Capítulo 11

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Maximiliam

—¿Exactamente que fue lo que te dijeron?— pregunta una Jennifer bastante alterada, esto es raro, ¿Un bebé?

—Ustedes saben que la ubicación de ese lugar es limitada— dice el grandote—Así que Emilio se sorprendió mucho al encontrar un pequeño bulto de sábanas sucias en medio de las cajas donde tienen las piezas de armas averiadas.

—¿Qué clase de persona inhumana deja a un pequeño así tirado?— el británico parece realmente triste con la noticia, bueno, ese señor es sensible.

—¿Dónde está el pequeño ahora?— pregunta el perro Jeremy mientras le da un pequeño apretón  en el hombro a Fabiano.

—Están esperando tus ordenes— dice viéndome. No sé que pensar, pero algo me dice que debo ver esto por mis propios ojos.

—Vayamos al almacén— digo viendo a Diff, Jennifer y al Irlandés— Ustedes pueden esperar aquí— les digo a los británicos.

—Me gustaría ir— dice Fabiano—Por favor— estoy por decirle que se meta su por favor por donde le quepa, pero Sergei se me adelanta.

—Está bien— saca su teléfono y parece escribir un mensaje—Mientras vemos lo del bebé, mis hombres estarán cuidando de Nicholas y otros estarán atentos al penthouse— Siempre pensando en todo.

Mientras todos vamos rumbo al almacén sur analizo todo el panorama. Es la primera vez que esto sucede, nunca antes se había presenciado algún paquete ni mucho menos un cuerpo, en este caso un bebé.

Se que debería estar en mi avión rumbo a Rusia ahora mismo, pero mis voces me piden que me encargue de esta situación. Es que algo en esto nos involucra y mucho.

Al llegar al almacén somos recibidos por Emilio, es uno de mis hombres de confianza y lleva años trabajando para mi en este lugar.

—Quiero todos los detalles— digo mientras bajo del coche con los demás siguiendome.

—Esta mañana salia a tirar más armas fallidas en la pila que tenemos en la parte de atrás— dice señalando el otro extremo del almacén— Pero llamó mi atención un pequeño trozo de tela entre tanta caja— niega con la cabeza—Imagina mi sorpresa cuando la tome entre mis manos y me encontré con un pequeño cuerpo.

—¿Dónde está el bebé?— pregunta Fabiano.

—Antes de llamar a Diff, me tomé el atrevimiento de llamar al Doc— me mira nervioso— Espero no le moleste.

—Por su puesto que no— habla Jennifer—¿Ya lo está revisando?

—Sí, pueden entrar— señala el almacén. Todos entran deprisa, pero Sergei y yo nos quedamos junto a Emilio.

—Quiero que revises las últimas 72 horas de las cámaras de este lugar y da con el bastardo que dejó a ese niño tirado aquí— le digo serio.

—Traelo vivo, me encantaría saber su parte de esta historia— dice Sergei apretando los puños. Imaginar a mi prima tirada en algún lugar me produce un feo sentimiento, imagino que el viejo piensa lo mismo por ese estado que tiene. Aprecia mucho a la pequeña Ana.

—Enseguida señores— dice. Mientras desparece para empezar con su labor. Sergei y yo entramos por fin al almacén.

El Doc ya se encuentra en una especie de camilla junto a una mesa con un sinnúmero de mierdas médicas. Me acerco hasta la camilla y me golpea la imagen de un pequeño hombrecito.

El estado de su cuerpo es lamentable, podemos contar sus costillas por Dios. Imagino que estaba sucio, pero el Doc ya se ha encargado de limpiarlo y ahora lo está revisando.

—Su estado es complicado. Parece tener un gran nivel de deshidratacion— asegura la pequeña guía de suero que le ha colocado en su manita— Tengo que decir que en mis más de veinte años de carrera médica nunca había visto que un bebé de esta edad y en este estado se encuentre tan sano— frunce el ceño y acomoda sus gafas—Sí, es más que obvio su nivel de delgadez, pero a pesar de todo eso, su cuerpo no muestra ningún problema de gravedad.

—¿Qué son esas marcas?— pregunta Diff señalado las piernitas del pequeño.

—Esas son..— dice el Doc.

—Marcas de cigarrillos— dicen Sergei y Jeremy al mismo tiempo. Ambos se quedan viendo y comporten una extraña mirada.

—Dejemoslo reposar— el Doc guarda sus utensilios— En esta lista está todo lo que necesitará, quien quiera que asignes para cuidarlo, debe darle lo que no ha tenido en los seis meses que tiene de vida.

—¿Y eso es..?— pregunta Fabiano viendo al pequeño pelinegro dormido.

—Amor— con eso toma su maletín y da la vuelta. Antes de salir se gira y saca algo de su bolsillo, me toma la mano y coloca una especie de collar/ relicario en mi palma—Esto estaba en su cuello, creo que es su nombre— ahora si sale.

—Pobre bebé— dice Jennifer acariciando con mucho cuidado las pocas hebras de su cabello—¿Quién le haría algo así?— el enojo es más profundo en su voz al ver las marcas rojas en sus piernitas delgadas.

—Quién quiera que sea créeme que va recibir el doble de lo que sufrió el pequeño— no son simples palabras del Irlandés, es un juramento.

—¿Quién cuidará de él?— pregunta Jeremy viendo al pequeño dormido.

—Si quieres puedo cuidarlo yo— dice Fabino mientras toma la mano que no tiene la guía de suero.

—No— es todo lo que digo. Él no se irá con nadie. Me acerco hasta el pequeño y con mucho cuidado observo su cuerpecito. Al ver mis intenciones de tocarlo, tanto Jennifer como Fabiano se alejan.

Cuando estoy lo completamente cerca del pequeño, me centro en detallar todos sus rasgos. Es tan pequeño, sus manos, sus pies, su nariz. Es un verdadero guerrero, todo lo que vivió y sigue con vida y más fuerte que nunca.

Ahora su nombre es más claro en mi mente. Tomando su collar con el mayor cuidado lo coloco sobre su cuellito. El pequeño parece despertar por el movimiento, cuando creo que seguirá durmiendo, observo como lentamente sus párpados se mueven.

—Ayax— susurro tocando con un dedo de mi mano no enguantada su mejilla—Serás un gran guerrero, pequeño Ayax— cuando termino la última palabra sus ojos se abren por completo haciendo que todo el aire salga de mis pulmones.

Maldita sea, sus ojos, esos ojos. Tiene los ojos más hermosos y fascinantes que jamás haya visto. Tiene uno de color azul cielo, como cuando el sol sale para iluminar todo y el otro es de un color tan verde como la esmeralda, esmeraldas que me recuerdan a mi Fio. Esta es la señal para que cuidemos de él.

—Pequeño Ayax— digo besando su frente, no sé como describir lo que está sucediendo en mi cabeza y mi corazón, pero desde que me arrebataron a mi Fiorella había estado completamente en la oscuridad, pero ahora que veo el rostro de este precioso bebé siento como un rayo de luz dirige mi alma hacia la claridad.

Ignoro la presencia de todos en el lugar, me miran asombrados. Saben que jamás demuestro afecto, solo lo hacia con una persona, pero este humanito me tiene cautivado y lo es más cuando levanta su pequeña manito libre y toca mi rostro que está cerca de él suyo. Mientras lo veo directamente a esos luceros maravillosos podría jurar que trata de decirme algo.

—Maximiliam— llama Sergei. Trato de ignorarlo, pero insiste—Emilio ya dio con la información que solicitaste— Eso si me interesa, dejo otro beso en la frente del pequeño y me giro.

—Cuiden a Ayax— les digo a todos. Tomo el cuchillo que siempre llevo en mi tobillo, mientras lo hago girar en mis manos observo a Sergei— Es hora de saber quien fue la escoria que se atrevió a lastimar al pequeño guerrero.

Besos en el poto 💋.

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