ladron de besos

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Eso de tener una pandilla de amigos me gustaba, y mucho. Ver como las chicas y Ángela, formando un equipo, picaban a los demás porque no sabían, supuestamente, ligar en el pub, hacía que quisiera tirarme al suelo de la risa. Louis casi se pone a llorar y eso era demasiado raro. No sabía si mi hermano era una persona o un alien. Y me fiaba más de la segunda opción.

Westminster, ese era el nombre del famoso pub al que fuimos. Dos grandes focos alumbraban hacia el cielo, situados en los umbrales de la gran puerta. Dentro era espectacular, una barra inmensa y algunas plataformas para poder subirse. El suelo estaba lleno de luces de colores junto con las que caían del techo, las que rodeaban a la típica bola de discoteca. Y bueno, en el centro nos encontrábamos nosotros. Los que destacaban. Loueh haciendo sus bailes ridículos y Harry, bueno, Harry su típico “aspersor”, mientras que Liam y Zayn, movían el culo en todas direcciones. Marcando estilo, cómo no. Y Niall… Niall era el único normal que reía con nosotras.

Pensé en que me lo tenía que pasar bien. Obviamente, después de ser la chica más feliz por tener a esos amigos, ya todos juntos, una copita no me haría nada. Tampoco me pasaría como en la fiesta de Lou. Y como comprobé también allí, bebiendo te lo pasas mejor. Aunque siempre trae sus consecuencias, como un lavado de estómago y vómitos, por ejemplo.

-Chicas - me acerqué a ellas -, voy a por algo de beber. ¿Queréis algo? – sus sonrisas desaparecieron de su cara y negaron rápidamente, acompasadas. 

No entendí nada y me dirigí a la barra, a por un ron con coca-cola. Por probar, no me pasaría nada.

-Oye – interrumpió Charlie nuestro baile -, ____ va a beber. Y después de lo que nos contasteis, no creo que sea bueno – señaló con su cabeza a _____, que estaba esperando ya en la barra.

-Aunque ni siquiera se sabe bien si está embarazada, es mejor prevenir que curar. Dile que no beba, sólo te hará caso a ti Harold – me gritó Ángela en el oído, como bien había hecho Charlie, debido a la música.

Decidido fui, dispuesto a que nada más le hiciese daño.

-Hola guapa – me habló el camarero, secando unos de los vasos de tubo con el trapo.

-Hola – me sonrojé -. Un ron con coca-cola, por favor – el chico asintió y rápidamente fue hacia la estantería de atrás para coger la botella marrón.

-Hola guapa – susurraron en mi oído, aunque no me hizo falta darme la vuelta porque alguien me hablara, pues era su inconfunible voz.

-Buenas bombón – se colocó a mi lado.

-¿Qué haces?

-Pues, supongo lo que se hace en una barra… Pedir algo – reí.

-¿Vas a beber?

-No, he pedido unas lentejas.

-No te hagas la graciosilla – se acercó a mí, entrecerrando sus ojos -. No bebas.

-¿Por qué?

Vaciló entre qué decir, lo noté por su típico “perder el tiempo en peinarse”.

-No quiero que te pase como la otra vez.

-No me va…

-Yo tampoco beberé – me interrumpió.

-Harry, no hace falta.

-Si eso hará que no bebas, sí.

Me miró tan seriamente que llegué a temerle. El cubata llegó a mi lado acompañado de un “te invito yo, preciosa” y un guiño que se convirtió en expresión de terror cuando vio a Harry, más serio aún y mirándole sin compasión alguna. Si las miradas matasen, ese pobre camarero hubiera muerto.

-Vámonos – anunció serio y cogió mi mano, llevándome de nuevo a la pista.

-Eh, quieto parao – detuve su paso firme -. ¿Y esa sobre-protección repentina? – sonreí, atrayéndolo de su camiseta blanca.

-No quiero que te pase nada, _____... – dijo, cansado de volver a repetirlo.

-No lo digo por eso – reí -. Lo digo porque has dejado al chico sin respiración. Antes no lo hacías – lo piqué.

-Creeme que si hubiéramos estado juntos desde antes, lo habría hecho – sonrió de lado, dejándome ver parte de su dentadura. Acercándose más y más hasta robarme otro beso. De esos que me gustaban.

soldado del amorWhere stories live. Discover now