Capítulo 54.

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«Pv's Castiel»

Salí del estudio con paso firme al principio, pero apenas y estuve a unos metros de aquel, le di una patada de la rabia a un bote de basura haciendo que este se volteara. Hace mucho que no sentía tanta impotencia como la que siento en éstos momentos, ahora lo único que quiero es golpear algo hasta cansarme.

—¡Hey, Cassy! —Me volteé y miré como esa chica venía en mi dirección. Volví a tomar mi postura seria cuando ella quedo enfrente de mí, mirándome preocupada.— ¿De verdad piensas renunciar?

—Creí haberlo dejado claro. Me salgo de la banda y dudo que Lysandro siga si yo no estoy. —Aclaré. Conocía a Lysandro, siempre hemos hecho todo juntos y sabía que él me apoyaría en ésto, después de todo, en éstos años Erick también nos ha sacado provecho y ha ganado dinero gracias a nosotros.

—¿Acaso piensas dejar todo lo que siempre soñaste por una mocosa sin futuro? —Cuestionó ella con aire de superioridad, colocando una mano en su cintura. Había dejado de hacerse la víctima, ahora mostraba a la chica que en verdad conocía.— Que bajo haz caído.

—Solo te diré una cosa. —Di un paso hacia ella, provocando que retrocediera y tragara en seco por los nervios. — Solo te usé para ganar fama y ahora que lo hice, no me costará encontrar a otro manager y seguir con mi vida normal.

—¿Qué acabas de decir? —Preguntó entre dientes. Poco a poco ella se iba colocando roja, pero de la furia que sentía. —Repítelo.

—No eres nada para mí y déjame decirte: Siempre que te tocaba, besaba o teníamos sexo, pensaba en Sucrette, porque si lo hiciera pensando en tí, seguro que ni una erección hubiese tenido. — No me quedaba de otra que humillarla, eso era lo que más le dolía y al parecer comenzaba a dar resultados. Ella tenía sus dientes y puños apretados.

—Eres un desgraciado... ¡Y ella es una perra! ¡Me las va a pagar!.

—Óyeme una cosa. -Volví a dar otro paso y ella retrocedió. La agarré de la blusa y la jalé, haciendo que ésta quedara de puntillas, a centimetros de mi rostro. — Te diré lo mismo que le dije a una chica que trató de separarme de ella: No solo porque seas una chica significa que no te daré una lección. —Y con eso, la solté, empujandola, causando que ella cayera sentada al suelo. No soy capaz de golpear a una mujer, pero no queda de más asustarla y dejarla con el miedo que yo soy capaz de pegarle.

—¡Eres un hijo de...¡ —No logró continuar ya que escuchamos una voz muy familiar llamarme.

—¡Castiel, vuelve, por favor! —Ahora se trataba de Erick, lo que me faltaba. Que me rueguen por volver. — No puedes dejar la banda, ésto es malo para todos.

—¿Hola? Aún sigo aquí. —Escuchamos a Lucy hablar. Erick la miró por un momento pero simplemente la ignoró. Aquello hizo que ésta se indignara y se levantara por sí sola, volviéndose nuevamente al estudio.

—Debes volver, acepto las condiciones sobre tu nueva novia, pero no puedes dejar la banda. —Insistió.

—¿Ésto es malo para todos? ¿O es malo para tí? —Cuestioné y él tragó saliva. — Eres tan miserable que no eres capaz de ganarte la vida de otra manera que no sea por otros. Sin nosotros, tú quedas en quiebra y tu carrera como presentador se irá a la mierda.

—Vamos, Castiel, debes estar bromeando. —Éste estaba riendo con nerviosismo y yo simplemente me crucé de brazos, indicándole que no era así, por lo que dejó de reír.— Es una broma, ¿Verdad?

—No, Erick. Se acabó.

Y sin decir ni una sola palabra, me di la media vuelta. Para mi suerte justo venía un taxi vacío por donde estaba, así que lo hice detenerse y me subí.

No pasó mucho para cuando regresé a la casa, encontrándome fuera de ésta justo en frente la puerta de la entrada. No tenía claro aún qué decirle a Sucrette, debía hayar una manera de volver a alzar mi carrera músical, porque seguro ella me reprenderá por haber dejado la banda.

La puerta se abrió y me dejó ver el rostro de ella. Joder, como me encanta ver éstos hermosos ojos, era algo que me gustaba de ella si hablamos de su físico. Me regaló una sonrisa y me jaló de la mano, llevándome hasta una habitación de la segunda planta. Ésta estaba mucho más decorada y tenía más cosas, daba cualquier cosa a que esa era la habitación en donde ella dormía con el militar.

Sucrette me indicó que me sentara en la cama, cosa que hice y ella fue hasta el armario, lo abrió y se agachó, sacando una caja ni muy grande ni muy pequeña de entre la ropa. Se acercó a mi y dejó la caja sobre mis piernas con una sonrisa. Yo deduje que quizá ella quería que yo la abriera, así que lo hice. Abrí mis ojos en par al ver su contenido.

Revistas de éste año y años anteriores en donde salía yo, discos, pequeños pósters y fotos también de mi imágen, algo que realmente me extrañó.

—Soy tu admiradora N°1. —Dejó en claro y yo me reí, entendiendo ahora el por qué las cosas.

—¿Evan jamás vio ésto? —Pregunté, pero ella no hizo más que encogerse de hombros.

—Sí, sabía. Hasta se molestaba cuando yo miraba fascinada la televisión si tu aparecías en ella. —Nos volvimos a reír. —Me alegra no tener que ver su cara de nuevo, es mejor si voy contigo a Inglaterra. — Deje de reír de inmediato cuando nombró aquello, era el momento de decírselo.

—Sucrette... —La llamé y ella me tomó atención, mirándome con curiosidad. Yo traté de ponerme lo más serio posible, pero no lo lograba, los nervios me comían por dentro. — Yo... Renuncié a la banda. —Literal, el rostro de ella se había deformado por una milésima de segundo, como si hubiera visto o escuchado algo realmente terrible.

—Pero... Desde que te conocí has querido ésto... —Empezó a hablar. — No quiero que por mi culpa todo lo que haz logrado se vaya a la basura...

—Yo fuí el único culpable, en primer lugar, yo no debería de estar en esa banda. —Tomé sus manos, llevándolas hasta mis labios y así lograr besar sus nudillos. — Jamás tuve que aceptar el trato de Debrah, yo tuve que haber estado contigo, ir a la Universidad, aunque la odio. Tuve que haberme esforzado para tener un buen futuro para ti.

—Deberías de pensar en ti también...

—Ya lo hice y todos saben que sucedió después de solo pensar egoístamente en mí. —Ella desvió su mirada, como odiaba no poder adivinar sus pensamientos en momentos como éstos. — Eres una mujer hermosa, increíblemente exitosa. De hecho, eres demasiado para una persona como yo, pero eres la única que me hace mejor persona, siempre fuiste, eres y serás el motivo de despertarme en mis mañanas, el único motivo por el cual quiero mejorar como persona.

—Cas...

—Sucrette, por favor... Cásate conmigo.

El Placer de Amar. ~ ~ CastielxSucrette [Corazón de Melón]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora