XIII

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Liv

No pensaba ir al instituto, si, de hecho lo mejor era dejar de ir, eso arreglaría totalmente mis problemas con todos y yo dejaría de sentirme miserable.

¿Qué debía hacer? mi cabeza me daba vueltas. Alaric me descontrola, nunca había, tenido un sentimiento diferente a el odio o la repulsión por otras personas.

Mi padre me había tratado como mierda durante mi infancia y mi madre... pues... tenía vagos recuerdos de ella, ya que había muerto a causa de un tumor cerebral.

Hasta qué tuve edad para no depender de nadie, fue cuando pude escapar de casa, pero de nada sirvió ya que los idiotas de mis compañeros llegaron a suplir a mi padre. A hacerme sentir igual que él lo hacía.

Este día lo pasare durmiendo, en la tarde tendré que salir a comprar algo de comer y de paso debo hacer el super.

Estaba pensando mucho en adoptar una mascota, un pequeño perrito, me encantaban los perritos, eran muy tiernos, además que eran mejor compañía que las personas que me rodeaban.

Decidí entrar a bañarme y empezar mi día como lo había planeado, me apresuré, llené la tina con agua caliente, terminé tomando un baño de burbujas, debo admitir que me relajaban esos, además hacían que olvidará todos los problemas que me hacían miserable. Fue cuando lo escuche, eran demasiados gritos y escuchaba que golpeaban mi puerta de una manera brutal.

-Sal de ahí maldita puta - Era Elena y con ella estaba Natalia además otras chicas del instituto.

-Sabemos que estas ahí dentro...- Empezaron a blofear.

Joder, no se cómo habían conseguido mi dirección, era probable que alguna de esas perras hubiera seducido a él director y obtenido de esa forma la dirección.

Mientras me apresurada a vestirme, a lo lejos se escuchaban varias sirenas, era posible que un vecino llamará a la policía por escuchar los gritos fuera de mi casa.

-Elena ¡Vayámonos! - Escuche como Natalia gritaba mientras el sonar de las sirenas aumentaba aún más - ¡Vayámonos ahora carajo!

Cuando logre terminar de vestirme se habían ido, me dirigí a la ventana y no vi nada más que que la patrulla que ya se encontraba frente mi casa.

-Buenas tardes, somos la policía - Me apresure a bajar y abrí la puerta.

-Nos llamaron a la central, por que se escucharon disturbios aquí en su hogar.

-Si oficial, escuche algunos gritos, pero no sabía hacia que casa se dirigían ya que me encontraba haciendo la comida - Mentí, con tanta confianza que me creyeron al instante.

-Está bien señorita, si se vuelve a suscitar algo parecido, no dude en llamarnos.

-Claro, Buenas tardes -comencé a cerrar la puerta.

Me quedé sentada en la sala hasta escuchar que se iban, mi día sería casi perfecto hasta que llegaron esas estúpidas y me destrozaron mis planes.

Mi vida empieza y acaba contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora