Un grito por ayuda

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Abro el libro. Busco la idea principal del texto. Levanto la cabeza. Le pregunto a mi mejor amigo si es que le dijo cómo se sentía. Deja de escribir. Me responde que le dijo lo que necesitaba, por lo menos para poder irse a estudiar en paz. Sigo buscando la idea. Le pregunto cómo es que se lo dijo. Suelta un suspiro. Deja el lapicero. Me cuenta que le dijo directamente que necesitaba un psicólogo y que, aunque fue a través de una pantalla, se lo dijo mirándolo a los ojos, le explicó por qué sentía que lo necesitaba y por qué eso le ayudaría cuando esté solo en otro país. Encontré la idea y la paso al cuaderno. Mientras escribo le pregunto qué le respondió. Suelta un suspiro mayor al anterior. Con una voz decepcionada me dice que su progenitor le respondió que en verdad lo que él necesitaba era un mago.






La inevitabilidad del arteWhere stories live. Discover now