LXXXVII

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Liv

Llegué al amanecer; a lo lejos se podía ver cómo el día daba comienzo. Abrí la puerta y al parecer Alaric aún seguía dormido entonces traté de no despertarlo. Sabía que no era nada bueno para mi beba el que me desgastara demasiado, pero había sido una gran noche.

Entré al cuarto y me recosté junto a Alaric, él apenas se movió al sentir el movimiento que hice en la cama. Al abrir lo ojos, me miró sólo por un instante y un segundo después su brazo estaba por encima de mi cuello a igual que él susurraba junto a mi oído.

-¿Cómo te fue anoche, mi amor? - Me preguntó.

-Bien, bien, pero creo que me hace falta dormir un poco - me giré para quedar frente a él - así que... me desconectaré por un par de horas.

Lentamente mi respiración fue bajando, dejé de sentir mi entorno y comencé a ver todo oscuro. Al parecer cumplí mi promesa, dormí quizá tres o cuatro horas.

Me levanté lentamente y no vi a Alaric junto a mí, salí de las cobijas y me senté al borde de la cama. Escuché cómo caía el agua, era obvio que Alaric se estaba bañando. Frente a mí había dejado el desayuno, aún seguía caliente. Unos minutos más tarde Alaric salió de ducharse, tan sólo con una toalla a la cintura. Siendo sincera, aún me ponía inquieta mirarlo así. Me vio, hice lo mismo, hasta que se acercó lo suficiente para lograr besar mi frente.

Mientras él se arreglaba y mientras yo desayunaba le platiqué sobre mi noche que había pasado con las chicas.

-¿Qué tal les fue ayer? - Preguntó mientras buscaba su ropa interior.

-Bien, Amy organizó todo, no quiso decirme la verdad sobre sus planes y pues eso hizo que fuera una sorpresa para mí - lo seguía mirando mientras se vestía - Y pues llegamos a casa de Wen, platicamos toda la noche, llevaron todo: bebidas, platos, cubiertos, dulces...Todo con forma de miembro - se volteó a mirarme.

-Jajaja, eso se supone que se hace en una despedida de soltera. ¡Deja de mirarme así!- dijo antes de quitarse la toalla de la cintura.

-¡Hey, déjame! - mordí mi labio - Bueno, regresando a lo de la fiesta, dejamos que todo surgiera como debería y pues ciertamente fue como una pequeña reunión.

-Me alegra que todo haya sido como lo esperabas -se acercó a mí y me besó - cuando termines creo que sería bueno que te ducharas.

-Ok, ahora me apresuro - se puso el pantalón negro entallado que tenía sobre la cama.

-Jajaja, ¿disfrutas verme?

-Claro, podría hacerlo todo el día.

Mi vida empieza y acaba contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora