Evento único (algo difícil de olvidar)

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La sensación crece en la medida que inspecciono el cuarto. De alguna forma la transgresión es mayor. Somos unas personas muy bizarras. O somos muy estúpidos. Este no era el plan. No importa. ¿Qué hago? Para recordar que ni ella ni yo hemos terminado de desarrollarnos. Para recordar que estamos en un mundo que no es nuestro. Para recordar que realizamos acciones propias de personas mayores. O eso es lo que nos han querido hacer creer siempre. Es un escándalo lo que hacemos. A mis ojos veo una mujer. Me tumba sobre la cama. Se echa encima de mí.
¿Qué verá el resto? ¿Una niña? ¿Cómo nos mirarán? ¿Qué imagen proyectaremos? ¿La de dos niños? ¿Dos púberes? ¿Dos adolescentes? ¿Dos jóvenes adultos? Nos besamos. La acaricio. Lo que nunca llegaré a entender es porqué se juzga a alguien por su edad, por su apariencia. Como si un hombre de cuarenta años en terno que no puede vivir sin su madre no fuera más que un niño que nunca fue destetado. Como si la edad de alguien definiera su nivel de madurez.
Mierda. ¿Por qué estoy pensando ahora?
Me sumerjo en su boca. Se separa de mí. Se levanta. Camina por el cuarto. Baila. No deja de bailar. Se encoge de hombros y me dice que no sabe, que no le importa. Enciendo la cámara. Se aleja un poco de mí. Pregunta dónde. Ella camina hacia las cortinas. Le digo que aquí. Le pregunto si está lista. Se acomoda. Posa. Hace un gesto con los ojos. Primera foto. Su cuerpo se reacomoda después de cada una. Es como si los gestos, las expresiones y todas las posiciones que asume las hubiera adoptado antes. Para alguien distinto. Otra foto. No, es la primera vez que hace eso. Una más. Ésta me gusta mucho. Ésta me encanto. Se acerca a un rincón.
¿Cambió ella, cambié yo? Creo que en la medida en que fuimos descubriendo nuestros cuerpos ella fue perdiendo el miedo a ser retratada. Me encanta su mirada. Borro la que acabo de tomar. Basura. Cuando le dije para que pose para mí se quedo callada. De ahí me respondió que sí, que lo haría y que prepararía una sorpresa. Su piel. Está un poco pálida. No se nota mucho porque las cortinas oscurecen la habitación. Por momentos parece que se ruboriza. Hasta parece que sus muslos se ruborizaran. Unas tres más. Otra solo de sus piernas. Me estoy volviendo un fetichista. Sonríe. Está bien. Ésta está mal. La borro. Faltan dos. Sonríe. Me mira directamente. Falta una. Termina de sonreír.
Se sienta sobre el borde de la cama. Como si me estuviera esperando. Me lanza una mirada, una mirada que puede ser sugestiva o tal vez está llena de impaciencia. Reviso lo que he fotografiado. Se levanta. Me dice que tiene que ir a recoger algo de su cartera.
Me ordena que la mire.
Me sorprende que diga algo con una voz tan imperativa. Es la segunda vez en el día que pongo cara de estúpido. Dejo la cámara en la mesa de noche. Tiene una corona. Una corona hecha con pétalos. Los pétalos que recogimos. Manos sobre las caderas. Me mira. Con gesto altanero. Aunque ella es más pequeña que yo. Me acerco a ella. Caigo de rodillas ante la reina. Beso sus muslos. Me aferro a sus caderas. He atrapado a la juventud. Espero que no llegue a escaparse nunca.
Al llegar a ese punto. Al tocar ese punto. Su mano sobre mi pecho, junto a su rostro. Creo poder ver como sonríe. Miro el techo. Es extraño sentirse pleno en un lugar al que no debí de haber entrado. ¿Por qué es ilegal hacer esto? Bajo la mirada. Escucho como respira. Voltea, me mira. Apoya el mentón sobre sus manos. Me pregunta en qué estoy pensando. La miro a los ojos. Le digo que nunca deberíamos de abandonar este sitio, que deberíamos encerrarnos a vivir en él, hacer de éste nuestro lugar. Sonríe. Como sabiendo que en una ensoñación, en un suspiro al ensimismarse, en un futuro recuerdo no abandonaremos nunca este cuarto, aunque tengamos que hacerlo, aunque tengamos que dejar atrás los mejores momentos, aunque la plenitud desaparezca una vez que me haya levantado de esta cama, aunque ella deje de sonreír cuando se encuentre sola en su casa, aunque alguna vez lleguemos a separarnos. La beso.
Tal vez más adelante vea esto con nostalgia. Cuando tenga calva, sea gordo, tenga una úlcera del tamaño de una catedral y me esté preguntando qué he hecho con el tiempo que me ha tocado. La vuelvo a besar.
A veces veo el rostro de alguien y en él se ve reflejado todo lo que alguna vez tuvo que le importó y que ya perdió, ya desapareció de su vida dejando sólo el recuerdo más recordable de todas las cosas que se puedan recordar. Pero no sé si añoran volverlo a tener porque no van a volver a tener nada igual o porque cuando les tocó tenerlo no se dieron cuenta de que lo tenían. Me besa.
Me enredo con mis propios pensamientos. Me acaricia la frente. Me susurra que nunca saldremos, mientras no dejemos de desear quedarnos aquí. Apoya su mejilla izquierda sobre mi pecho. Yo ya no la deseo. Sólo quiero que se quede así. Tal vez que se quede dormida y poder ver cómo duerme. La observo detenidamente. Ella está contemplando su corona sobre la mesa de noche. Voltea la cabeza. Contempla la rendija entre las cortinas. Si llegara a terminar con ella por lo menos me quedarán las fotos. Tal vez alguna otra mujer luego me pida que borre esas fotos porque no va a desear que recuerde a alguien con quien he estado.
La mandaría a la mierda si me pide eso.
Mis recuerdos son sólo míos, como mis ideas, mis sueños, mis emociones, son las únicas cosas que no me pueden arrebatar. Ella sigue contemplando la rendija entre las cortinas. Creo que se ha quedado dormida. Desearía tomarle otra foto. Pero tendría que moverme, tendría que perturbarla y la imagen desaparecería, se estropearía un recuerdo por querer hacerlo inmortal. No creo que llegue a olvidar esto. Tal vez más adelante no lo quiera recordar. Pero no me olvidaré de ello. No me olvidaré de esta habitación que no es nuestra, en la cual jamás fuimos tan del otro. Donde instantes atrás ella posó para mí. Donde ella fue coronada. ¿Reina de qué? No lo sé y no importa. Donde yo me adueñé de la imagen de su cuerpo. Donde nunca envejecerá.
¿Tanto miedo tengo de envejecer?


La inevitabilidad del arteWhere stories live. Discover now