Fórmula

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El mundo de Blitz acababa de romperse por completo al ver aquella imagen tan hermosa de lo que fue su mejor amigo y el amor de su vida. Era increíble la manera en como podía brillar tanto en una gigantografía, como su grácil figura lo podía desbordar con tanta facilidad.

Fizzarolli mostraba una excesiva cantidad de piel, no parecía conocer la vergüenza. Su sonrisa era preciosa, pero cruel y despiadada, como si no le tuviera miedo a absolutamente nada en el mundo y como si pudiera llevarse a todos por delante con el fuego de su talento y su sensual apariencia.

Blitz pudo ver cada centímetro de piel, estaba quemado en casi todas partes, pero el maquillaje resaltaba cada zona. No se veía mal en lo absoluto, sino jodidamente sexy al lucir ese costoso atuendo de diseñador. Podía ver sus muslos expuesto, su torso, incluso como sus huesos se marcaban por debajo de su piel fina y suave. Su rostro también estaba quemado en gran parte y su piel era blanquecina, sin embargo, el color de sus ojos y los redondeles de sus mejillas lo hacían reconocerlo.

Su nariz estaba marcada en rojo, como una de las pocas áreas que no sufrieron quemaduras. Ese detalle lo hacía ver adorable fuera de todo ese escandaloso look sensual que llevaba puesto. Todo en él era destacable, incluso su gorro brillante de bufón y los detalles de payaso lo hacían lucir majestuoso y perfecto.

Lo más llamativo en él eran sus prótesis de metal negro, las cuales se aferraban a sus muslos y también a sus costados, haciéndole entender a Blitz que había perdido gran parte de sus piernas y sus brazos en totalidad.

Tal vez debajo de ese gorro elegante existía más daño, tal vez sus cuernos también fueron malheridos y había más trozos de piel dañada que no podía ver. Aunque eso no importaba, porque Mammon había logrado que cada punto débil se volviera totalmente deslumbrante y sexual, resaltó sus carencias y las hizo ventajas. Y más que un bufón común y corriente, parecía un astro de otro universo que podría dejar ciego por su talento y belleza a cualquiera que lo observara fijamente por mucho tiempo.

Blitz reaccionó, se acurrucó en su lugar y cayó de rodillas en el piso. Necesitaba respirar... Estaba teniendo un ataque de nervios. Reconoció esa sonrisa, la sonrisa que Fizzarolli colocaba frente a las cámaras y frente al público, tan hermosa e invaluable...

Se cubrió la boca con una mano, lloró porque lo extrañaba. Ahogó sus sollozos como le era posible, dejó caer sus amargas lágrimas por sus mejillas y cerró sus ojos con todas sus fuerzas.

¿Por qué colgaron ese puto anuncio comercial justo frente a su antiguo departamento?! Era el único lugar que consideraba seguro y que le traía paz y confort. Bueno, ya no, nunca más.

Blitz no pudo quedarse quieto. Volvió a mirar la publicidad andante que ahora era Fizzarolli, ubicó todas las redes sociales que tenía y que se promocionaban en una esquina del letrero y supo qué hacer. Tomó su celular comenzó a stalkear como un condenado.

Resultaba ser que Fizzarolli estaba anunciando su debut desde hacía algunos meses, Blitz no estaba al tanto de las redes y nunca pudo verlo. Tenía un equipo gigante de marketing detrás, también un equipo costoso que estaba cubriendo sus ensayos y que trabajaba para él en su acto. Todo era cortesía de Mammon, quien estaba invirtiendo una gran y excesiva cantidad de dinero por Fizzarolli para que su debut rompiera el infierno y cada uno de sus círculos.

La nueva estrella de Mammon empezó con su publicidad en todas las redes sociales existentes. Blitz se puso al tanto rápidamente, los vídeos de Fizzarolli eran virales desde sus cuentas oficiales, dónde mostraba sus actos, sus entrenamientos y su vida junto a todo el personal de Mammon organizando su muy próximo debut. Los titulares de todos los portales de la farándula decían cosas similares: El bufón más reconocido del infierno, con sus prótesis extensibles que lo hacían ágil y sorprendente en sus rutinas.

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