El muro se abre un poco

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Arquitectura. En eso hemos quedado. Ellos y yo. Nuestro acuerdo. Voy a ser un arquitecto. Voy a diseñar casas y departamentos. Voy a pasarme la vida dibujando lo que otras personas me pidan que haga. Diseñando moles de concreto horribles en las que no sé qué le ven de atractivo las personas. Pero eso fue mi jugada ganadora y hablan de algo que da plata así sea soso y aburrido. Tal vez los pueda convencer para que me dejen hacer algo de diseño, ya que nunca van a aceptar las bellas artes. Y así me dedicaré a engañar a la gente haciendo propagandas y mostrando una imagen que en la realidad no existe. Pero no sé si mi poder de convencimiento llegue tan lejos.

Sé que eventualmente dibujaré sobre el tablero lo que quiero hacer. Eventualmente nadie construirá esos dibujos. Porque esto no es lo que esperaba. ¿Qué puedo hacer? Es muy difícil estudiar y trabajar a la vez, además que arte es una carrera de las más caras. El buscador no miente. Al menos espero que con esos dibujos las ansias no me maten. Si no, voy a sentir que un monstruo se va a alimentar de mí. No sé qué puede pasar si eso me consume. Espero que sea divertido. Tal vez para los demás no lo sea. Tal vez para mí sí será divertido. Eso sería lo mejor para mí. Tal vez me vean como un fracasado. Tal vez dejar que eso explote me haga libre.

La inevitabilidad del arteWhere stories live. Discover now