Capítulo 20

5.6K 325 48
                                    

- Elisa -

Dos semanas más tarde

- ¡La sala de entrenamiento ya está terminada! - gritaba feliz Sam corriendo por todo el comedor del edificio de los Vengadores. Sí, habíamos vuelto como hace una semana, puesto que la torre no estaba equipada como debería y mientras lo instalan todo nos quedaremos en el edificio. Clint había aprovechado nuestro viaje para pasar un par de semanas con su familia puesto que los echaba de menos y Tony también se había quedado en su torre para terminar antes con las obras, y pasar tiempo con Pepper, aunque no lo dijera claro.

Estábamos todos desayunando menos Nat y Rhodes, quienes estaban en una misión. El asunto de mi huida se olvidó pronto, cosa que agradecí enormemente, y seguíamos con nuestra rutina habitual.

- Pues hoy entrenaremos allí - dijo un Steve resignado, conociendo a Sam no pararía hasta que la estrenásemos. Estaba como loco por probar la sala de realidad virtual para luchar.

Nos levantamos y mi madre y Bruce se fueron a su laboratorio. Ella me había perdonado mi pequeña huida después de gritarme durante una hora entera, castigarme por el resto de mi vida y tener vigilancia 24 horas (Clint y Nat siempre tenían un ojo puesto en mí, pero como ahora ellos estaban fuera podía respirar tranquila).

Llegamos al nuevo gimnasio y todos se quedaron admirándolo menos yo y Steve, ya lo habíamos visto antes... Empecé a percibir sensaciones de asombro por parte de todos y una de felicidad que provenía de Steve. Wanda se rio y me miró de reojo: "Steve está pensando en cierta noche que pasasteis aquí. Tiene la mente abierta cuando piensa en ti" resonó la voz de Wanda en mi cabeza. "Cállate" pensé sonriendo.

- Cada mochuelo a su nido. Tú, Elisa, vienes conmigo y el Cap a probar las diferentes armas que tenemos, así sabremos en cuál destacas - me dijo María. Nos guio hasta la sala especializada en armas y abrió la puerta, haciendo que nos quedásemos aislados de los demás, aunque ellos pueden vernos al contar con paredes transparentes.

Contaba con varias zonas para cada arma; cuatro pasillos para disparar a distancia, tres calles para disparar con el arco, otras dos con cuchillos, un espacio cuadrado con varios bloques de diferentes materiales para romper con un mazo que había en medio, otro espacio con los mismo bloques pero con una lanza en vez del mazo y otro espacio cuadrado con objetos pero sin ningún arma.

- Probemos con algo fácil - dijo Steve pasándome una pistola. Nos pusimos las gafas de protección y los cascos. Miré al trozo de papel que simulaba una persona y apunté hacia él. Me temblaban las manos y cuando disparé, cerré los ojos a la vez que se me iban las manos hacía atrás. Mire si había acertado y la bala llegó al hombro del monigote, pero del pasillo de al lado.

- Igual te manejas mejor con el mazo - habló María - pero tendrás que aprender a usar pistolas.

No pude levantar el mazo. Steve rio y María le di un codazo en las costillas.

- Nadie nace aprendido - le reprendí - A saber cómo eras antes de entrar al ejército - se calló al momento y sonreí triunfante.

Fui a la lanza y me desenvolví un poco mejor que con las pistolas, pero no me sentía cómoda con eso en la mano.

Cogí el arco y coloqué la flecha en él. Justo cuando disparé, la flecha se había movido a mi derecha y cayó al suelo con muy poca fuerza, a un metro de mí.

Resoplé y fui triste hacía los cuchillos. Cogí uno sin ganas y fijé mi vista en los papeles que imitaban a una persona. Apunté a la cabeza y lo lancé con fuerza. El cuchillo se clavó con fuerza en el cuello. Entrecerré los ojos; yo quería dar en la cabeza. Agarré otro rápidamente, sin mirar donde estaban, y lo volví a lanzar con mucha velocidad, esta vez se clavó en el medio de la cabeza. Sonreí complacida y me giré. Vi a María y Steve atónitos.

El legado de Thor ➸ COMPLETA (y editando primera parte)Where stories live. Discover now