Capitulo 10

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Maximiliam

Todo fue una maldita perdida de tiempo. Maldición, llegamos demasiado tarde.

—¿Pero será más sencillo ahora no?— dice el perro Jeremy sentándose en el sillón de cuero carisimo del viejo Irlandés, cuando coloca los pies sobre la mesita de noche el viejo se los baja de un manotazo.

—Respeta las casas ajenas— lo reprende como a un niño. El pelinegro lo observa detenidamente y sonríe de forma extraña.

—Lo que decía antes de que este viejo me interrumpiera— habla viendo directamente a Sergei— Es que aunque no nos dieron ninguna información relevante en la Fosa sobre el paradero de la señorita Fiorella, ahora será más sencillo dar con ella.

—¿A qué te refieres?— pregunta Fabiano sentándose en el otro sillón donde se encuentra Diff abranzando a Jennifer, la escasez de información sobre mi chica la dejó mal, no es la única, creenos. Fue difícil para ella volver a estar en ese lugar, incluso Diff se sintió ansioso cuando estuvimos ahí, pero eso no nos impidió de buscar respuestas sobre Fiorella, lástima que fue en vano. Todos son unos malditos incompetentes.

—Según este— señala con el pulgar de manera brusca al Irlandés que lo ve con el ceño fruncido—La mujer con la que escapó la señorita Fiorella es la señora Vasiliev, ama y líder de toda la mafia de la Unión Soviética— dice.

—Entonces lo que tendríamos que hacer es llegar hasta ella y así saber sobre el paradero de Fio— señala Jennifer poniéndose de pies— Lo que dice Jeremy es lo más lógico— dice viéndome directamente.

Analizando a profundidad toda la situación es lo más sensato. Lo único que me importa es llegar a ella, saber como llegó hasta ese maldito lugar. Mi corderito inocente estuvo viviendo un año de miseria en ese infierno, ya no es un corderito, ahora es letal.

Tienen razón, ahora es diferente, entró al lado oscuro de mi vida que no quería que la alcanzara, pero mis esfuerzos fueron en vano. Las imágenes de ella clavandole el cuchillo a aquel hombre están frescas en mi mente y solo puedo decir una cosa: no me importa, la amo. La amo en todas sus facetas, tierna, enojada, feliz, triste y ahora letal. No me importa, solo deseo tenerla entre mis brazos y protegerla de todo y todos.

Así que si tengo que volar hasta la maldita Rusia lo haré. Cruzaré el maldito océano nadando si es necesario. Pero primero necesito ordenar las cosas por aquí.

—¿Cómo sigue Nicholas?— le pregunto a Sergei.

—Según mis hombres los días que estuvimos fuera tuvo varias crisis— niega con la cabeza—Siempre gritaba que tenía que protegerte a ti, a tus tíos y Ana de tu abuela, tuvieron que administrarle sedantes.

—¿Qué mierda es eso de la abuela?— pregunto completamente perdido—O mejor dicho ¿Dónde se encuentra esa mujer?— ya ni recuerdo la última vez que la vi, creí que lo haría al quemar su preciada mansión. Pero no había señales de ella.

—Según Moisés hace dos días la vio salir muy apresurada y molesta de la mansión— me informa Diff— Pero que no ha regresado a la mansión.

—O más bien a lo que dejaste de ella— señala Jennifer con molestia, no entiende que debíamos quemar ese lugar.

—¿Qué quieres hacer ahora Maximiliam?— me pregunta Fabiano. Sigue sin agradarme para nada el viejo, pero hasta ahora no ha hecho nada levemente sospechoso, te tendremos vigilado británico.

—Lo que harem...— soy interrumpido por unas voces provenientes de la entrada principal de la casa del viejo Irlandés—¿Qué es eso?

Mi pregunta se responde sola al ver entrar a mis tíos y mi pequeña a la sala donde estamos todos.

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