Capítulo 25.

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Ella solamente miraba el suelo, una lágrima había escapado resbalando por su mejilla. Yo aún algo frustrado, fui hasta el sofá y me senté ahí, posando mis codos contra mis piernas y mi rostro contra mis manos.

Esto es demasiado para mí.

Uno esperaría que en unos momentos como estos, ella venga, te abrace, te diga que todo estará bien, que confiará al 100% en ti... Que diga que te ama, que no hay nadie más. ¿Pero saben que pasó? Ella se fue, apenas se me senté, a los 5 minutos escuché la puerta abrirse y luego cerrarse... Otra vez solo.

Que puto asco de vida.

El perro comenzó a ladrarme, creo que estaba preocupado a como estaba, después de todo, dicen que las mascotas sienten cuando sus dueños están tristes.

—Estaré bien, no te preocupes. —Le sonreí, cargándolo y dejándolo sobre mi regazo en el cual se acomodó. — Pero yo si estoy preocupado... ¿Será el final de todo?

Me levanté de mi cama luego de una larga noche, no pude conciliar mucho el sueño, en cambio Hades, sí, así se llamará a partir de hoy, durmió como un bebé. Aunque lo es.

En fin.

Fui a darme una corta ducha y luego me alisté para ir al instituto, le dejé comida y agua a Hades antes de salir y salí de mi departamento.

El camino al instituto fue tranquilo, no me encontré con nadie conocido, lo cual es raro, antes siempre lo hacía.

Llegué al instituto y entré en este, fui a ver mi horario en el casillero, tanto tiempo fuera ya se me había olvidado cuales eran. Al ver que me tocaba con el señor Farres, tomé el libro de historia y cerré la taquilla, yendo directamente al salón. Había llegado a la hora y ya todos estaban dentro, el profesor solamente me miró y siguió con su clase mientras que yo, me fui a sentar a mi lugar al final del salón seguido por la mirada de muchos.

Al sentarme recién había notado la ausencia de Sucrette. Sé que quizá dolió nuestra charla de ayer, pero no era excusa para faltar, o al menos, no para ella. Miré a Rosalya y ella solo se encogió de hombros, haciéndome saber que ella tampoco tenía idea de donde estaba o por qué habría faltado.

Al final de la clase volví a tomar todas mis cosas y las fui a dejar a mi taquilla, tomando los libros de ciencias.

—Hey, Castiel. —Escuché que me llamaban, cerré nuevamente la taquilla y me giré encontrándome con Rosa. — ¿Pasó algo entre ustedes dos?

—Hmm...—Miré hacia otro lado, rascando mi nuca con mi mano vacía. — Tuvimos una discusión anoche.

—Con razón, la he estado llamando y no me contesta.

—¿Podrías ir a verla después de clases? No creo poder verla hoy, sigo algo frustrado y dudo que quiera hablarme por ahora. —Ella asintió. —Bueno, nos vemos en clases.

Al final del día, salí del instituto y había pasado por mi cabeza adelantarme a Rosa e ir yo primero a ver a Sucrette, pero a estar solo a una cuadra de su casa, me arrepentí, no podía, ella tenía que pensar las cosas, tenía que aclararse y saber que para continuar con la relación hace falta que confíe más en mi.

Pasé de largo la casa de Sucrette y fui a mi departamento, al entrar, vi todo el desastre que había hecho Hades. Puse los ojos en blanco, dejé mi mochila en el sofá y comencé a limpiar todo. Volví a dejarle comida y agua y luego fui a recostarme un rato, estaba cansado, estaba frustrado, estaba molesto, con Cristi, con Sucrette, conmigo mismo.

Mi relación con ella ahora mismo se encontraba en una línea muy delgada en, terminar o seguir, ¿Por qué siempre que intentamos de tener algo bueno, algo sale mal? De verdad que a veces pienso que el mundo entero no quiere que los dos estemos juntos.

Miré mi móvil y comenzaba a hacerse tarde, quizá deba llamar a Rosa para saber cómo está Sucrette.

—¿Hola? —Escuché al otro lado de la línea luego de marcarle.

—Hey, Rosa, ¿Cómo está Su'?

—Pues... —Ella hizo silencio por un momento. — Solamente anda desanimada, lloró toda la noche pasada y todo el día de hoy, pensando que lo de ustedes puede acabar en un parpadear de ojos.

—Oh. —Se me encogió el corazón, verdaderamente está mal. — ¿Ya no estás con ella?

—No, hace una hora que llegué a mi casa.

—Vale, nos vemos mañana. —Corté sin esperar respuesta. —... No puedo seguir así.

Necesito verla.

Necesito besarla.

Necesito abrazarla.

Necesito que esté en mi vida.

Me encontraba fuera de su casa con el corazón aún comprimido, estaba nervioso por dentro, pero no podía no verla más.

Tomé una pequeña piedrita que encontré en el suelo y la lancé directamente a la ventana de ella. Esperé unos minutos, pero nada, lancé otra. Y ahí fue cuando la luz de esa habitación se encendió, corrieron las cortinas y abrieron la ventana, ahí la vi, casi se me cayó el alma al piso al verla, no se notaba mucho por la oscuridad, pero tenía una cara para matarse, tenía unas terribles ojeras.

—¿Castiel? —Cuestionó algo sorprendida, limpiándose las más recientes lágrimas.

—Sal, por favor. — Traté de no gritar muy fuerte para que no me oyeran sus padres, pero si para que ella me escuchara. Asintió.

No pasó mucho para cuando la puerta de la casa se abriera y ella saliera de esta, con pijama y arriba de éste, un abrigo.

—¿Qué haces aqu...?—La interrumpí. Me acerqué a ella y la rodeé con mis brazos. —Casti.. —Volví a interrumpirla.

—Sé que quizá debamos tomarnos un tiempo, pero...—Respiré hondo. —Pero no, no puedo, no puedo estar más tiempo separado de ti, no puedo soportarlo, por favor... Sé que fui rudo contigo, pero solo te pido confiar un poco más... Solo te pido eso...

—Y-Yo...

—¿Sucrette?¿Por qué te levantaste? —Escuché una voz masculina y muy conocida proviniendo de la casa de mi novia. Tipo que no tardo en salir. Fruncí el ceño de inmediato al verlo y sentí como el cuerpo de Su' se tensaba bajo mis brazos. — ¿Castiel?

—Tú...

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Como lo prometí, aquí otro capítulo <3 Disfrútenlo :D

Y subiré otro mañana<3

El Placer de Amar. ~ ~ CastielxSucrette [Corazón de Melón]Where stories live. Discover now