Cumpleaños

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Mes 9.

No quería volver a pensar el estúpido de Mammon haciendo estragos en su mente que de por sí ya cargaba con demasiados pensamientos confusos. Fueron meses buenos, meses en los que Fizzarolli pudo revitalizarse. Podía comer un poco más por su cuenta y también caminar. Era un progreso. Además, veían su rostro un poco más luminoso y eso le hacía sentir alivio todos los días.

Ozzie solo quería disfrutar de ese presente, todavía no tenía el corazón de hablarle sobre Mammon y de romper su ilusión. Tampoco podía ser un bastardo y tratar de apresurar sus limitaciones, Fizzarolli lo hacía bien a su ritmo y si le hablaba sobre trabajo, solo se estresaría y aquello le daría problemas en su avance. Lo dejaría avanzar a su ritmo, a un ritmo sano y sin presiones.

Aquel día, cuando ingresó a la habitación del imp, lo encontró sobre su cama escribiendo en una pizarra grande que mantenía apoyada entre sus piernas. Para mejorar la motricidad fina de sus muñecas y sus dedos, debía ejercitar incluso minúsculos movimientos para ayudar a su precisión.

El pecado sonrió inconscientemente. Era lindo verlo ocupado, incluso con una expresión seria mientras se dedicaba a escribir.

—Hoy es tu cumpleaños, felicidades —el más grande tomó asiento al costado en su silla y lo observó—. Cumples diecinueve, aún eres un cachorro joven.

Fizzarolli detuvo su escritura. Alzó su mirada hacia él y entrecerró sus ojos con disgusto.

—¿Qué te gustaría hacer? —Asmodeus tanteó el terreno, sin embargo, la expresión crítica y ácida departe del imp no cambió— ¿Por qué estás enojado? —preguntó Ozzie arqueando una ceja con extrañeza.

Fizz borró todo lo que escribió en la pizarra. Entonces, con el bolígrafo remarcó con letras grandes y legibles lo que quería decirle. Al terminar, volteó la pizarra y la señaló para que la leyera fuerte y claro.

—Oh, veo que tú caligrafía está mejorando con las clases —dijo Ozzie con cierto asombro ante esa letra cursiva y estética. Se acercó y leyó con curiosidad.

"Es el segundo aniversario del incidente. Fue en mi cumpleaños."

El pecado retrocedió con una culpabilidad tremenda. Le dirigió una mirada sufrida al pequeño y se sintió terrible al leer aquello.

—Oh... Carajo... No lo sabía, lo siento —se disculpó muy apresurado porque de seguro era un día muy doloroso para recordar. Era muy fuerte que un día tan importante se volviera totalmente oscuro para siempre. Sucedería en cada fecha que cumpliera años.

Fizz asintió, porque no quería saber nada relacionado a conmemorar. Si pudiera borrar ese día y esa fecha de toda su vida, lo haría sin pensarlo.

Entonces, cuando volvió a acomodar la pizarra entre sus piernas, volvió a borrar y a escribir. Lo que dejaría allí era un recordatorio ETERNO de lo que quería que Asmodeus se grabara en la cabeza con respecto a su cumpleaños. Y no quería volver a mencionar el asunto ni hacer ninguna clase de negociación.

Le mostró lo que escribió y lo señaló con una expresión muy severa. De verdad no había manera de que cambiara de opinión.

"No quiero festejar.
No hay nada qué festejar.
Jamás voy a hacerlo otra vez.
Nunca, nunca, nunca, nunca, nunca."

Que efusivo. Ozzie suspiró y los pequeños demonios en su plumaje de fuego se amargaron. Suponía que era su total decisión y era incuestionable e irrevocable. No había nada que hacer.

—Y pensar que te preparé un gran pastel —cerró sus ojos y se encogió de hombros mirando a su costado— ¿Qué se supone que haré con él?

Fizzarolli relajó su expresión al oírlo. Su cola serpenteó un poco. Y fue en ese momento que Ozzie supo que había captado su interés. Había descubierto algo en el imp. Podía ser temperamental, un negador serial de emociones y de ayuda o confianza externa. Y a veces era bastante grosero a pesar de que Ozzie no lo merecía. Sin embargo, tenía debilidades. Solo había que encontrar los momentos precisos para utilizarlas.

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