El Placer de Amar. ~ ~ CastielxSucrette [Corazón de Melón]

Capítulo 36.

«Pv's Castiel.»

Terminé de hablar con Debrah la cual me entregó la tarjeta de presentación del manager del que me habló, me dijo que lo contactara lo más pronto posible, ya que él no tenía mucha paciencia.

Fui caminando algo nervioso a mi departamento, pues noté que Sucrette se había ido molesta después de haber aceptado la proposición de Debrah. Pero como ella dijo, trabajaría solo, así que podría llevarme conmigo a Su' en la gira y todo seguiría igual.

Llegué hasta la puerta de mi departamento y saqué la llave de repuesto que había escondida en el marco de la puerta. La abrí y entré, sintiendo todo muy callado. ¿Se habrá ido? Joder...

Miré hasta el sillón y ahí mismo estaba la mochila de ella, descartando la idea de que ella pudo haberse ido.

Fui hasta mi habitación y me quedé parado en el marco de la puerta, sintiendo como el alma se me iba a los pies al ver aquella escena.

Estaba mi hermano tendido en el suelo, con sangre que salía de su cabeza y vidrios rotos por todos lados y luego... Vi a Sucrette sentada en una esquina de la habitación, abrazando sus piernas y su rostro escondido entre estas. En una de sus manos la vi sosteniendo la boquilla de una botella de vidrio, lo demás de la botella había impactado contra la cabeza de mi hermano posiblemente.

Me acerqué a ella y apenas me hoyó, levantó su mirada, encontrándome que ella tenía sus ojos inundados en lágrimas, tenía los ojos bien abiertos, se veía el miedo en su mirada. Me apuntaba con lo que quedaba de la botella, debió pensar que era Logan.

—Shh... Tranquila. —Le quité la boquilla de la botella y la dejé a un lado, ella temblaba del miedo. —¿Te hizo algo?

—¿Si me hizo algo? —Me miró con el ceño fruncido, se encontraba roja de lo enojaba que estaba. — ¡Trató de violarme! —Nuevas lágrimas cayeron por su rostro. Recién me fijé que su vestido tenía muchas zonas las cuales estaban rasgadas. — Mientras estabas felizmente hablando de tu futuro musical con Debrah, ¡A mi casi me viola este mal nacido! —Lo señaló.

—Oye...—No sabía que decir, estaba sin palabras, estaba enfurecido por lo que Logan trató de hacer, pero estaba cagado de miedo y tristeza, por todo lo que ella me decía. —Yo lo sien...—Pero antes de que pudiera terminar de decir siquiera mi disculpa, sentí como la mano de ella impactaba fuertemente mi mejilla, haciendo que mi rostro se girara. —Su...—La volví a mirar, sosteniéndome con una mano mi mejilla abofeteada.

—¡No quiero tus disculpas! —Me empujó, haciendo que yo cayera de culo al piso. — ¡Te odio! —Me gritó. Y antes de que pudiera decir siquiera algo, ella se levantó y luego de unos segundos, se escuchó la puerta principal abrirse y luego cerrarse de un portazo.

Yo me quedé ahí sentado procesando todo lo que había sucedido en ese momento... Sucrette me había dejado, yo la había cagado, y esta vez creo que en definitiva...

—¡Maldición! —Golpeé la pared una vez estuve de pie. —Miré al otro imbécil tirado en el suelo, el cual comenzaba a despertar.

—Joder...—Se quejó tocándose la cabeza mientras se levantaba.

—Sí que te divertiste, ¿cierto? —Dije con sarcasmo. Él se giró y se encogió de hombros.

—Es difícil. —Sonrió ladinamente alzando una ceja. —Me gusta cuando se hacen las difíciles. —Se rió. Aún estando yo, no disimulaba ni negaba los hechos.

—Podría llamar a la policía ahora mismo.

—No tienes pruebas, puedo decir que me atacaste. —Se carcajeó. Mierda. — Tu única prueba, ya no está acá, por lo que veo.

—Maldito...

—¿Qué pasa, hermanito? —Se burló. — ¿Piensas golpearme?

—No me tientes. —Apreté los puños. — ¡Por tu puta culpa ella me odia! —Le grité a todo pulmón.

—¿Yo? —Preguntó inocentemente, — "Castiel está con la maldita de Debrah, volvió a caer en su juego." —Dijo imitando la voz de Sucrette. —No creo sea yo quien empezó de todo, la pobre estaba ahogada en lágrimas cuando llegué. Ella no me vio al abrir la puerta y me dejó entrar pensando que yo, era tú.

—...—No dije nada, después de todo, no podía negar lo que era cierto. Si yo hubiera rechazado a Debrah, nosotros aún estaríamos disfrutando de nuestro día.

—¿Lo ves? YO tengo razón. —Se burló. —Siempre la tengo.

—Vete de mi casa antes de que te mate. —Amenacé con los puños apretados. —No creo poder contenerme por más tiempo.

—Adelante, a ver si eres capaz. —Me desafió.

—Te arrepentirás por tratar de abusar a mi novia.

—Vamos, hermanito. Ambos sabemos que dejó de ser tu novia cuando te dejó con Debrah a solas. —Se rió. — Tenía derecho.

—¡No! No la tienes, jamás has tenido el derecho a nada, ¡SOLO ERES UNA BASURA MÁS EN ESTE MUNDO! —Él dio un paso hacia adelante, tratando de intimidarme, pero no funcionó. Yo me quedé en mi lugar.

—Puedo ser un hijo de puta. —Se rió. —Pero jamás he dejado ni dejaría a mi novia de lado por otra.

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