiero que tenga su mente perturbada con su horrible hermano y abuela.

No sé porqué, pero llevo mi mano a mi estómago plano, si resulto estar embaraza, espero que Maxi tome la noticia de manera positiva, sé que quiere tener hijos, pero habíamos planeado que nos tomaríamos nuestro tiempo.

Mientras termino de acomodar las cosas en el frigorífico escucho unas voces proceder de la entrada.

-Ya te dije que no soy un maldito imbalido- dice la voz molesta de Maxi- No puedo creer que me hayas seguido maldito viejo loco.

-Llámame como quieras- le dice el señor Sergei, cuando los observo la escena me hace reír, el señor trae a Maxi tomado por el brazo- No podía dejarte manejar en el estado que te encuentras- eso llama mi atención, ¿Qué le ocurrió?

-No fue la gran cosa, viejo exagerado.

—Descuidas tu salud—lo regaña, me observa llegar a ellos y con una sonrisa amable me dice—Hola cariño, ¿Podrías decirle al imbecil que tienes por prometido que se tome unos días de reposo?

—¿Pero que sucedió?— digo colocandome al costado de Maxi y cruzando mi brazo por su espalda.

—Nada mi amor—me dice Maximiliam depositando un beso en mi cabeza, luego dirige una mirada fría al señor Sergei—Y jodidamente no la llames cariño.

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