estoy segura

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-Nosotros nos vamos a casa– dijo Liam, que iba a subir al coche junto con las chicas -. Mañana tenemos partido, y es mejor que durmamos para levantarnos temprano y entrenar por la mañana.

-Charlie, ¿me reemplazas mañana? – le pregunté, dándole un abrazo de despedida.

-Sí, sí. Tú descansa, te lo mereces – me dijo con una cálida sonrisa.

Los despedí con la mano antes de que se largasen dispuestos a descansar. Pues al día siguiente teníamos un partido de las semifinales, y tras mi lavado de estómago y mi supuesto embarazo, me pedí unas semanas de baja en las animadoras. 

Nosotros seguimos el camino hasta mi casa, donde cenaríamos. Louis, Zayn y Ángela iban delante, mientras que Harry y yo, atrás. Riéndonos de las tonterías que hacían los chicos, aunque algún que otro mimo caía. Hasta que me cogió en su espalda y me quedé como un mono agarrada a su cuerpo. Y me encantaba estar así.

Ángela iba en el centro, y tenía que separarlos si se peleaban, ese era el trabajo que Harry y yo le pusimos días atrás. Y lo estaba cumpliendo de maravilla, aunque sólo fuera de broma. Cada vez que los separaba, les daba una pequeña cachetada a cada uno en la mejilla que más cerca tenía. Hasta que vimos a Zayn y a Louis hablar por lo bajini y por detrás de Ángela. Segundos después, los dos corrieron al mismo tiempo y la agarraron, Louis por la pate del torso y Zayn por las piernas, mientras que seguían corriendo y riendo. Ángela gritaba como una loca que la bajaran, y Harry y yo reíamos. Cuando llegamos a casa, la bajaron de sus brazos, ella le dio una bofetada a cada uno y se dio la vuelta, dándoles la espalda y haciéndose la enfadada. Y cuando conseguí que Harry me bajara, por fin pudimos entrar a casa. Siendo todos amigos y sin enfados.

-¿Qué vamos a cenar? – me preguntó, abriendo el frigorífico y mirando lo que teníamos.

-¿Qué hay? – dije, poniéndome a su lado, apoyando mi barbilla en su hombro derecho.

-Pues…- miró de nuevo en el interior -. Hay pizza, espaguettis rancios – abrió el recipiente donde se encontraban, los olió e hizo una mueca de asco. Yo reí -, y creo que ya está.

-Pues… ¿Pizza? – ella levantó su dedo pulgar en señal de aprobación.

-Por cierto, tengo que decirte una cosa muy importante – me dijo, con una sonrisa de oreja a oreja.

-¿Qué vas a hacer? – alcé una ceja. Sacando la pizza y cerrando la puerta del costoso frigorífico con la pierna.

-Voy a decirle todo a Louis.

-¿Todo? – grité, pero tapé mi boca al instante, al darme cuenta de que lo dije demasiado fuerte.

-Todo – volvió a sonreír.

-¿Estás segura? – fui poniendo las porciones de pizza en cada plato.

Ella sólo asintió, y de nuevo, con una sonrisa.

Al salir de la cocina, ambas con dos platos ya que el mío se quedó en ella, escuchamos el móvil de Louis, y esa vez, le estaban llamando. Zayn, Harry y Lou estaban riendo en el sofá y al oírlo su risa paró. Miró y dudó en cogerlo. Y ante tal signo de duda, Harry le dio en el brazo, y Louis contestó.

-Qué quieres – dijo, seco -. ¿Mañana? ¿Y si digo que no? Ya me da igual el anfiteatro. Que se lo queden los tontos de… - escuché que le interrumpieron por la otra línea del teléfono -. Está bien, está bien. Sí, allí nos vemos – y colgó.

-¿Quién era?- pregunté, nada más llegar hasta ellos, sentándome en el regazo de Harry a la vez que él me dio un tierno beso en la mejilla, después de dejar los platos en la mesita.

soldado del amorWhere stories live. Discover now