Piel de azúcar

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Mes 2.

Asmodeus caminaba por el pasillo de la clínica mientras leía un informe médico detallado en sus manos. Pasó las páginas y asintió para si mismo al reconocer los progresos de Fizzarolli, el gran caso al que le prestaba mucha más atención de la cuenta y que lo tenía bastante concentrado y fascinado en partes iguales.

"Sus prótesis han funcionado muy bien este mes y medio. Los adaptadores se ajustaron a sus músculos, a diferencia de los anteriores. No hay muestras de rechazo, es un buen ritmo."

Una sonrisa se dibujó en su rostro. Aún no había signos de recaídas fuertes, era una buena señal. Sabía que no habría manera de que su recuperación fuera lineal, pero esa era una buena racha y se sentía como una victoria. Los trasplantes de sus piernas estaban funcionando bastante bien, al igual que sus brazos. Debía adaptarse a esas prótesis para continuar con la rehabilitación. El pequeño al fin tenía piernas firmes, era cuestión de volver a aprender a caminar.

Era algo tarde, pero le haría una visita. Quería darle aliento y motivación. Asmodeus llegó a la habitación seis y abrió lentamente, para que Fizzarolli no se asustara en su interior.

Ozzie lo encontró allí dentro, acurrucado en la cama de hospital y dándole la espalda mientras observaba con detalle el atardecer desde su ventana. Nubes grises sobre un cielo rojo que se oscurecía.

Era un panorama diferente, era la primera vez que el pecado veía su cuerpo completo tanto con brazos como con piernas. Las prótesis eran de color negro, contrastaban mucho contra la piel blanca repleta de quemaduras en la anatomía del imp.

Asmodeus llegó a su lado. Sus pisadas alertaron a Fizz, pero él no se inmutó. Permaneció quieto mientras no despegaba sus ojos grises de la ventana de la habitación. El pecado se arrodilló a su lado, contempló al pequeño y a su forma de ver ese atardecer. ¿Quizá estaba anhelando libertad?

—Felicidades, superaste algo muy duro en este tiempo —le dijo con una media sonrisa—. Y buenas tardes.

Fizzarolli escuchó aquella voz. Ya no se asustaba tanto al sentirlo porque al menos la reconocía. Tomó asiento y dirigió sus ojos desamparados hacia el pecado. Su rostro seguía siendo terriblemente frío ante el descarado acercamiento de Asmodeus.

No lo conocía, no quería conocerlo, no le interesaba. Era tan extraño que fuera amable. Estaba muy confundido y no podía entender qué era lo que lo llevaba a tratar de socializar con alguien como él. Porque ese interés no tenía que ver con Mammon a su parecer. Sentía la más horrible desconfianza hacia Asmodeus, la cual disfrazaba todo el miedo que lo sucumbía al ver al pecado tratando de establecer un vínculo. Los sangre azul no eran de fiar, eran crueles cuando llegaban al circo de imps. Él solo podían confiar en Mammon, porque lo había salvado de un destino miserable.

—¿Por qué estás aquí?

Cuestionó Fizzarolli en un lenguaje de señas bastante avanzado. Los tutores le enseñaban día tras día después de todo.

—Oh... —Asmodeus solo quería corrobar su estado. Eso era tan extraño en ese horario. Era normal que el imp lo mirara casi con miedo—. Tenía que ver por mí mismo tus prótesis y ha pasado un tiempo en el que solo monitoreo tu avance y no vengo a verte. He tenido mucho trabajo. Luego tendré que entregar tu informe al personal de Mammon. Le contaré sobre tus progresos.

Quiso explicarle la razón. Asmodeus se encontró a si mismo creando excusas. No era necesario estar ahí realmente. Sin embargo, de verdad quería verlo.

Fizzarolli bajó a mirada con frialdad y distancia, gesto que hizo que Ozzie entendiera que estaba creando una gran pared entre los dos y que se veía bastante difícil de atravesar si seguía mostrándole un rostro sin sentimientos y una mirada desalmada.

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