El Placer de Amar. ~ ~ CastielxSucrette [Corazón de Melón]

Capítulo 10.

—Yo también te amo, Castiel... —Logré decir apenas en un hilo de voz, sintiendo mis mejillas arder por lo rojas que se deben de encontrar, pero aún así no deshice mi sonrisa ni despegué mis ojos de él. Él tenía una expresión de sorpresa, pero poco a poco fue formando una amplia sonrisa en sus labiales.

—Sucrette... —Él me miraba con ternura lo cual me encantaba. Se fue acercando poco a poco a mi hasta que nuestros labios. Yo comencé a cerrar lentamente mis párpados y él imitaba mi acción, comenzaba a sentir cada vez más su respiración contra la mía y eso hacía que mi piel se erizara, pero a la vez sintiera un pequeño cosquilleo en mis adentros, se sentía raro, pero a la vez muy placentero, era como si me sintiera segura junto a él.

Finalmente llegó el esperado momento tal vez para ambos, nuestros labios se unieron en un fugas y apasionado beso, pero a la vez era lento y tranquilo, no nos apresurábamos o al menos no yo. Quería sentir en su totalidad sus labios, saborear su sabor y no perder este momento por nada en el mundo. Dejé escapar un suspiro, lo que provocó que la lengua de Castiel se introdujera en mi cavidad bucal, pero aún así no le rechacé, a decir verdad correspondí de igual manera, haciendo que nuestras lenguas comenzaran a juguetear con la otra. Aunque para mi mala suerte, una persona debe de respirar para vivir y yo ya estaba quedándome sin aire a lo que poco a poco fui separándome de sus labios, lo miré a los ojos y noté como me miraba y en sus labios aún tenía esa sonrisa que tanto me gustaba.

—No sabes lo mucho que esperé para esto...—Aquello me tomó por sorpresa, haciendo que me sonrojara aún más. — Te ves hermosa así toda rojita, ¿Te lo había dicho antes? —Yo negué con la cabeza algo tímida y nerviosa. — ¿Quieres ver a tus padres?

—Me gustaría estar más tiempo contigo... De seguro mis padres me van a regañar por haber hecho tal tontería...

—No te preocupes, no te dirán nada, tú tranquila, ¿Sí? —Me miró con una sonrisa y yo se la devolví, asintiendo un par de veces. Él se levantó y fue a la salida de la habitación y al perderlo de vista, di un largo suspiro, volviendo mi vista al techo, sonriendo cual boba colegiala enamorada del típico chico rudo de la escuela.

—Hija... —Escuché las voces de mi madre, dirigí la mirada la puerta y los vi a ambos parados ahí mirándome y mi madre estaba sollozando. Se acercó a mí y me abrazó fuertemente. — No tienes idea de lo asustada y preocupada me tenías...

—Mamá... Papá... —Sollocé, correspondiendo el abrazo de mi madre con fuerzas. — ¡Perdónenme! ¡Por favor! ¡Perdón! —No logré controlarlo, ahora lloraba desconsoladamente sobre el hombro de mi mamá.

—No te preocupes por eso, princesa. —Me consoló mi papá palmeando mi espala un par de veces. — Tú no tuviste la culpa, la tuvo Viktor, aunque Castiel también tiene algo de culpa en esto. —Asentí, mi madre me limpiaba mis lágrimas. — Hija...—Me llamó y yo lo miré. — ¿Qué tienes con el pelirrojo?

—¿Eh? —El color rojo debió haber vuelto a mis mejillas ante aquella pregunta, pues no me la esperaba. — Pues... ¿Qué tenemos...? —A decir verdad, no lo sabía, nos acabábamos de besar, pero no sabía si ya era su novia o algo. — Nada...

—Pero te gusta. —Dijo mi madre con una sonrisa.

—E-Este...

—Pues para que todo se aclare. —Papá hizo una pausa. — Él ya es bienvenido a la familia. —Sonrió e instantáneamente sonreí ampliamente, esas palabras de verdad que no me las esperaba, pero me hacia feliz de que fuera así. — Dijo el Doctor que deberías quedarte a hacerte exámenes hoy y ya mañana podrías irte a casa. —Yo asentí feliz. — Él nos sugirió que alguien se quede contigo en la noche y tu madre y yo nos estábamos decidiendo por quien de los dos quedarse...—Lo miré algo confundida, pues hizo una larga pausa. — Pero al final decidimos que se quedaría otra persona...