Limpiando sangre

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Entraron al nuevo edificio rentado. Ambos imps miraron su alrededor, Moxxie estaba fascinado por la amplitud de la estructura y los muebles nuevos. Todo lucía muy profesional, había un sector para cada tarea: una sala de estar, una recepción, una habitación para planear estratégias. Todo era increíble, se veía mejor de lo que él imaginó.

—Si, la renté con mucho esfuerzo  —Blitz presumió aquello con orgullo, ya que sabía que fue una gran inversión. Si quería tomarse en serio el negocio, era hora de empezar a hacer movimientos grandes.

—¡Se ve increíble! —Moxxie se entusiasmó al ver la reluciente oficina de trabajo— ¿Cómo iremos al mundo de los vivos, señor?

—Si, pensaré en algo —Blitz se frotó el mentón ante ese problemita. Llegó al costado de Moxxie y rodeó su hombro con su brazo para decirle las buenas nuevas con una gran sonrisa—. Mientras tanto, arreglé un par de preciados recados con algunos tipos que quieren matar a otros tipos. Y ya les cobré un dineral por adelantado, así que debemos salir a hacer ajustes de cuentas —su jefe le confesó aquello, ya que él estaba quebrado y no había otra manera de pagar semejante lujo de oficina de otra manera—. Hora de llenarnos las manos de sangre, ¿genial, cierto?

—... ¿Es decir, sicarios normales? —preguntó Moxxie con cierta desconfianza, ya que sabía que si eran atrapados volverían a la cárcel y podrían perder más meses allí.

—Me alegra que lo entiendas rápido —no había tiempo de explicar mucho, no quería llenarse de preguntas porque la cosa se pondría más ilegal a medida que avanzaran las respuestas. Le entregó un puñado de carteles a Moxxie y se encargó de otorgarle su primera encomienda—. Rápido. Ve a Ira a colgar carteles de SE BUSCA empleado. Descuida, te dejaré café.

Blitz todavía no le pagaba a Moxxie, pero ya se comportaba como un jefe porque desde que empezó a decirle "señor", se le subió a la cabeza. Podrían repartirse su primer pago luego de matar a algunos sujetos, ser sicarios normales por un tiempo les pagaría las cuentas hasta que pudieran encontrar el método de entrar al mundo de los vivos.

Además, aún tenían que completar el equipo. En Ira había buenos asesinos y estaba seguro de que alguien se interesaría. Blitz practicaba tiro al blanco todas las noches y Moxxie se encargaba de ser su maestro en cuanto a armas de fuego, lo tenía controlado porque era naturalmente bueno al disparar.

Blitz no quería atribuirle mucho a su don natural con las armas a toda la agilidad que adquirió durante gran gran parte de su vida en el circo, pero era un hecho de que su veloz forma de combatir y sus reflejos rápidos se debían a eso. Se había vuelto muy bueno luego de comprar algunas armas por Voxmazon, tanto con armas de fuego como con armas blancas. Ese era su talento desde el principio, al parecer.

Se sirvió café hirviendo en su nueva taza de oficina luego de que Moxxie se marchó. Miró por el exterior de la ventana y arqueó una ceja al ver como esas estúpidas palomas infernales se habían chocado y roto el cuello contra su precioso cristal de oficina en la ventana.

Y pensar en aves muertas y en el mundo de los vivos le hizo tener un deja vu.

Recordó un poco a ese pequeño pájaro de la realeza que conoció cuando eran niños, cuando lo compraron como si fuera un juguete. El búho. Y ese niño le dijo que podía ir al mundo de los vivos con ese libro y con los hechizos adecuados.

Blitz se entusiasmó y empezó a sonreír como un estúpido ambicioso. ¡Había una gran posibilidad de poder cumplir sus metas si robaba ese maldito libro y averiguaba cómo hacerlo funcionar!

Entonces, su cabeza empezó a maquinar mil ideas para ejecutar el robo del siglo. Podía recordarlo al menos un poco, el niño vivía en una mansión ricachona enorme. Era un miembro de las más alta y reconocida realeza del infierno, un sangre azul de los más puros. Su apellido... Era un Goetia.

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