Lo que aprendí en el colegio

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Busco un hueco en alguna de mis paredes. Encuentro uno en el techo. Me gusta hacer dibujos en el techo, pero es difícil y no siempre me salen cómo los imagino. Cojo mi lápiz. Me paro sobre mi cama. Dibujo. Una persona con las manos en la entrepierna. Se le mueven como desquiciado. De su movimiento salen palabras. Orden. Disciplina. Educación. Obediencia. Me bajo de mi cama. Se cae una de las tablas que sostienen el colchón. Nada se rompió. Fácil no salía en un mes si pasaba algo. Arreglo la cama. Me echo sobre ella. Contemplo lo que acabo de hacer.

Creo que con mi grupo hubiéramos podido presentar una animación basada en un dibujo así. Pero ahí sí me habría salido totalmente del molde. Me hubieran jalado. Capaz me mandaban con el director. Al menos ya sé que hay ciertas cosas que no se pueden expresar en público, así te digan que sí puedes. Gracias por su lección, maestra.

La inevitabilidad del arteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora