louis me las debe-..

246 4 0
                                    

-Ahí te he dejado unas mantas por si te entra frío - me informó Ángela, y se metió en su cama.

-¿Por si me entra frío? Estamos en invierno. ¿Cómo no me va a entrar frío?

-¡Dios! ¡Para de ser así! ¡No te pega! - exclamó, destapándose y sentándose en la cama.

-¿Que pare de ser cómo?

-Tira a dormir - volvió a tumbarse.

-¿Voy a dormir en el sofá?

-Si quieres duermes en el suelo...

Bufé y me acosté en el sofá que estaba al lado del tocador. Y una cosa salió sola por mi boca, sin querer:

-¿Te acuerdas cuándo jugábamos a indias y a pistoleros?

Ella no respondió. Mi cabeza no quería seguir, pero otra parte de mi organismo me obligó.

-¿Cuándo Zayn, Harry y Lou nos perseguían por toda la casa?

Siguió sin responder. Dándome la espalda, acostada en su cama.

-¿Y cuándo nosotras nos pintábamos las rayas de india con los maquillajes de tu madre?

-¡¿Te quieres callar?! - exclamó levantándose de su cama -. ¡Claro que me acuerdo! - fue acercándose a mí -. ¿Cómo olvidar esos momentos? Pero NO quiero recordarlos - recalcó el "no" -. ¿Sabes lo que hiciste ___? ¿Lo sabes acaso? - preguntó, ya en frente de mí -. Nos fallastes ____. Tú, nuestra "amiga" - dijo con la voz ronca -. ¿Sabes cuántas noches he pasado y sigo pasando llorando porque nunca volveremos a eso? ¿A que no? ¿A que tú no lloras? ¿A que tú no sientes nuestra perdida?

Me quedé sin palabras. ¿Qué responderle?

-Buenas noches... - dijo todavía con lágrimas en los ojos. Yendo a la cama tranquilamente, sin mirar atrás.

Yo me reacosté. En realidad era cómodo ese sofá, pero si era cómodo como si no, no rondaba por mi cabeza. En ésta pasaba lo que me había dicho Ángela. En realidad nunca he olvidado esos momentos, sé lo que hice, sé que los fallé, he llorado muchísimo y, en realidad sí. Sí siento su pérdida. Sin notarlo, me quedé dormida. Y con una pequeña gota bajando por mi mejilla.

-¡Chicas arriba! ¡Vamos, vamos, vamos! - gritó Kate, levantando todas las persianas de la habitación.

-Mamá, déjanos dormir...

-No. Levantaos. EL desayuno está listo y Maggi ya está aquí - dijo ahora destapándonos.

-¿Mi madre? - pregunté confundida, intentando abrir mis ojos.

-Sí, ha venido con tu padre. ¡Vamos a desayunar como en los viejos tiempos! - exclamó emocionada, antes de salir rápidamente de la habitación.

Bajamos con pesimismo por las frías escaleras. Todavía con el pijama. Esa relación con los padres de cada uno, sí que no había cambiado. Y a todo esto, ¿por qué no decía que no nos habíamos arreglado?

-No le digas a nadie que no estamos bien, ¿vale?

-¿Por qué? - pregunté, ya yendo a la terraza. Allí estaban tomando sus cafés. Al aire libre, como a ellos le gusta.

-¿Porque no ves lo bien que están? Mis padres añoraban que vinieseis aquí - dijo bajando la cabeza. Ahí tengo la respuesta a mi pregunta.

-Y los míos...

-¡____! ¡Pero qué! Madre mía - dijo, mordiéndose el labio.

-Vete con tus amiguitos, déjanos - le ordenó Ángela.

-Cada día estás más...

-¡Drake! ¡Para! - le gritó.

Reí, hacía años que no veía al canijo ese.

-No pasa nada - miré a Ángela -. ¿Cuántos años tienes ya? Estás muy alto - le sonreí.

-¿Es que estás interesada por mí? - me preguntó, levantando las cejas simultáneamente.

-No cambias, ¿eh? - le removí su melena.

-Sigue siendo igual de...

-De qué, ¿eh? De qué - dijo Drake, acercándose vacilante a Ángela.

-De niño de catorce años que se...

-¿Otra vez Ángela? ¿Otra vez? Parece que la que tiene catorce años eres tú - le dijo su padre -. Anda Drake, vete a ver la tele que vamos a hablar cosas de mayores.

-Venga hermanita - le dio en el culo, como despedida.

-____ preciosa. Cuánto tiempo, estás genial - me sonrió, cogiéndome de la mano y conduciéndome hasta su amplia terraza.

-Gracias - reí. Ángela solamente puso los ojos en blanco, deseando que me fuera de su casa de una vez.

-Nos vemos - sonrieron Kate y Greg -. Cuando queráis volvéis para otro café o para lo que queráis - nos despidieron desde la puerta de su casa, mientras nosotros nos dirigíamos al coche.

-Esta tarde después de nuestra comida, venios a tomar un té. ¿De acuerdo? - gritó mi madre, entrando al deslumbrante Mercedes negro de mi padre.

-Encantados.

-Os esperamos. Luego te llamo Greg - gritó por último mi padre, antes de sentarse en el asiento del coductor.

Yo sólo me dediqué a mirar a través de la ventanilla y a sonreír. Aunque de lo último no tenía tantas ganas después de ver subir de mala gana a Ángela hacia su habitación.

-Ay hija, ese vestido es precioso. ¿Cuándo te lo has comprado? - me preguntó mi madre, a la vez que me miraba en el espejo de mi habitación.

-No sé.

-¿Qué te pasa?

-Nada.

-Ah, es que como me respondes de esa manera...

-Es que mamá, ¿por qué has tenido que esperar a que Ángela y yo nos arreglemos? ¿Por qué no seguiste tu vida con sus madres como antes?

-Pensé que te enfadarías. Pillaste un cabreo cuando pasó... Que ni me atrevía a hablarles. ¡Y menos mal que hablé con ellos y me comprendieron! Sino, no tendría amigos.

-¿Fue por eso? ¿Por qué no me preguntaste? Habéis pasado años sin ellos... - dije, refiriéndome a mis padres, que siempre quedaban con los padres de los demás.

-¿Cómo que años? Fue a principios de curso...

-¿Cómo? - me di la vuelta, dejando de mirar al espejo.

-Que fue en Septiembre, e hija, estamos a punto de dar las vacaciones de Navidad... -¿En serio se te ha pasado tan lento?

-Sí... - me sorprendí. ¡Pensaba que llevaba años sin ellos! Y ahora son sólo tres meses...

-Pues eso, me alegro que ya todos estéis bien. No soportábamos que estuviéseis mal por una cosa que ni siquiera mencionastéis - sonrío -. ¡Venga termina! ¡Vamos a llegar tarde! Os esperamos en el coche - exclamó, antes de salir por la puerta de mi habitación.

Me di otra de mis típicas vueltas delante del espejo para asegurarme de que iba bien. Y sí, sí lo iba. Este vestido de color salmón pega totalmente con estos taconazos color coral. Nadie tiene este estilo al vestir. Sólo yo... Y, y Ángela... "¡____ sácatela ya de la cabeza! ¡No recuerdes lo que te dijo anoche! ¡No!". Grité para mí misma, tapándome los oídos como si eso fuese la solución a no escuchar su voz en mi cabeza.

-¡¿Te quieres callar?! ¡Claro que me acuerdo! ¿Cómo olvidar esos momentos? Pero NO quiero recordarlos. ¿Sabes lo que hiciste ___? ¿Lo sabes acaso? Nos fallaste ____. Tú, nuestra "amiga". ¿Sabes cuántas noches he pasado y sigo pasando llorando porque nunca volveremos a eso? ¿A que no? ¿A que tú no lloras? ¿A que tú no sientes nuestra perdida?

¡Dios! ¡Sal de mi cabeza, sal ya! Llevo toda la mañana con eso metido en la cabeza, y no me hace para nada bien. Volví a mirarme al espejo, y al notar algo raro, me acerqué más de lo que estaba. Otra gota bajaba por mi mejilla.

soldado del amorWhere stories live. Discover now