Capitulo X

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Maximiliam

Desde que nací, nací para destruir, para matar, para convertir todo en cenizas y ruinas, con ese criterio fui criado por mi padre, basura humana que no merece ser llamado así, no soy un santo, pero tampoco condeno a un niño desde el momento en que nació a una vida de completa sangre y muerte.

Mi familia es la líder de los negocios más turbios que te puedas imaginar, desde tráfico de drogas, armas, juegos clandestinos en los casinos y la prostitución, eso sí desde que me decise del bastardo de mi padre la prostitución quedó anulada del mapa, nunca estuve de acuerdo con que se tratara a así a las mujeres, tengo una abuela, una tía y una prima que no me gustaría llegar a ver en ese tipo de situación, es una pena que dos de ellas no lo aprecien y me traten como un maldito lunático.

Mi familia desde que descubrieron la verdadera razón tras la muerte de Charles mi padre me tratan como la peste, es por eso que decidí largarme de la mansión de los jardines blancos y vivir en mi propio espacio, si, es solitario, pero al menos ahí nadie tiene miedo de que en cualquier momento les salte encima.

Aveces pienso como serian las cosas si mi madre estuviera aun con vida, talves mi relación con Nicholas fuera distinta, talves los dos actuaríamos como verdaderos hermanos y no quisiéramos matarnos cada vez que nos vemos a como hacemos todo los días que tengo que ir a su estúpida mansión para checar algunas cuentas con el tío Dominic, este es el que más trata de llevarse bien conmigo, aprecio el esfuerzo pero es más que obvio que me tiene miedo, incluso cada vez que llego a la mansión evita que pase un momento con su hija.

Si supiera que la pequeña Anastasia era la única razón por la que frecuento ese lugar y digo era, porque la mujer de ojos color musgo que tengo observándome muy seriamente en este momento se ha convertido en una razón más para visitar la mansión de mi abuela.

Sonaré como un maldito idiota, pero desde aquel almuerzo donde llegué de improvisto a comer y la vi por primera vez no he podido olvidarme de esos ojos, nunca antes me había llamado tanto la atención una mujer, por lo general las evito, Jennifer una vez me dijo que talves era gay, bueno después de haber visto los increíbles pechos de la señorita Fiorella descarto la posibilidad de que me atraigan los hombres.

Aparte de Anastasia, la única otra persona que realmente me quiere y estima en la mansión es Jennifer, ella me conoce desde que teníamos quince años, pareciera que ella fuera mi verdadera hermana y no Nicholas, con Jenny he atravesado situaciones jodidas y retorcidas que si no fuera por su apoyo no se en donde estaría.

Como siempre estoy atendiendo los negocios no tengo tiempo de sersiorarme de como está la familia, así que el que Jennifer esté las veinticuatro horas del día ahí me tranquiliza mucho, me preocupo por todos ellos apezar de que solo me muestren su desprecio.

Entiendo el resentimiento de mi abuela y mis tíos, pero ¿Mi hermano? no se supone que debemos estar en las buenas y en las malas siempre juntos, ya que somos de la misma sangre y solo nos tenemos a nosotros, sin madre y padre deberíamos ser más unidos, pero no, creo que Nicholas desde que se enteró que seria hermano mayor decidió recibirme con todo el odio que pudo reunir.

No tengo un solo buen recuerdo de nosotros conviviendo como hermanos, se podría decir que los hermanos que tengo son tres: Jennifer, Diff y el whisky, con eso es más que suficiente.

Si no le abro las puertas de mi mente y mi corazón a los demás, así no podré terminar decepcionando a nadie a como lo hice con mi familia.  Le pedí a Diff que se encargara de la seguridad de la mansión y de cuidar a mi abuela personalmente, después de todo ella fue la que nos crío a Nicholas y a mí.

Obviamente su favoritismo recae en el niño dorado que cree es mi hermano, todos creen que es el príncipe perfecto, no el maldito criminal que soy yo. Claro que todo príncipe buscará a su princesa y por lo visto mi querido hermano decidió que ese papel le sería correspondido a Fiorella.

Bueno tengo noticias para él, eso no sucederá mientras yo viva, sé que no he actuado de la mejor manera con Fiorella y estoy casi seguro de que me odia, pero no podía arriesgarme a que Nicholas estuviera al tanto de mis intenciones con ella.

Si ese maldito se entera de que me siento intrigado por Fiorella hará lo que sea necesario para alejarme de ella. No tengo ninguna duda de que aquel día que los vi a los dos conversando en la parte trasera de los jardines, mi hermano se encargó de salirle con su típica charla de que no debería acercarse a mí porque soy un peligro y bla bla bla.

Parece vieja chismosa diciéndole a todo aquel que se le traviese que soy una escoria y no solo se limita a decirle a Fiorella que se aleje de mí, también se atreve a llevarla en su ridícula motocicleta hasta su casa.

¿Qué como lo sé? Fácil, siempre se donde se encuentra esta linda chef.

Eso suena muy bien para lo que en realidad hago. Hace unas semanas le pedí a mi adorada primita que le diera a su Fio un obsequio de su parte, claro que el regalo era mío pero si Fiorella lo supiera no lo tomaría, entonces Anastasia le regaló un hermoso collar de una rosa blanca y le pidió de por favor que nunca se lo quitara ya que ella tiene uno igual.

Si, ambas tienen una rosa blanca de collar de mi parte, solo que al de Fiorella le coloqué un rastreador, para Anastasia no es necesario, ya que ella cuenta con la seguridad de mis hombres, pero la chef no, así que me tomé como responsabilidad su seguridad.

Sé que es una completa locura lo que estoy haciendo, pero desde que esta castaña llegó a mi vida con sus comidas italianas no tengo control de mis actos, cada vez que ella me ofrecía una galleta con una de sus típicas sonrisas no deseaba nada más que tomarlas y comerlas, pero soy alérgico a la canela y hasta donde Jenny me ha contado ni ella ni nadie más en la casa sabia de esa alergia. Entiendo eso y le ordené a Jennifer no divulgar esa información,  capaz y mi hermano me termina envenenando.

Así que me enerva la sangre que Nicholas si pueda comer todo lo que prepara Fiorella, que pase más tiempo con ella y que se tuteen, odio mucho que tengan una buena relación, sé que mi hermano no va a descansar hasta tener a Fiorella. Talves sea lo único que tengamos en común, porque yo tampoco voy a descansar hasta tenerla.

Lo primero que debo hacer ahora es buscar que inventarme para justificar la herida patrocinada por uno de los socios que no saben aceptar un maldito no como respuesta, este negocio no es para cualquiera y este tipo de heridas son el pan de cada día.

Mi primer idea era llamar a Jennifer o a Diff para que me asistieran, pero no quería levantar sospechas de que me encontraba herido y que los enemigos tomarán ventaja de esta pequeña vulnerabilidad. Así que me tomó por sorpresa que el rastreador de la dulce chef indicara que aún estaba en la mansión.

Pude haberme ido a mi penthouse, pero quería saber como reaccionaria Fiorella al verme así ¿Me ayudaría? ¿Le valdría mierda? Al menos descubrí que no le valgo mierda, que tiene un lindo hogar, es muy ordenada, sabe como tratar con este tipo de heridas y que necesito mostrarle la diferencia entre un lobo y un zorro.

No puedo permitir que viva con esa confusión, talves algún día si me permite la llevaré a verlos en persona, pero por ahora lo principal es no levantar ninguna sospecha de que mi familia y yo pertenecemos al mundo de la mafia, ella no está lista para eso, por eso creo que mi abuela se encarga de que no lo descubra, en eso si estoy de acuerdo, por el momento no es bueno que lo sepa.

–¿No puede dejarme descansar primero?–le digo fingiendo una mueca de dolor– A como puede ver estoy un poco mareado por la herida–es una completa mentira, fui entrenado para soportar mucho más. Pero como la chef es una persona muy inocente es claro que me creyó.

–Puede descansar por hoy–me dice con el rostro más tranquilo que antes–Pero hablaremos mañana ¿Entendido?–me señala con gesto que parece trata de ser serio, pero si supiera que se ve más graciosa que seria.

–Como usted lo quiera–le digo mientras me recuesto en el sofá que sorprendetemente es bastante cómodo. Fiorella vuelve a perderse por el pequeño pasillo al que fue por el botiquín y regresa con una colcha que se ve bastante caliente.

–Tome, con esto no pasará frío–lo voy a tomar, pero ella es la que se encarga de colocarme la colcha sobre todo el cuerpo y se asegura de que no quede ninguna parte descubierta–Que tenga buenas noches Maximiliam–me dice desapareciendo otra vez por el pasillo.

–Buenas noches mi Fiorella–digo en un murmullo.

¿Todo eso te guardabas Maximiliam?
Besos en el poto.

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