Dolor... y más dolor

54 15 14
                                    

Llego a la zona del accidente. Veo su moto tirada por ahí. Veo a los policías. Veo la ambulancia. Y lo veo a él. Desplomado sobre un charco de su propia sangre. Veo a mi progenitora llorando desconsoladamente y mi progenitor con los ojos rojos. Me ven y mi progenitora se lanza a mis brazos y sigue llorando desconsoladamente. Yo estoy mudo. Me quedo mirando su cuerpo sobre el asfalto. No sé cómo sentirme. Siento que otra persona me abraza y logro reconocer a mi hermana. Ella también llora y yo sigo mudo. Mi progenitor está hablando con un policía. Yo sigo mudo a pesar de que sé que no hubiera pasado esto si la conversación entre él y yo no terminara como terminó. Pero ni mis progenitores, ni mi hermana saben eso. Nadie más que yo lo sabe. Ellas siguen llorando y yo sigo mudo. Y él sigue sobre el asfalto, inerte, desangrado, mudo como yo, .
Alguna vez me dijo que me iba a enseñar a manejar moto, pero yo siempre tuve miedo, le dije que estaba loco por manejar moto en esta ciudad, que sólo los locos y los repartidores manejan moto. Él se reía cuando le decía eso y que cuando yo aprendiera a manejar moto me iba a dar cuenta de que no era tan peligroso como pensaba. Pero al final yo tuve razón, al final yo tengo razón y él nunca lo va a saber porque no tengo como hacérselo saber.
Ya llegaron los reporteros para anunciar que ha habido otra víctima fatal del caótico tránsito de la ciudad. Si alguno se acerca a nosotros para hacernos preguntas idiotas le reviento la cámara a patadas. Pero nadie se nos acerca. Seguimos abrazados. Mi progenitora y mi hermana siguen llorando, mi progenitor sigue hablando con la policía y yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Yo sigo mudo.
Exploto.
Comienzo a llorar y les digo que se murió por mi culpa, que tuvimos una discusión antes de que él saliera con su moto y que si no hubiera pasado eso, él seguiría acá. Me tranquilizan. Me dicen que no, que ha sido un accidente, que la discusión que hayamos tenido nada tuvo que ver con que un hijo de puta lo haya chocado, que no tengo que sentirme culpable, que mi progenitora siempre le decía que la moto era peligrosa, que sólo el hijo de puta que lo chocó tiene la culpa y nadie más. Ya no sigo mudo. Pero él nunca más me va a volver a hablar.
Nunca nos vamos a poder reconciliar.


La inevitabilidad del arteHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin